historias

Letra minúscula

Quizás todas estas pequeñas historias como suelo llamarlas estén escritas con letra minúscula, no de una forma caprichosa o incorrecta, más bien se trata de relatos íntimos que de ninguna manera podrían comenzar con "mayúscula".
la palabra mayúscula no se bien el por qué " me da grande" y yo más bien, siento que cada día que paso estoy más cómodo siendo minúsculo, entonces vuelvo al principio...
como cuando no sabía que habían reglas ortográficas. Escribo con minúscula por que en el fondo sigo siendo pequeño a pesar de mis años. quizás por edad ya tendría que escribir todo con mayúscula? sólo quizás ...
las pausas cuando las hay, están donde pueden estar, los puntos casi siempre me los ponen otros y la verdad: "no podría escribir sin faltas, pues estoy repleto de ellas."
las faltas ortográfica se parecen mucho a las personas, todos tenemos algo que corregir aunque creamos en el fondo que lo que acabamos de escribir está bien.
lo repasamos con la mirada y no encontramos error alguno creyendo por un instante que lo que hicimos es lo correcto.
recuerdo a mis maestras corrigiéndome todo el tiempo y hoy un poco más grande se repite la acción de una forma casi idéntica : ahí, ( que me indica un lugar) ¡ay! ( de dolor ) hay ( del verbo haber ) me parecen distintas personas que se mezclan en mis pensamientos confundiéndomelo todo.
los que me conocen, siempre pero siempre me dicen como pudiste escribir : "ahí" sin acento, los miro casi con desprecio para luego contestarles: que yo sepa "ahí" no es extranjero, entonces tendría
que sonar como yo lo escribí, sólo yo se que quiero contar, entonces me dejo llevar por mis dedos llenos de ignorancias pero repletos de historias pequeñas...
como las personas : que te corrigen todo el tiempo pensando que de esa manera serás MAYÚSCULO.

separador

El otro lado

Esta es la historia de dos chicos que nunca se vieron y viven a un océano de distancia.
Uno, el de acá, un poco más grande de edad.
El otro el de allá, es un poco más chico pero comparten sin saberlo casi los mismos sueños, juegan sin saber a cosas parecidas, no se vieron pero se imaginan, hacen cosas casi Idénticas pero no saben bien por que las hacen.
Se espían a través del horizonte mientras miran el mar preguntándose donde terminará.
Los dos ya estuvieron del otro lado.
El más grande estuvo en su tierra y no logro ubicarlo, pues no lo conocía, al más pequeño le ocurrió exactamente lo mismo pero del otro lado, todo esto sería simple coincidencia sí no hubiesen pasado tantos años...
Un hecho fortuito aquel verano cambio sus vidas para siempre, todo ocurrió en una simple parada de colectivo, casi sin querer como suelen ocurrir estas cosas, el destino tenía preparada una sorpresa pues volvió a hacerlos jugar juntos de nuevo, ahora eran adultos, y estaban en un lado,
pero ellos siguen soñando con nostalgia cuando jugaban sin conocerse, deseando volver el tiempo atrás para poder juntarse antes logrando así que el tiempo se detuviera.
Hoy cada uno volvió a estar en su lado pero inconscientemente extrañan el otro, sin que eso tenga solución.
Es un sentimiento de exilio permanente, un castigo de los dioses, que los obligan permanentemente a extrañar el lado opuesto al que se encuentran.
Es raro el destino de los sueños, a veces parecen casi imposibles, será que uno no comprende el mecanismos de estos?
Aunque pensándolo bien cada tanto nos sorprende con amigos que imaginábamos.
Esto que cuento es para vos y sólo vos, sabes quién sos.

separador

Siembras en mi almohada

Hoy mi pensamiento navega por mí cuerpo buscando un puerto en donde poder re abastecerse.
Recuerdos olvidados parecieran ser su alimento, cuando por fin estos logran recalar en alguno, suelen quedarse un tiempo prolongado, como sí estuvieran reposando después de tanta búsqueda por mares tumultuosos, qué hacían presagiar un naufragio inminente.
De repente sin aviso alguno, uno de tantos llega a mi cama haciéndome más placentero mi viaje.
Abro los ojos y la marea ha dejado una estela de saliva en mí almohada le doy vuelta como quién pasa la hoja de una historia ya leída y me sumerjo nuevamente en ella.
Ése lugar al que voy, es llamado por mí : El MAR DEL OLVIDO.
Después de un tiempo de estar en él, las olas me arrojan a un lugar conocido.
Reconozco enseguida esas calles empedradas que me guían hasta una casa, qué resulta ser siempre la de mi infancia.
Pasillos que antes eran interminables y se pasaban corriendo hoy son un simple par de pasos, las persianas de madera ya no son un estorbo.
Al abrir aquella puerta qué antes parecía gigante, encuentro qué todo hoy parece mucho más pequeño, la pileta del patio que era algo inalcanzable para mí, solo es una pileta más , ya no tengo que tratar de estirarme para girar la canilla.
Trato de saltear las baldosas amarillas para caer en las negras como antes lo hacía, pero ya no es lo mismo...
Mis piernas quizás crecieron demasiado, igual qué yo.
No se escuchan murmullos de pájaros conversando, ni saltos de perros cariñosos.
Logro divisar las sombras pero no puedo oír sus voces,
es entonces cuando abro los ojos y me encuentro con un cielo raso.
Me esfuerzo para sembrar en mi almohada nuevos sueños, pero no lo logro.
Ahora me encuentro agotado por el viaje hecho sin moverme de la cama, trato nuevamente de encontrar esos sonidos pero no están, me levanto y busco en una fotografía la imagen de esas sombras que creí ver en mi viaje.
Están igual no han crecido, pero no logro recordar sus voces.
Es extraña la memoria uno puede recordar casi todo, pero no logra retener una simple voz.

separador

Promesa

Voy a estarme quietecita sentada junto a la pared, como una nena buena, la promesa incumplida, el regalo pedido, la desilusión de no tenerlo.
Pateo la puerta de madera vieja de casa, mis ojos están llenos de lágrimas y rabia por lo que no tengo, pedacitos de mi corazón quedaron tirados por el suelo, con bronca guardo uno, voy a dejarlo dentro dentro de su zapato, el qué yo misma lustré con pomada negra, para que lo recuerde cuando camine.
Me voy enojada arrastrando los pies, las lágrimas caen despedidas como si mis ojos ya no tuvieran lugar donde guardarlas.
Pegadita a la pared voy lentamente rozando con mis dedos todo lo que encuentro, hasta llegar nuevamente ahí, justo donde quería llegar detenerme nuevamente en esa vidriera mirando lo que sigue esperándome, la lluvia cae mojándolo todo, es tarde y no quiero volver.
Regresé a casa, trate de recordar la ruta trazada por mi dedo y pude llegar.
Quizás más tarde tenga que esconderme, seguramente otra ves terminare llorando, después de todo podría ser que algún otro día se cumpla mí deseo.
Y eso que tanto quiero pase a visitarme.

separador

Me sobran los jueves.

Otro año qué pasó, como si se tratara de un almanaque antiguo clavado en una pared de alguna dependencia pública olvidada, cada persona qué pasó cerca me arranco un día sin siquiera darme cuenta, a final de año me encuentro delgado de tantos tirones por días arrancados quién sabe por quién, el cansancio de estar colgado, casi olvidado, detrás de una puerta que solo se abre para averiguar qué fecha es, o cuando cobramos?
La única esperanza que me queda es el deseo de un año nuevo, con menos rojos en los números y menos círculos en fechas para recordar, el sueño de que alguna vez venga sin los jueves que muchos no entenderán.
Para que son los jueves? me pregunto insistentemente.
No creo que nadie tenga respuestas para esta pregunta tan sencilla, seguramente dirán: es un día como cualquier otro de la semana, no veo la diferencia.
Ahí radica mi problema!
De tanto estar colgado detrás de una puerta esperando que me arranquen un pedazo de vida, me di cuenta que me sobran los jueves, trato de esforzarme y pensar que hice el jueves anterior y el resultado siempre es el mismo: no lo recuerdo.
Para muchos esto será una tontería, pero a mí me tiene preocupado es un lugar que no conozco, no recuerdo haber estado en un jueves.
Si alguien lee esto y sabe que hacer al respecto le agradecería mucho su conocimiento, estaría casi dispuesto a compartir un jueves, para saber de que se trata.

separador

Secreto.

Estoy recostado tratando de recobrar alguna energía, releyendo algunas historias que yo le llamo chiquitas por el sólo hecho de haberlas escrito.
De la nada y sin que nada raro ocurriera, veo a Lucía escondida tras una puerta tratando de agarrar algo que evidentemente no logra alcanzar, su mirada y sus gestos lo dicen sin necesidad de hablar, cuando me acerco ella sale corriendo y saltando nuevamente tratando de atrapar algo que evidentemente yo no veo...
Vuelvo a recostarme y la historia vuelve a repetirse, cada vez que yo me muevo ella corre y salta en busca de algo que no sé qué es.
Rendida viene hacia mí con una pregunta: por que cuando vos estás acostado siempre aparece esa luz que se mueve?
No tengo respuesta pues no entiendo bien que quiere decirme. No le contesto, entonces baja de la cama y se va.
Me quedo mirando el techo en mi habitación pensando que quiere decir, cuando de pronto veo en la pared un reflejo de luz frente a mí, fue entonces que entendí todo.
Llame a Lucía pero está no aparecía, seguro estará enojada me dije.
Me levanté y fui a buscarla, estaba sentada en un rincón charlando con su muñeca, contándole lo de la luz que corre y salta.
Me acerco, la abrazo a traición cosa qué le molesta, me aparta con su muñeca y se tapa la boca señal inequívoca de que ahora es muda.
La aúpo y acerco a la ventana, extiendo mi brazo hacia el reflejo del sol y giro mi mano, el reloj hace el resto contra la pared, una luz pequeña aparece de repente moviéndose al compás de mi muñeca. Cuando doy vuelta mi cara para ver la de ella veo que ya no tiene tapada su boca.
Ahora vendrán las preguntas...
Acerco mi mano a mi boca tapándola, bajo a Lucía al piso y vuelvo a recostarme, ahora tengo en mi mano algo que para ella es mágico...

separador

La puerta.

Duermo plácidamente entre almohadas que me abrazan.
Camino entre sueños por pasillos largos con mis piernas cortas. Paredes altas divididas en la mitad, llenas de pequeños cristalitos verdes prolijamente colocados que al rozarlos te lastiman las yemas de los dedos y que están ahí desde siempre, encuentro puertas gigantes que mis brazos pequeños y flacos apenas llegan a la altura de una manija dura, que mis dedos sólo saben colgarse para tratar de abrirlas.
De repente de la nada aparecen imágenes de aparadores
vacíos qué en otros tiempos estuvieron llenos y hoy son simples recuerdos que sólo traen nostalgias de aromas que ya no volverán, macetas que hasta ayer parecían gigantes hoy son casi insignificantes al verlas en alguna que otra casa perdida, preguntándome "¿serán estas las que habitaban aquella casa?"
Añoro pisar esas hojas secas que crujían mientras las aplastaba con mi andar lento rumbo al colegio algún que otro día de otoño. Las distancias que antes me parecían eternas hoy son un simple par de pasos. El tiempo se fue sin siquiera yo saber donde, hoy mi mente trata de ubicarlo para así poder recuperarlo. Mientras tanto voy bebiéndome todo el aire que puedo para calmar mi sed al caminar, sabiendo de antemano que es imposible calmarla.
Un olor, un sabor, un ruido, un objeto, cualquiera es imprescindible para continuar esa búsqueda de aquel chico que alguna vez fui.
Hubo días que creí encontrar pistas de este misterio, para algunos quizás sea raro o demasiado tarde, tal vez sea así...
Pero la búsqueda debe de continuar, sin brújulas, estrellas o carteles que me guíen, ya que nunca supe interpretarlos bien, sólo puedo agregar que en algún lugar está esa otra puerta.
"LO SE " lo presiento, ahora que ya no soy un niño y que puedo abrirlas sin tanto esfuerzo...

separador

La Mujer Zapallito.

El relato que leerán, no es más que la leyenda de la Mujer Zapallito, un ser casi despiadado que a partir de cierta hora, se convertía en un monstruo capaz de abrirle la boca a un cocodrilo dormido.
Alrededor del mediodía esta mujer, casi siempre cambiaba su personalidad: todo comenzaba cuando descolgaba mi capa que ella siempre dejaba detrás de la puerta de la cocina todos los santos días incluido los domingos, para luego usarla del lado equivocado.
Explico: yo solía ponerme la capa en la espalda para poder volar o luchar como los romanos de las películas que daban los sábados en televisión, ella en cambio lo usaba por delante para no ensuciarse el vestido y le llamaba delantal ( acá vale aclarar que había días que decía esto: que estuviste haciendo en el colegio que esta todo el delantal sucio? )
Mientras tanto yo me preguntaba: delantal, capa, guardapolvo?demasiados nombres qué solo me suman mas confusión.
Como es que tiene solo un guante gigante para abrir un horno?
Quién es realmente esta mujer?
Por que quiere que coma todo el tiempo?
El día empezaba viéndola lavar unas especies de bolas verde llamada zapallitos, que cuando hacían contacto con el agua hirviendo, comenzaban a largar un olor inconfundible: el olor a la penitencia.
Todo se desarrollaba de una forma tranquila, ayudar a poner la mesa, poner las benditas servilletas, traer el vino, la soda y dentro de lo posible tratar de escaparme.
Luego de tratar, me encontraba frente a frente con la villana de está historia que empezaba a torturarme, primero: por medio del habla: come!! repetía insistentemente, no te levantas de ahí hasta que no te comas todo.
Nunca entendí bien que significaba la palabra "todo" en boca de ella.
Ante eso que no llegaba a comprender usaba mi inquebrantable voluntad de súper héroe, resistía todas las torturas imaginadas paso a describir: palmadas el las piernas, tirón de orejas, correctivo en la nuca y la peor de todas: apretada de cara para abrir mi boca.
Luego de esto venia la cuchara repleta de una sustancia medio amarillenta que debilitaba mi resistencia como si se tratase de KRYPTONITA!!!
La Mujer Zapallito era mi debilidad, nunca pude vencerla. Fueron pasando los años y esas cosas verdes siguieron causándome problemas. Ya de más grande empezaron a volver rellenas de carne picada y una especie de salsa ¿blanca?
-Desde cuando una salsa es blanca grite!!
La respuesta se preguntarán: otro triunfo de la mujer Z, pues me venció poniéndomelos de sombrero.
Hoy ya mucho más grande recuerdo con nostalgia a esa súper mujer, pues me quedé sin rival. Cuando paso por alguna verdulería y veo como siguen existiendo esas bolas verdes solo me queda pensar que la vida es injusta, como pudieron sobrevivir estás bolas horribles y mi madre no?
La debilidad de la Mujer Zapallito resulto ser una palabra que descubrí ahora que ya no está: "Bebe" (ese era el nombre con que ella se refería a mi padre).
A él le agradaba comer esas cosas raras verdes.
Mi debilidad se preguntarán?
Creo qué es que extraño esos tiempos pasados.
Si tengo enemigos?
Por supuesto que sí, son de color verde y tienen una forma medio rara...

separador

Niebla

Estabas caminando sólo como casi siempre, no recuerdo verte acompañado.Muchas veces te sueño y me pregunto que más pude haber hecho para que no te sintieras tan solo.
Te veo caminando entre la niebla sobre calles húmedas interminables y me pregunto una y mil veces por qué vos?
Me gusta imaginar que estarás buscando ese alguien que te acompañe en tu camino infinito.
Te extraño y me sale raro escribirlo pareciera que vas aparecer en cualquier momento, cada día, cada hora, cada minuto que pasa y veo alguien con la cabeza rapada irremediablemente miro para ver si sos vos, es como si tuviese un tic.
Deseo verte, no manejo los tiempos pero sé que nos vamos a ver y cuando eso ocurra te prometo que no voy a retarte, solo espero pegarte un abrazo y darte un beso...
El tiempo, la edad, quizás la vida nos fue corriendo de un lugar donde compartíamos risas, tristezas y otras tantas cosas.
El tiempo pasa demasiado rápido para poder darnos cuenta de todo lo que perdemos.
Quizás nos perdimos, pero prometo buscarte y bien sabes que lo que prometo lo cumplo.
Te mando un beso y te quiero mucho hermano, lamento mucho no haberte lo dicho este último tiempo, pero estaba enojado...
Casi siempre lo estoy y no sé bien el por qué ...
P/d : Pensándolo bien sé por qué, la vida suele ser bastante injusta con los buenos, cada vez que nos equivocamos pagamos las deudas que dejan los hijos de puta disfrazados de MUY BUENOS...

separador

Viviendo en el extranjero

Viviendo en el extranjero de nuestro mismísimo cuerpo,
llegando tarde cuando debí hacerlo temprano y demasiado pronto cuando lo aconsejable era llegar en punto. 
Así transcurrían mis días, lleno de desencuentros, como una pequeña máquina repleta de engranajes que no encajan y traban mis movimientos, deteniendo o apresurando un ir y venir siempre a destiempo.
Así fue mi vida, llena de besos no dados, de abrazos imaginarios de conversaciones sin palabras, de vacíos inmensos.
Otras veces fui tan rápido que no me di cuenta qué pasó.
Estoy aquí viendo la vida pasar como sí fuera un simple espectador de una historia a la que no fui invitado, sentado haciéndome preguntas, sabiendo de antemano que no tengo las respuestas, perdido en un mar de sueños inconclusos.
El reloj biológico acelera mi espera, la humedad de mis huesos lo atestiguan y lo hacen notar.
Esa foto que miraba aquel día tenía el olor característico de comida de madre, mantel prolijamente almidonado, el plato perfectamente alineado, el pan cortado en rodajas en una pequeña canasta de mimbre hacia presagiar que había logrado detener el tiempo...
Sin embargo algo nuevamente no encajaba, sitios que permanecían vacíos, se respetaban por el solo hecho de haberles pertenecido a alguien que hoy no está, cuidaba de no llevarme por delante sus sombras imaginarias por miedo a molestar.
Cada cosa, por más insignificante que sea me lleva irremediablemente a algún otro instante pasado sin siquiera poder darme cuenta el por qué.
Este sonido en forma de queja que viene al levantarme de esta silla desvencijada por el paso del tiempo, me hace parecer un intrusos en mi propia casa.
Ella estaba ahí encerrada tras una campana de vidrio que la separaba del mundo real, murmurando frases imaginadas a medio terminar, hablando sin decir... 
Sola, como suele estar el olvidado...
Observando con la mirada perdida del que nada sabe, con la necesidad del necesitado, como quien busca respuestas en las preguntas...
Así transcurrían sus días, hasta ese preciso momento...
El encuentro no fue casual, vivía pensándola mucho antes de que ella estuviera ahí, como si el destino estuviera encaprichado en que nos cruzáramos y esto fue lo que ocurrió...
Nunca nadie antes hubiese pensado en un amor tan desigual
tan distintos como pueden ser, el agua y el aire, pero tan dependientes el uno del otro; así fue este amor, lleno de respuestas sin preguntas, de conversaciones silenciosas, de besos no devueltos, de caricias de uno solo...
Cuando la encontré enseguida supe que seríamos inseparables, guardaba bajo mi almohada las huellas de todas sus miradas, para luego en mis momentos de soledad recordarlas una tras otras en sueños interminables...
Qué raro no... esperar que venga la noche para poder ver lo que el día me había regalado, así éramos, así somos...
Muchos dirán que es imposible, otros tantos que estoy loco, la realidad dirá que apreté su mano el día que necesite apretarla, el solo hecho de hacerlo, descomprimió mis miedos.
Dicen que estoy grande para dormir con ella, me observan como si fuese un espécimen de laboratorio, alguien al que hay que vigilar por las dudas, no sea cosa que un día quede atrapado dentro de una de esas campanas de vidrio y me separe del mundo real.


separador

Estado ausente.

Lucía es una nena especial no me voy a cansar de repetirlo, esto va mucho más allá de su forma de caminar tan particular que no puedo corregir, ni de sus tan temidas preguntas, es especial por la forma de detectar mi estado de ánimo sin que yo mismo me de cuenta cual es.
Suele sentarse cerca mío, en silencio, respetando casi sin saber si estoy ahí o no. De reojo la miro con ternura tratando de imaginar que pasara por su cabecita, la veo tratando de escribir algo que todavía no sabe, pero lo intenta por intermedio de garabatos en su cuaderno de secretos, de pronto algo llama mi curiosidad y logra sacarme de mi encierro, entonces viene mi pregunta:
- Que escribís Lucía?
- Nada- dice casi enojada
- No sé las letras todavía, son dibujitos.
Vuelvo a la carga y digo: cuéntame entonces que dibujas?
- Te dibujo a vos- contesta casi enojada, mientras tanto gira su cuaderno mostrándome algo inentendible.
- Ese soy yo?
- Si claro! mueve su hombro en señal de como no me había dado cuenta antes.
Cuando vuelvo a mirar, sólo veo un círculo en el papel a medio terminar :
- Esa es mi cabeza o mi cara?
Me mira, muerde su labio inferior como si estuviera enfadada y dice:
- Esa es tu cara no te diste cuenta!
Me quedo por un instante mirando ese círculo vacío sin terminar, pensando si todos los que me rodean me verán de esa manera.
Creo que es hora de completar mi círculo, no debería demorarlo más, así sabrían cuál es mi verdadera cara.
Me acerco a Lucía y su muñeca, agarro su cuaderno y con lápiz negro completo mi círculo con una sonrisa dibujada, al final le escribo una letra: la "A"
Me vuelve a mirar atentamente mientras se recuesta en mi pierna, me da su muñeca y pregunta:
- Que es eso?
- Una letra respondo.
- Para que sirve?
- Me quedé pensando nuevamente y respondí:
- Sirve para escribir lo que uno aveces no se anima a hablar.
- Que raro respondió, una letra que habla...

separador

De donde vienen las lágrimas.

Caminando por ahí olvidando el pasado recordé una charla con Lucia en la cual ella me preguntaba de dónde venían las lágrimas, lo cuál me sorprendió.
Estaba sentada mirando una foto ahí en su rincón, dónde siempre va cuándo tiene preguntas.
De dónde vienen las lágrimas? soltó...
Mi respuesta fue simple, salen de los ojos cuándo uno está triste, hay veces que suelen escaparse y por eso se caen.
Me miró cómo cada vez qué no queda satisfecha con una respuesta y volvió a preguntar, y por qué son saladas?
Ante mi asombro a la nueva pregunta le conté una historia cortita de ésas que a ella tanto le gustan, son saladas como lo es el agua de mar, que cuándo está triste lo hace en forma de olas celestes, cómo tus ojos...
Y dónde van? preguntó...
Al océano...
Qué es un océano?
La mire' con ternura y le dije, es el lugar donde se juntan todos los mares.
Se quedó pensando por un instante y luego soltó: un ya sé!
Entonces los mares se juntan cuándo están tristes... Deben de estar llenos de lágrimas y fotos, es por eso que uno se ahoga cuándo no puede parar de llorar.
Mientras tanto me pedía que la hamacara;
hasta que dé repente me dice:
Alguna vez vos fuiste un océano?
Fue en ése precisó momento que no pude contener una lágrima respondí no, no se puede ser un océano...
Hay días que cuándo miro fotos como lo estás haciendo vos me gustaría volverme mar.
Me miró a los ojos, se limpió la nariz con la manga del vestido gris y me dijo "Entonces también hay mares verdes"
No supe qué contestarle, limpié mi nariz con la manga de mí remera y me quedé pensando...
Cuándo me di cuenta la hamaca iba y venía...
Como pequeñas olas de mar repletas de cientos de fotos que se dirigían a un océano lleno de recuerdos.

separador

Un cuento invisible

Esta historia de la que quiero hablar, parece no querer existir, quizás no quiere narrar lo que habría que contar. Tal vez será porqué son sólo pequeñas mentiras, aunque podría tratarse de grandes verdades escritas por una persona que podría ser quién escribe o simplemente seas vos mismo, que en este preciso momento estás leyendo y casi sin darte cuenta sos cómplice de este relato que pareciera ser invisible. Como por arte de magia empieza a brotar de la mismísima nada, contando pequeñas verdades o grandes mentiras.
Todo ocurrió a fines de un otoño, me encontraba de paso en un lugar apartado de la costa, un pequeño hotel casi olvidado situado cerca de una playa donde sólo pueden oírse las olas del mar acercándose casi sin fuerzas a una orilla que siempre espera.
Después de caminar un rato me dirigí a ella, apenas detuve mi andar el agua fría tomó contacto con mis pies, estos se fueron hundiendo lentamente tratando de evitarlo no se bien por qué.
La mirada ausente espiaba el horizonte buscando quien sabe que cosa.
Los pensamientos iban y venían, casi al mismo ritmo que las olas tocaban mis piernas, la soledad acompaña sin saberlo, se encontraba ahí instalada al lado mío haciéndome compañía en silencio, como suele hacerlo siempre.
De la nada todo se rompió en una milésima de segundo cuando algo me golpeó, despertándome de mi ausencia, primero fue un cosquilleó que se deslizo por mi pie, una pequeña ola había arrojado algo sobre él, me agaché rápidamente tratando de saber qué era, cuando pude agarrarlo me di cuenta que se trataba de un pequeño cordon con un dije en forma de botella que se había enredado entre mis piernas, me apuré en tomarlo antes que las mismas olas que lo habían arrojaron volvieran por el reclamándose dueñas de este "mi nuevo tesoro".
Miré alrededor buscando un dueño/a de lo que el mar acababa de ofrecerme.
- De quién será? me pregunté.
No hay respuestas...
Volví caminando lleno de preguntas: de quién habrá sido este cordón? que significará este pequeño dije?
Al llegar al hotel, después de pasar por una conserjería casi vacía retiré la llave de mi habitación y me dirigí a ella, cuando de pronto una pequeña mano interrumpió mi viaje rosándome suavemente la espalda, cuando giré a mirar, una nena de rostro pálido acerco su mano hacia mi en señal de que algo suyo poseía, sin tiempo a pensar puse en su mano el cordón con el extraño dije, no atiné a preguntarle nada, desapareció corriendo, tan rápido como había aparecido.
Esa noche me costó dormir, sentí una sensación rara de compañía, de alivio, después de mucho tiempo sentí que no estaba sólo...
A la mañana siguiente cuando desperté, había junto a mi almohada un pequeña chapita de coca cola, es el día de hoy que me pregunto como llego ahí...
La tomé, apreté mi mano y me dirigí nuevamente a observar el comportamiento de las olas, la quietud de estas me llamó la atención, una inmensa calma reinaba en el lugar, una brisa repentina distrajo mi atención, fue ahí que la vi.
Una niña pálida jugaba inocentemente sentada a mi costado con la arena, mientras las olas cansadas acariciaban sus pies.
Como llego ahí sin que me diera cuenta, estará sola?
En ese preciso momento levantó su mirada, corrió su pelo hacia un costado dejándome ver un cordón en su cuello blanco.
Estire mi mano como para acariciar su cabeza y una pequeña sonrisa se dibujó en su pálido rostro, se incorporó sin esfuerzo alguno alejándose hasta desaparecer corriendo, sin darme tiempo a nada.
En su lugar solo quedó la huella de donde ella jugaba y una pequeña chapita de Coca Cola que el mar quiso quedarse sin que yo pudiera evitarlo.

separador

La maldicion del 225

Todavía retengo en mi memoria la foto de aquel instante, el frente de la casa recién pintada con pintura a la cal, que luego fue ensuciada por otras pintadas de noche según mi padre, casi siempre políticas. Me recuerdo con mi camiseta de RIVER pateando la pelota de cuero blanca con gajos rojos gastados de tanto pegarle a la pared, pelota que había sido regalada seguramente para Navidad con el consabido consejo de "tienen que cuidarla" dicho a mi hermano mayor y trasmitido luego por el a mí, seguramente en otros términos.
Solíamos jugar a veces en la vereda, aunque era peligroso pues para ese entonces existía el peligro del "225", del "233" y también del "404" pero el peligro real era el famoso y tan temido asesino de pelotas de todo tipo llamado "225". Un colectivo color blanco con pequeñas líneas negras que lo hacían parecer un verdadero ladrón de cualquier juego que uno intentara con una pelota, solía pasar y ensañarse con estas, por más que uno gritara y gritara: pare! pare!
La pelota mientras tanto, desesperada trataba de esquivar todas sus ruedas, pero siempre había una que lograba su objetivo y zas! Las reventaba sin ningún tipo de contemplación y seguía su recorrido asesino, arruinando infancias de muchos chicos de la cuadra. Evidentemente algo diabólico tenían estos colectivos, pues me acuerdo que no sé por qué causa fueron reconvertidos de esta manera: el famoso "225" pasó a ser el 25, el "233" pasó a llamarse 133 y el "404" fue condenado a llamarse solamente 44, quizás fue justicia divina o una especie de condena agravada por asesinato de pelotas, una reivindicación hacia los chicos sufridos de todas las cuadras por donde pasaron estos asesinos.
Recuerdo el cadáver tirado ya sin vida de esa pelota recostada junto al cordón de la vereda, ir a buscarla era toda una ceremonia, cuando una la agarraba era como que no podía creer lo que un colectivo puede hacerle a una pelota.
( yo solía pensar que el término hecho pelota, venía por el "225") todavía faltaba lo peor : en general, todos saben que me gusta generalizar, los hermanos mayores suelen "siempre" echarle la culpa de todos los males a los más chicos, para mi desgracia en ese entonces yo era el más chico de la casa, por consiguiente todo lo que se rompiera se volcara o simplemente no se encontrara, siempre era culpa mía.
Después de describir la situación y la reprimenda de mi hermano que decía: no sabes pegarle derecho! entrábamos a la casa en el mayor de los silencios.
Pero... siempre hubo un pero en mi vida aparecía mi "mamá " gritando: NO HAY MÁS PELOTA PARA NADIE! No puede ser que no les dure nada!
Mi hermano se la agarraba conmigo y no con el "225". Yo corría rumbo a los brazos salvadores de la abuela Lucía o de mi tía Rosa. Lo que nadie entendió nunca era que pegarle derecho para mi significaba romperme los dedos de los pies pues para ese entonces la pelota para mi pesaba más que yo, mis zapatillas no me ofrecían mucha defensa que digamos y lo mío siempre fue gambetear.
Hoy ya mucho más grande a veces sigo escuchando esto : "sabes que jugador serías si le pegarás más al arco?" A lo cual siempre respondo lo mismo : "si yo hubiera hecho eso en mi vida que vos decís, no estaría acá jugando con vos?
ES POR ESO QUE SOY DISTINTO no me importa donde pude llegar. ESTOY ACÁ y voy a seguir gambeteando todo lo que la vida me ponga delante...

separador

Países no descubiertos.

Camino inseguro sobre el cordón de la vereda con miedo a resbalar, no doy más de dos o tres pasos, esto último ya es un número más que suficiente para andar sobre él, tratando de no caer por falta de equilibrio.
Cada día que pasa inconscientemente repito ese ritual sin que nadie se de cuenta de ello.
Antes, mucho antes, solía recorrerlo de una forma continua sin dudar. Por un instante el tiempo se congela y me veo corriendo sobre él, jugando a hacer equilibrio sin pensar por un solo instante que cabía la posibilidad de caer al agua putrefacta de la bendita zanja.
Ahora qué pasó ya tanto tiempo me detengo a recordar mi desesperación en los días de lluvia, por obtener una simple hoja de papel, preferentemente de cuaderno o alguna carpeta ajena o en todo caso de alguna revista sin un dueño, de esas que a un chico de esa edad no le interesan, nunca las hojas de un diario, pues estas siempre fueron inútiles para mis investigaciones.
Después de tanto tiempo necesito dar una explicación ante aquel embrollo de las hojas de papel de mi infancia: En ese entonces yo solía jugar casi siempre sobre el cordón de la vereda, era algo que me atraía, ver correr el agua después de alguna tormenta, me han costado algunas palizas injustas, por haber desobedecido una orden de no salir a la calle, pero el deseo siempre fue más fuerte que yo, entonces era preferible arriesgarse, a quedarme dentro a pesar de las posibles represalias .
Esto siempre consistía en una nueva aventura.
El papel de diario no servía para construir barcos, apenas uno lo acercaba a la zanja este solía enseguida empaparse de tal manera que se hundía rápidamente sin dar mucho tiempo a mis expediciones, en cambio las hojas de carpeta eran excelentes para la navegación, sólo existía un problema: "Mis hermanos". Estos siempre tenían una reserva de ese material que yo necesitaba, sólo restaba pedir una.
El problema era que nunca era el día indicado, pues cuando se dignaban a darme alguna después de rogar como dos horas y pelear casi tres, nunca llovía y yo necesitaba que eso ocurriera todo en el mismo momento: tenían que coincidir lluvia y hoja. Era imprescindible para mi aventura, lo único que me quedaba por hacer era convertirme en un inocente ladrón de hojas.
El robo tenía que estar perfectamente planificado pues se trataba de mis hermanos mayores, y estos eran mucho más violentos que los mismísimos grandes.
Tenía que ser preferentemente cuando dejaban los útiles del colegio sin guardar, aprovechar ese momento de desconcierto, cuando mi mamá empezara a gritar por no encontrarlos, ella siempre quería que dejaran todo en su lugar.
Para la desdicha de esta mujer, ninguno de nosotros sabíamos cuál era ese bendito lugar que ella tanto nombraba.
Para ese entonces mis hermanos ya habían huido quién sabe dónde.
Es ahí donde yo tenía que aparecer inocentemente y decir estas palabras mágicas: Mamá, necesitas que te ayude?
Generalmente esto no ocurría muy seguidamente, lo cual despertaba la sospecha de ella.
Es en ese preciso momento donde uno tenía que empezar a recoger las cosas que los otros habían dejado desparramadas por ahí rápidamente.
Diciéndole: deja mamá, yo se los guardo en su lugar!
La mirada desconfiada de mi madre, hacia presagiar que ya supiera de mi intención antes de que ocurriera el hecho, ese momento era el de mayor vacilación. Ahí uno tiene que levantar un poco los hombros en señal de colaboración, casi de pena por todo el trabajo que le dan sus otros hijos, no mostrar ningún interés de por medio, "ese" es el momento indicado para ser un buen hijo.
Si lograba sortear todo esto sería el robo perfecto!
Ahora que ya tenía mis dos hojas de carpeta para mis futuros barcos, sólo restaba que lloviera y aprender a doblar las hojas, pues siempre se me olvida doblar una parte y mi barco terminaba no apareciendo.
Después de mil intentos fallidos y ver que estaba empezando a llover sólo me quedaba el último recurso: recurrir a mi hermano para que lo arme.
Tras una larga búsqueda por toda la casa lograba encontrarlo para darle mis dos hojas, cuando las veía empezaba a castigarme insistentemente con toda clase de tomas y golpes aprendidos por televisión hacia mi insignificante cuerpito, sin poder recurrir a nadie que me salvara.
Lograba explicarle que las hojas eran de mi hermana,
(cosa que era mentira) todo esto bajo tortura y el juramento de no repetirlo nunca más, mientras una mano en la espalda cruzaba mis dedos sin que el se diera cuenta.
Ahora tenía dos barcos, solo restaba encontrar una rama de algún árbol para ayudarme por sí mi barco chocaba contra algo.
Me acercaba apurado a la esquina más cercana a mi puerta en plena tormenta, me agachaba un poco, sólo lo suficiente para apoyar mi barco cerca del cordón e ir corriendo junto a él hasta la otra esquina, donde siempre se los tragaba la boca gigante, la que los lleva a países que nunca fueron descubiertos.
Es el día de hoy que me pregunto: dónde estarán todos esos barcos que mandé a navegar?

separador

Árboles de dos colores.

Nací en un barrio de casas bajas pegadas unas a otras con vecinos que ya estaban cuando yo vine a este mundo.
De árboles pintados hasta la mitad con pintura blanca que me decían que era por las hormigas, de heladeros que pasaban en bicicleta, con gritos casi del más allá llamándome sin siquiera saber mi nombre, haciéndome dejar todo juego por más interesante que fuera para salir corriendo a agarrarme del baton de la abuela, rogando una simple moneda para acallar ese grito sagrado que decía: ¡HELADERO! HAY PALITO CASATA BOMBÓN HELADO...
La cabeza metida en la caja de telgopor, sin saber bien cual elegir, quedarme siempre con el mismo: "uno de vainilla bañado en chocolate", no sé bien por qué estos siempre se desarmaban justo a la mitad con el consiguiente resultado: parte del chocolate irremediablemente iba a parar al piso. ¡Deja que te lo arreglo yo!gritaba mi hermano, emparejándomelo. El llanto posterior al notar el faltante, el ir corriendo a contárselo a alguien para que se haga justicia y recibir esta respuesta: "si no lo comes rápido siempre se te va a caer"
Con el tiempo descubrí:
Que los helados tienen que ser de agua, son más duros no se desarman tanto.
Que los árboles se pintaban hasta la mitad con pintura blanca a la cal y que el motivo se llamaba "poliomielitis"
La inexistencia de los reyes (que también resultó un golpe duro, pues me resistía a creer que no fuese verdad)
Mi teoría era: si no existen, como están en el pesebre? y por qué entonces, Si existe el niño Jesús?
La cabeza de los mayores moviéndose en forma de no y más mentira piadosas que los grandes usaban en contra de mis ilusiones.
El tiempo fue pasando, las mentiras siguieron dejándome a la deriva, tratando siempre de descifrar quien decía toda la verdad.
Resultado? Nadie! Así de sencillo...
Entonces aprendí a convivir de esa manera y el resultado es esto que soy hoy, alguien lleno de dudas que siempre se pregunta lo mismo:
Me lo estarán diciendo de verdad?
Lo cuál resulta un interrogante permanente.
Cuanto estaría dispuesto a dar uno para volver a esos tiempos de árboles de dos colores...

separador

El tren de las verdades.

Jugando inocentemente como quien juega con su vida, paseo por ella sin detenerme un segundo a pensar que será de mi.
Qué ocurriría sí todo esto que está pasando, fuera tan sólo un mal sueño?
Despierto cada mañana cansado de estar cansado, agradecido de haberme despertado y con la sensación que produce tratar de levantar un acolchado que pesa más de mil kilos de recuerdos, cuando logro sacudirlos, siento por un instante un alivio momentáneo, un respiro profundo, los pies sobre un piso helado me trasladan a la realidad del nuevo día, lleno de sueños, repleto de ideas nuevas o tal vez viejas pero caídas de lo que antes me abrigaba.
Lo primero que vino ese día a mi memoria fue un juego que practicaba cuando era chico en el colegio, un especie de tren repleto de nenes y nenas que tenía que pasar indefectiblemente por un túnel hecho por pequeños brazos que obligaba a detener la marcha, cuando alguno/a quedaba atrapado dentro de este, un coro de voces repetía palabras en forma de adivinanzas que decían: "pasara, pasara pero el último quedara" la forma de salir de este pequeño conjuro era responder alguna pregunta, casi siempre era una pregunta que escondía una verdad absoluta ...
Un ejemplo de este relato es esto: "es verdad que te gustaría darle un beso a..."
La mirada baja, la vergüenza admitía el hecho y esto generalmente tenía una consecuencia, los brazos se alzaban y el paso quedaba libre para poder seguir jugando.
Sin embargo ya no era lo mismo, uno había dejado en descubierto su secreto, ahora todos ya lo sabían...
Cuánta verdad, con tan poca experiencia!
Qué fue de mi inocencia?
Qué pasó para que empezara a mentirme?
Por qué será que uno pierde el tren de las verdades?

separador

Nunca me dejes.

Estoy leyendo sentado en el sillón del living, tratando de concentrarme en la historia de un personaje que surge como el viejo conocido de muchísimas aventuras que sólo son posibles en la fantasía del escritor y mi imaginación que lo cree posible, haciendo que me involucre en una aventura, intentando seguir por un instante el ritmo en que le van sucediendo las innumerables tragedias.
De la nada aparece Lucía, paradita agarrándome el pantalón, dándole pequeños tirones hacia todos los lados para que la ayude a subirse al sillón y así poder sentarse al lado mío.
Tiene en sus manos un pequeño cuaderno de secretos, trata de imitar todos mis movimientos, la miro y suelto una pequeña sonrisa moviendo la cabeza haciéndole saber que no lo podía creer, a lo cual ella respondió como siempre, estirando su pequeño brazo y alcanzándome su inseparable compañera Valentina en forma de agradecimiento, ahora sólo resta esperar la pregunta.
- Me queres? dijo de repente.
- Claro, conteste con toda naturalidad,
- Cómo no voy a quererte?
Ella preguntó:
- Cuánto ?
- Mucho, conteste.
Se quedó pensando por un instante y soltó:
- Cuánto es mucho?
Mucho es una pregunta difícil de responder me dije para mis adentros, en ese preciso momento vino a mi mente, otras tantas preguntas que ya me había realizado y le conteste:
- Te quiero como mil cielos tristes de dónde sale la lluvia , como diez mil mares repletos de lágrimas, esas que se van a océanos lejanos que hay por todas partes.
Me pidió su muñeca de repente, me abrazó y dijo:
- Nunca me dejes, si lo haces, mis ojos seguro se secarán de tantas olas, mis pensamientos harán rondas alrededor tuyo y mi corazoncito se hará aún más chiquito y solo quedará un pedacito roto tirado por ahí, entonces ya no podrás leer más.
Bajó del sillón, me pidió a Valentina y desapareció tan fácil como había aparecido.
No pude retomar el libro, me quedé sentado, vacío.
Haciéndome esta pregunta mil veces: Cuánto es mucho?

separador

El mar de tus labios.

Todavía recuerdo esa escalera, donde se filtraba la luz por aquel vidrio roto seguramente por algún pelotazo perdido, tu pollera escocesa tableada de colegio, tu camisa blanca y mi miedo al acercarme para pedirte un beso. Tu mano cálida atravesaba mi pecho deteniéndome solo por un instante. Las miradas recorrían nuestras caras como si quisieran fijar ese encuentro, ahí fuimos sin saber que hacer.
Tus labios temblorosos me atraían como si se tratara de un mar agitado, nuestras lenguas se ahogaban por un instante y hacíamos lo imposible para seguir sumergidos en ese momento, casi sin importarnos si era necesario respirar, así fue nuestro beso, casi sin saberlo estuve cerca de morir ahogado, hasta que decidiste salvarme retirándote suavemente de aquel mar, para invitarme a sentarme en aquel escalón de mármol viejo, acariciar mi pelo, y decirme cosas que nunca me habían dicho.
Muchos años pasaron, quizás demasiados...
Cada tanto vuelvo al mismo momento donde me atravesaste otra vez con tu mano cálida en el pecho, pero esta vez fue para alejarte, la misma escalera fría de mármol fue testigo de ese momento, la luz seguía filtrándose por aquel vidrio roto.
Para mí ya nada fue igual, algo mío se había roto, me alejé de mis amigos de la infancia, y quedé solo a la deriva en un mar desconocido por mi, solo me quedaba nadar, y nade hasta donde pude.
Si tuviese que contar un aprendizaje de mi vida, este sería un buen ejemplo, cuando uno se enamora por primera vez, no hay que alejarse de la costa sin saber nadar, pues al mar hay que tenerle respeto, nunca se sabe con certeza con que humor se levantará.

separador

Vida en suspenso.

Fueron pasando mis años, mis sueños y pesadillas, gentes buenas y malas, qué me quisieron y que no.
Desengaños, traiciones, enfermedades, tristezas, alegrías, días de sol y de lluvia, todo lo que un ser puede pasar.
Lo único que se mantuvo imperturbable a pesar del tiempo fueron mis tropas de soldaditos, comprados aquella primera vez con la mayor ilusión que un chico de esa edad pueda tener, con un viaje casi de aventuras para irme sin permiso a una juguetería de Primera Junta a elegirlos, con monedas juntadas con vueltos, de caramelos no comidos.
Observando mi mano escrita con birome cientos de veces, por miedo a perderme.
Ya al llegar, no poder creer ver tanta existencia de cajas.
Nunca mis ojos hubieran imaginado semejante espectáculo.
El no saber elegir, alemanes, romanos, franceses, griegos me llamaban a los gritos, y yo no sabía tomar decisiones sin arrepentirme.
Mirar aquella bolsita con esa caja cientos de veces en el viaje de vuelta caminando, el deseo de haberme decidido por otros que por vergüenza a la señora que me ayudó a contar las monedas no hice.
Recuerdo hoy todavía aquella pregunta:
- Estos son los que te gustan?
Agache la cabeza afirmativamente, quizás por timidez o por no saber que decir, en ese tiempo había aprendido que cuando uno no sabía, era mejor callarse.
Después vinieron mil preguntas:
- Por qué los viajes de vuelta siempre son más largo?
- Por qué es tan difícil elegir?
- Por qué...
Mi travesía derivo en el ejército de Robín Hood qué nada tenían que ver con mis aviones y tanques, una cajita de no más de veinticuatro soldaditos a pie y unos pocos a caballo, grandes como una moneda actual de un peso.
Los años fueron pasando y la vida continuo, con derrotas y algunas victorias, mis pequeños camaradas fueron acompañándome silenciosamente a lo largo de todo mi camino, muchas veces en el anonimato, otras tantas como único refugio para no tener que escuchar.
Mucha gente de esa época ya se había marchado al cielo, otras seguramente se habían perdido paseando por el famoso limbo, caminando por esos círculos infinitos entre el cielo y la tierra, que había descubierto en una ilustración del "Lo se todo", mi libro sagrado de consultas.
En cambio mis tropas con el paso del tiempo se fueron acrecentando, hoy después de tantos años, son miles esperando ordenes.
Cajas llenas de leales compañeros esperan por mí, por su general, solo necesitan una simple orden que les indique cual es la batalla final, la decisiva, la que todos en algún tiempo tendremos que dar.
"La madre de todas las batallas"
Yo su general les digo gracias, por estar siempre incondicionalmente a mi servicio, no retrocedan nunca, prohibido está rendirse, no den tregua, avancen con la frente en alto, estén orgullosos de sus bonitos uniformes de colores, yo estaré ahí, mirándolos como siempre lo he hecho, como siempre lo haré.

separador

Sentado con los pies cruzados.

Estoy sentado con los pies cruzados frente a una hoja en blanco que espera impaciente lo que mi mente va a dictar a mis dedos para que empiecen hablar, cuando estos empiezan a moverse con cierta torpeza automáticamente llega la historia que hoy voy contar.
Todo comienza en la calle Corrientes 1958 entre Belgrano y Moreno en la ciudad de Mar del Plata un departamento especial de mi infancia.
Cada tanto, mas allá de las vacaciones, en el invierno había que ir.
Recuerdo bien los viajes eran más cortos y tranquilos, viajábamos en micro por una compañía llamada La Costera Criolla o otra de nombre Micro Mar, casi siempre con mi tía Titi, y mi abuela Lucia.
Hoy sé bien por que motivo eran esos viajes, eran para pagar impuestos de los meses de otoño y de invierno.
En ese tiempo yo no sabia a que íbamos, lo que sí sabia era que todo era para mi solo y eso estaba bueno...
Apenas llegábamos a la terminal, tomábamos un taxi por pocas cuadras ya que el departamento estaba en el centro, en el viaje no existía la posibilidad de ver el mar, ya que el camino estaba rodeado de edificios, negocios y lugares para comer, nada que a mí me interesara por ese entonces.
Una vez que llegábamos, lo primero que veía era un negocio, la regaleria de al lado, ahí empezaba mi dilema, apenas ponía un pie en la vereda veía esa vidriera y zas!
Primer problema, miraba esos autitos marca BUBY paraditos sobre sus cajas amarillas, esperándome ahí, casi implorando para que yo los llevara jugar, ese ya era suficiente motivo, como para quitarme el sueño de esos pocos días.
Después de varios tirones para despegarme del vidrio, me encontraba con la entrada del edificio:
Ahí empezaba otra historia, otro olor, uno mucho mas lindo que el de todos los días, el pasillo del edificio recuerdo bien que tenía un especie de mural pintado a un costado de una larga pared, del otro lado todo era de madera oscura, que solo se iluminaba de noche gracias a unos círculos de bronze que había en el techo, al final del pasillo había una pequeña mesa en el fondo, con una tabla que se subía y bajaba. Hoy se que eso era una conserjería, con un teléfono negro colgado en la pared y cables colgando que iban en unos agujeros con números en una especie de caja, con el tiempo supe que se trataba de un conmutador donde uno podía recibir llamadas de Buenos Aires, y que el número era 43418. Cuadrados de madera se separaban unos de otros para poder acomodar sobres con cartas que generalmente contenían alguna postal de ahí, que luego alguien llevaría al correo.
Alguna vez me dejaron acomodarlas, poner cada sobre en algún cuadrado.
Una alfombra color bordó recorría aquel pasillo como si se tratase de un cine, dos ascensores con puerta de madera como si fueran de una casa y dentro de estos, una lona verde con agujeros que recubría todo el interior, con unos ganchos que giraban, para poder sacar la bendita lona. Si me preguntasen qué color estaba detrás de la lona, puedo decir con seguridad que era verde también.
Recién hoy me doy cuenta que era para preservarlo de las personas que llegaban en verano.
En mi casa no había ascensores, ni alfombra gigante y estos me hacían recordar el programa: El flequillo de Bala, que tanto me gustaba.
Para apretar aquel botón del ascensor rogaba que me alzaran pues el número era el nueve, la letra del departamento la " B "
Apenas abrían esa puerta llena de cerraduras, a mi se me abría otro mundo, uno nuevo lleno de fantasía que comenzaba apenas se cerraba esta.
Una vez dentro, lo primero que hacía era buscar un banquito de tres patas con asiento redondo color crema, al cual me subía para apretar el botón del pasador de la puerta, siempre con algún reto, ya que un banco con tres patas no es muy seguro, doy fe. Este aparato ( cerradura ) era de color plateado y tenía un pequeño botoncito en el medio que hacia que se corriera el pasador solo y la trabara, para mi en ese entonces ese pequeño detalle era mágico: que apretando un botón se cerrara una puerta era lo máximo !!
Luego empezaba la recorrida de casi todos los años, buscar las cosas que habían quedado del verano guardadas seguramente a las apuradas, por ejemplo: la palita roja, el rastrillo del mismo color, mi balde blanco con rayas verdes y alguna pelota inflable. Recuerdo bien una de color azul que decía Nivea, una crema que en mi familia la usaban todas las mujeres y que cuando te veían cerca te la zampaban en la cara diciéndote que te hacía bien!
Poder mirar de cerca el barrenador de mi hermano! que era de madera y se guardaba detrás de la puerta de la cocina ya que el, gracias a Dios no estaba, eso ya era otro milagro...
La canasta de mimbre celeste con una tapa de cada lado de la manija, guardada arriba del aparador de la cocina, esperando que alguien la bajara para poder ir a la playa con nosotros como un integrante más de la familia, sin saber ella que era invierno y tendría que quedarse ahí un tiempo más.
La mesa del comedor chica, tapada por un paño verde que escondía el secreto que al abrirla al medio, casi por arte de magia elevaba una tabla y se convertía en una mesa adulta, donde jugar a la casita robada o hacer un fulbito con botones sobre ese paño, para mí era la gloria.
La lámpara gigante de pie negra que tenía una forma extraña, parecida a un plato volador salido de alguna galaxia lejana, que se acercaba por las noches a iluminar mis miedos.
Recuerdo esos dos cuadros de peces pintados por mis primos iguales, prolijamente enmarcados que siempre me quedaba a mirar sin saber bien el por qué, hasta quedarme dormido.
Hoy ya mucho más grande pienso en el significado de esos cuadros colgados ahí, en esa pared color verde agua, por qué dos? El motivo era simple, dos personas iguales junto a dos cuadros iguales lo diferente era que no eran tan iguales como yo los veía, la gente los veía diferentes a nosotros. Nosotros a ellos no.
Nos habían educado para que todo fuera así, aunque a veces no lo fuera, jugar con mis dos primos era medio riesgoso, eran más grandes, más brutos pero ellos no se daban cuenta, mi insignificante cuerpo si, ni hablar de ir al agua: eso significaba casi ser una almeja suicida tratando de escapar, hundiéndome en la arena húmeda, antes de que esos cuatro brazos, trataran de agarrarme algún día nublado de verano, había que estar atento, pero por suerte era invierno y estaba solo.
Las ventajas de estar solo en invierno en Mar del Plata son muchas: una de estas era que podía ir a pasear en pato con mi abuela, ver el mar desde el pato, sin tener que mojarme, bajarse en la rambla e ir hasta la plaza Colón caminando, rogar que te alquilen por una media hora un sulkiciclo (un especie de carrito con un caballo delante) lo máximo!!
Comer pochoclo hasta terminar pensando que me quedaría pegado en el techo de ese departamento.
Mirar esa ciudad casi desierta y que fuera toda para mi, donde podía pedir cualquier cosa, desde ir a Sacoa y elegir cualquier juego sin tener que aguantar al pesado de mi hermano o esperar mil horas que alguien perdiera esa carrera para así subirme a ese auto que me estaba esperando desde el verano pasado, tratar de hundir algún barco desde el periscopio de aquel submarino al cual me colgaba para disparar torpedos que siempre se iban lejos.
Mi abuela que en el viaje de vueltas abría ese monedero mágico para regalarme un hermoso autito Buby de colección al que se le abrían las dos puertas de adelante: un Fiat 1500 blanco, ¡esas eran las verdaderas vacaciones para mi!
Se preguntarán: ¿ y en el verano?
¿Esas no eran vacaciones?
Esa es otra historia, una mucho más complicada, que quizás algún día cuente...

separador

El secreto de la sopa.

Quizás como cualquier otro chico, siempre fui reticente a tomar un buen plato de sopa, que según la teorías de los grandes me ayudarían a crecer, cosa muy discutida por mi, que estaba conforme con mi insignificante cuerpo.
Evidentemente los mayores no pensaban lo mismo y ese era un conflicto diario al que ya me había acostumbrado.
La inquisición era algo común en mi casa, mi madre como ya lo he relatado en otros momentos, era un personaje salido de una película de la Edad Media, su papel protagónico era simple, era la malvada de la historia.
Yo para ese entonces era un simple actor de reparto, un
protagonista al que trataban de doblegarlo de cualquier modo, amenazándolo con destruir sus más preciados tesoros llámese figuritas, soldaditos o pelotas.
Uno tenía que ser muy fuerte mentalmente para poder resistir semejantes torturas, chinelazos, coscorrones, tironeos de oreja, apretadas de boca, eran algo habitual en mi vida, llegue a pensar que yo había venido a este mundo para ser una especie de mártir y que otros chicos de mi edad me recordarían como un símbolo de la resistencia.
Que saldrían a la calle a solidarizándose con mi causa bajo el lema: "en boca cerrada no entra la sopa"
Pero eso nunca pasó.
Como era de esperar en una película de acción, existía otro personaje que cumpliría el rol del bueno de esta mi desgracia, esa era mi abuela Lucia, ella solía usar un método mucho más sutil y difícil de resistir, me secaba las lágrimas, me acomodaba el pelo, me daba un beso y empezaba a relatar historias de distintas especies de fideos que me harían crecer, todo esto bajo el engaño y la mentira.
Los fideos cabellos de ángeles tienen tu mismo color de pelo decía, si tomas la sopa de letras cuando seas grande leerás mejor, que los fideos pamperitos se parecían a los caracoles chiquitos, esos que a mí me gustan buscar en la playa.
Yo a esa edad tan pequeña, ya pensaba en suicidarme.
Mi problema era que para hacerlo tenía que tomarme una cucharada de sopa de fideos municiones y no estaba dispuesto a tanto, por consiguiente pasaba largos inviernos bajo extorsión sicológica y amenazas varias. Mi abuela, un personaje incansable para conmigo, logró bajo un ardid muy astuto doblegar alguna que otra vez mi voluntad y esto siempre ocurría en Mar del Plata, por algún conjuro misterioso me hizo creer que tomar la sopa ahí, era distinto. Todavía recuerdo esos platos color medio crema marca Rigolleau, que hacían que ese veneno se convirtiera en un elixir por el cual me convertiría en el próximo premio Nobel de la Paz.
Con el tiempo ya mucho más grande viendo una obra de teatro, uno de los actores repetía una frase que a mí me quedo resonando hasta el día de hoy, la frase decía: el agua en vasito verde parece más fresquita! Yo a esta altura de mi vida no lo podía creer, otra vez la misma historia con diferentes personajes.
Nunca más en mi vida tome sopa desde la muerte de mi abuela, más de cuarenta y cinco años de pura resistencia.
Hoy a mis cincuenta y seis años todos me dicen que debo tomar agua, que me haría muy bien, yo me río tomándome un vaso de coca helada, diciéndoles que tienen mucha razón, que el vasito tiene el color de mis ojitos, pero fui engañado tantas veces que prefiero resistir una vez más.
Siento pena por todos esos niños anónimos que fueron engañados durante décadas, algunos sabios predicen que dentro de muy poco tiempo el agua escaseara, no la tomen entonces grito desesperadamente!
Que, la Coca Cola también está hecha en base al agua?
Anda....

separador

Quien me creerá ...

Estoy acostado, contando olas de un mar imaginario, viendo personajes que aparecen en mí como por arte de magia,
mi mente los retiene sin ninguna explicación lógica y a partir de esa situación mis pensamientos se unen más tarde con mis manos en la tarea de dar vida a esa nueva idea, siempre que esto ocurre se da de una misma manera.
Lo primero que veo son caras de niñas de corta edad, posteriormente imagino sus ropas, el color y hasta la textura de estás, su personalidad, la historia previa que viene a mi como para terminar de conocerla aunque quizás a nadie le importe.
Son como hijas rebeldes que cada tanto me cuestionan.
Me preguntan a que vinieron, si no van a poder valerse por si mismas.
Cuando esto ocurre trato de explicarles que son un desprendimiento mío, que yo no seria nada si ellas no aparecieran en mi mente como siempre lo hacen, es como un gran juego donde nadie sabe quién creo a quién y el por qué fue creado, mejor dicho el para qué.
Cuando alguien me pregunta: vos que haces? para mis adentros río, tendría mucho para contarles pero siento que van a decir que estoy completamente loco y quizás sea cierto...
Nada, no hago nada, contesto.
Por otro lado me encantaría decirles creo vidas para mi...
Todas mis cosas tienen vida, un pasado, un presente, un futuro, hasta las inanimadas. Como por ejemplo esto que paso a contarles: si un día estoy comiendo una ensalada de papas con arvejas y al llevarme la comida a la boca una o mas arvejas se caen del tenedor al plato, automáticamente vuelvo a recogerlas tratando de ubicar la que primero ha caído, pues para mi tiene prioridad, pues suelo pensar que si la elegí primero por alguna razón tuvo que ser.
No me importa si alguien me mira, así funciono, soy un mecánico que cada día reconstruye su propia historia y por consiguiente la de todos mis personajes, tengo rutinas propias de un roedor, la única diferencia es la rueda en la que estoy corriendo, esta quizás sea un poco diferente pues se nutre de tiempo y este se va agotando.
Entonces me doy cuenta que no tengo que explicar a nadie que hago o que dejo de hacer, cierro los ojos y vuelvo a contar olas imaginarias, es mucho mas sano que decir a que me dedico, eso me cansa me hace perder la cuenta de la olas...

separador

Nadando en el aire.

Casi sin darme cuenta me encuentro flotando en un cielo repleto de agua, esta se entremezcla entre nubes suaves.
Las caricias de pequeñas olas vienen a mi cuerpo limpiándome de todas las frustraciones vividas, cientos de burbujas salen de mi boca al sumergirme, flotan en el aire como sí fueran una verdadera lluvia vista del revés, nado entre esas nubes que voy mordiendo suavemente como sí fueran copos de azúcar para poder abrirme camino a un lugar que no conozco.
Me dejo llevar por el placer y el olvido que hacen que mi viaje sea eterno.
El silencio y el vacío son dos peces que revolotean alrededor mío acompañándome en este viaje a la mismísima nada.
Con el mismo sentimiento de no saber bien donde están, giran alrededor mío buscando respuestas que no tengo...
Mientras tanto, estoy sumergido en el aire sin necesidad de contener la respiración como si fuera uno más de los peces que me acompañan, sólo un pequeño suspiro hace que mi cuerpo se deslicé como sí se tratara de una pequeña pluma en el aire.
Suspendido tan sólo por una simple brisa invisible, juego en ella entre pequeños vaivenes que producen una marea de nuevos pensamientos.
De repente, algo me sucede...
Me encuentro sentado en mi cama, empapado de sudor, agotado por un esfuerzo imaginario sólo con la compañía de dos almohadas retorcidas y húmedas.
Quizás haya pasado demasiado tiempo, no lo se...
Lo que sí se es que mañana trataré nuevamente de nadar en el aire...

separador

Los Mandados

Lo que voy a contarles es mi técnica para sacar a mi mamá de sus cabales, para lo cual no se necesitaba mucho ingenio, solo era cuestión de encontrar el momento indicado. Mi mamá era una persona de un carácter bastante difícil (acá cabe aclarar que era buena) pero no tenía paciencia, todo lo que pedía siempre estaba dividido en dos o tres etapas, por ejemplo los mandados: los mandados como todos sabemos es una forma de esclavitud infantil, nunca tratado en ningún de esas charlas importantes que te muestran en la tele. Se reducen a este diálogo: anda a la verdulería, comprá tres kilos de papas, un pedazo de zapallo, y la famosa verdurita
( la verdurita consistía en un puerro, una zanahoria, cebolla de verdeo y el famoso perejil (que para ese entonces resultaba ser siempre yo) el verdulero hábil delincuente si los hay siempre me ponía muy poco perejil en la famosa " verdurita" cosa que al parecer enloquecía a mi mamá, pues cuando yo llegaba arrastrando la bolsa que para mí era arrastrar a un cowboy herido de muerte durante tres cuadras, antes de llegar a casa, parada en el kiosco para comprar un sobre de figuritas, rezar para que me saliera algún premio (siempre sin suerte ) y un chicle yun yun, todo esto hecho con el vuelto restante de las papas, si los dedos no me fallaban en las cuentas comprando dos kilos y medios me tenía que alcanzar. Solo quedaba llegar a casa, dejar la bolsa rápido e irme .
LA ADUANA: mi mamá una especie de policía secreta pasada a retiro, estaba esperando el delito antes de que ocurriera, tenía un olfato propio de perro de aeropuerto de películas de cine, nunca se le escapaba nada, casi siempre antes de apoyar la bolsa me agarraba y me decía esto: abrí la boca! no te habrás tragado el chicle no? ( había una teoría, que hoy creo que impuso ella que era que si te tragabas un chicle te morías) yo para ese entonces tendría que haberme muerto mucho antes de empezar a hacer los mandados. Le daba el vuelto y me trataba de ir...
Entonces ocurría lo peor, cuando habría el diario donde venía la verdurita, descubría la cantidad de perejil que el verdulero había puesto. Esa mujer ya no era mi mamá se convertía en un especie de asesina de telenovela, no había nada que pudiera detenerla empezaba a los gritos en contra del famoso verdulero hasta que volvía en sí y me decía esto: vas de nuevo y le pedís más perejil ! (YO, EL PEREJIL), habría la mano reclamando mas plata, solo recibía un bife en la parte de atrás de la cabeza y el alarido de: TE LO TIENE QUE REGALAR! Derrotado iniciaba el viaje hacia la vergüenza, mientras el odiado verdulero me preguntaba: ahora que te olvidaste? (Yo ya para ese entonces empezaba a ver con mucho agrado un especie de serrucho curvo que él tenía para cortar zapallo, parecido a las espadas de Sandokan de los libros de Salgari) ponía mi mejor cara de lástima y le decía esto : "dice mi mamá si por favor me puede dar un poco más de perejil ". Muy amablemente me ponía un cacho envuelto en el diario y me decía anda a llevárselo rápido que te va a matar; yo para esto ya pensaba que me lo hacían a propósito entonces volvía y le decía a mi mamá " me dijo que la próxima vez vayas vos" entonces ocurría algo insólito me decía: compraste el pan? Yo ya para esto no sabía que decir, pues no me lo había pedido! Esa mujer "mi mamá" no tenía memoria, siempre pedía las cosas sin pedirlas, era una especie de fenómeno que por medio de telepatía (palabra que había leído que significaba una forma de comunicarse sin hablar, que al parecer había adquirido) no dejaba de reclamarme cosas. Resultado: otro bife atrás de la nuca diciéndome esto: en que estás pensando cuando te hablo! ( yo en lo que pensaba era en el bife que me daba, sin saber bien el por qué ) yo sabía que no había pedido otra cosa! si lo hubiera hecho yo tendría otro paquete de figuritas y ella un poco menos que un kilo y medio de miñones.
EL RESULTADO FINAL: casi siempre terminaba igual, ella a los gritos como toda madre, y yo contestando a una distancia prudencial algo que le molestaba mucho. "siempre estás pensando en esa EVITA "que no se por qué no se puede ni nombrar en esta casa, decile a ella que haga los mandados...!!!. luego huir corriendo rumbo a la puerta esquivando la chancleta que volaba mientras de fondo oía: ya vas a ver cuando venga tu padre!

separador

Nuevas ideas

Hasta ese día, era un día más, la tarde transcurría con la misma rutina de siempre, venir del cole, tirar el guardapolvo apurado, revolear la valija arriba de la cama, un vaso de leche con toddy a las apuradas y a la calle: el baldío, la pelota, la pelota y la pelota nuevamente, hasta no poder levantar las piernas, la suciedad en el cuello, las rodillas peladas, los mocos limpiados con las mangas de la remera y la posterior historia del umbral del almacén de la esquina contada por los chicos más grandes, la coca cola de boca en boca, el último poco en la botella y la frase: no escupas lo último Boludo ! La risa, la coca cola por la nariz, y la " historia" historias llenas de fantasías que casi no entendía pero escuchaba atentamente casi en un estado hipnótico, luego el regreso a casa, el regaño y el famoso anda a bañarte ya! Cosa muy resistida por mi hasta ese día, día que tuve mi primer encuentro con mi cuerpo, nuevas ideas brotaban de mi imaginación, ideas que ni yo mismo tenía! Recordaba historias contadas por los más grandes, mientras el agua de la resistida ducha hacia lo imposible para enfriarme, cosa que no lograba, pues mi cuerpo cada vez se ponía más tenso y producía cambios que ni yo podía controlar, en mi cerebro un pequeño rompecabezas armado de distintas imágenes empezaba a tomar cuerpo: la hija del Zapatero, la vecina, hermanas de mis amigos, primas, todo venía a mi mente de una forma desenfrenada todo servía para mi despertar sexual. Luego la calma, la relajación.
Ya nunca más mi mamá me tuvo que decir anda a bañarte ya!
Desde ese día el baño era obligatorio...

separador

Dos ratones

La historia que voy a relatar, no es un cuento ni un producto de mi imaginación es real, podría tratarse de la vida de dos ratones, pero en realidad se trata de la unión incondicional de una mascota (yo) y mi amigo un simple hámster.
Todo comenzó de una forma casi casual, como suelen sucederme las cosas, sin saber bien el por qué me pasan, pero la realidad es que me suceden, no se si es casualidad o la culpa del azar, pero me ocurren.
Siempre me fascinaron los ratones, me atraen tienen una capacidad superior, nunca entenderé a esa gente que prefiere tener perros o gatos, será que necesitan que les lleven el diario a la cama? o necesitarán que se acuesten a un costado ronroneando, suplicando caricias prestadas?
De hecho mi historieta predilecta no era ni Superman ni Batman si no el SUPER RATÓN, un roedor de traje amarillo y capa roja capaz de amontonar pilas de gatos a las trompadas, lo cual lo hacía mas que interesante para mi infancia, que un ser diminuto sea capaz de ganarle a alguien mas grande y lo lograra, era ya motivo de curiosidad y admiración, solo era cuestión de tiempo, ya encontraría uno...
Fue como un estudio previo entre ambos, el ratón y yo, este del que les voy a hablar vivía con su madre y varios hermanos todos juntos en una caja de vidrio a la vuelta de casa, yo ya no era tan chico si no mas bien era un hombre, solía pasar y detenerme en la vidriera a mirarlos, había algo que me obligaba a hacerlo y no puedo explicar bien que era, lo que si se, es que no era curiosidad, era mas bien atracción, cada vez que pasaba y me detenía a mirarlos este se estaba peleando con alguno, lo se bien por que lo distinguía por su color poco común un blanco nieve y unas pequeñas manchitas color crema desparramadas en su diminuto cuerpo, día tras dia pasaba a observarlo. Hasta que un día, no recuerdo con exactitud la fecha no aguanté mas y fui a rescatarlo. Al principio dudé pues pensaba que no estaba bien sacarlo de su entorno familiar, cuando pensé bien lo que suele ser una entorno familiar, me decidí a adoptarlo. Cuando entré a la veterinaria y le dije al vendedor cual quería, resultó bastante complicado atraparlo, pues el enano ofrecía resistencia lo cual me entusiasmó todavía mas y ahí mismo empecé a quererlo, (dije para mis adentros este es de los míos: da pelea ).
Resultado: lo agarraron con una especie de brucela larga y a traición mientras seguía pataleando hasta que lo metieron al pobre, en una cajita de zapatos con agujeros para que respirara. Le pagué al traficante de esclavos con guardapolvo diez pesos y me fui caminando lo mas lento posible para evitarle el posible estrés a mi nuevo amigo, cosa que no logré, pues cuando llegamos a casa y levanté la tapa para agarrarlo y meterlo en su nuevo hogar, uno mas confortable lleno de juguetes y comodidades como túneles, toboganes, etc, el desagradecido me salto como para cagarme a trompadas. No podía salir de mi asombro! se cayó como desde un metro y medio de alto, pego en el piso de la cocina y quedó medio atontado, recién ahí pude agarrarlo, yo desparramado en el piso y mordido por el primer ratón suicida que la humanidad recuerde, ahí comenzó nuestra amistad.
Por lo general estos ratones tienen como una rutina, preparan su terreno, un lugar donde acopian alimentos, un lugar donde hacen sus necesidades y otro donde duermen, un respectivo horario y un tiempo relativo de vida no muy prolongado lo cual no sabía con exactitud bien cual era, pero intuía que era relativamente corto. Ahora solo faltaba ponerle un nombre que después de pensarlo bien, resulto ser Teobaldo, una traducción del nombre original Tibaldo, primo de Julieta Capuleto en la obra de Shakespeare que era bastante peleador y tenía el sobre nombre de príncipe de los gatos, puesto por Mercucio su rival que era el mejor amigo de Romeo Montesco, lo cual para mi: era primo lejano del de la veterinaria, traficante de ratones rusos indefensos. Al principio de nuestra amistad, todo era conflicto cuando lo introduje en su nueva casa, lo primero que hizo fue desarmarla toda, empezaba a tirar todo el aserrín posible en el piso, hacia sus necesidades en cualquier lugar, hasta se masticó un tobogán de plástico, llegué a pensar que tenía el primer ratón anarquista de la historia. De noche sobretodo, parecía poseído cuando se subía a su rueda giratoria, solo paraba a las tres o cuatro de la mañana cuando yo me levantaba, se la desarmaba y lo dejaba como en un corralito, previo reto: "enano vos no dormís ?" Se quedaba parado mirándome como diciendo: No, el que no vas a dormir SOS vos! y eso ocurría me quedaba de costado observándolo mientras el parecía que también me observaba, hasta que por cansancio nos quedábamos dormidos casi al mismo tiempo.
Fueron pasando los días y nos fuimos acomodando de a poco, empezamos a coincidir en los horarios, en los gustos, en los ruidos casi en todo, hasta en no meterse como en la intimidad del otro, ahora que recuerdo no le gustaba para nada que le limpiara la jaula, cuando le cambiaba el aserrín y le tiraba todo lo que había enterrado me miraba como diciendo "qué hiciste? Boludo, estás loco!"
Para luego dar vuelta el comedero y volcar todo el alimento como quien da vuelta un balde contra el piso, no conforme con lo que había hecho se dedicaba a tirar los granos de maíz naranja como si fueran piedras a través de los barrotes de la jaula, como si fuera un ratón amotinado de la cárcel de Batan, lo único que le faltaba era incendiar colchones... Entonces le hablaba, le decía: cálmate enano te entiendo, pero ordena un poco, como no te voy a entender si a mi no me gusta la zanahoria, odio el naranja!! Pero si no ordenamos todo este despelote vamos a terminar los dos viviendo con el traficante de ratones de la vuelta!
Recuerdo el miedo que le tenías a las bananas, cuando te amenazaba con alguna, o cuando te empezaste a ser adulto y te chocabas contra el vidrio, paradito como si te estuvieras apretando una ratoncita en porta ligas,mientras yo me preocupaba pensando que te habías enfermado y te limpiaba la jaula te revisaba como si tuvieras un tumor y lo único que te pasaba era que estabas en celo.
El tiempo fue pasando demasiado rápido para mi gusto, nos hacíamos compañía, tomábamos Coca Cola, compartíamos helados y morías por el chocokrispi, compartimos la cama y me hiciste compañía las madrugadas que me quedaba pintando soldaditos, teníamos charlas secretas y hasta el ultimo día de tu vida me mostraste tu fidelidad, cuando ya no respirabas y solo tomabas aire cuando yo te soplaba en la carita y cuando pensé que ya te habías ido, te levantaste para otra vez pasar por el tubito de papel higiénico como diciéndome si yo puedo vos podes. Yo cada tanto me meto en un tubo parecido al que te metías vos y digo yo también puedo salir. Por eso y por muchas razones más, tu despedida fue tan importante para mi, con tu bolsa de alimentos, tus dos monedas de un peso para el viaje y la ilusión de volvernos a ver.
Tu vida duro un poco mas de dos años y medio, según el veterinario esclavista los ratones no duran tanto...
Por eso sospecho de la gente con guardapolvo: nunca sabes cuando dicen la verdad...

separador

Un tipo simple.

Me gustan los barcos semi hundidos, esos que fueron olvidados después de un naufragio, las calesitas cerradas con lonas verdes los días de lluvia, las puertas de madera que esconden pasillos oscuros, las escaleras de mármol de casas viejas, el mar revuelto los día de tormenta, comer sándwiches de salame y queso con manteca untada, tirado en un sillón.
Tomar Coca Cola fría hasta el hartazgo, las películas en blanco y negro los días nublado, esas en las que trabajaba Francisco Alvarez o Pepe Arias.
Jugar al fútbol sin remera los días de sol, sumergirme en una pileta para poder ver la mitad de las personas, leer libros y no querer terminarlos para así poder inventarme los finales.
Mirar el comportamiento de los hámster, juntar soldaditos y soñar que un día terminare de pintarlos a todos antes de morirme, escuchar música que me transporte a otros lugar sin tener que moverme.
Reírme junto a mi primo, hasta atragantarme y decirle: "para que no puedo más"
Comerme las uñas sin darme cuenta, ver partidos de River junto a Valentina tirado en la cama.
Juntarme a improvisar una idea nueva con mis compañeros de teatro.
Creer siempre que lo mejor está por venir, pero extrañar lo que ya pasó...

separador

Un nombre

Si por casualidad tuviese que explicar el por qué de un nombre, esto sería bastante sencillo para mí, pues este seria el nombre de mi abuela, que en realidad vendría a ser mi tía, pero para no generar confusiones, diré mi abuela Lucia.
Un ser especial, uno de esos que te abrazaban, que te preparaba la bolsa de agua caliente y la ponía en tu cama, para que cuando te acostases, esta estuviese caliente aquellos días fríos de invierno, la misma que me contenía debajo de su delantal cuando no quería comer, la del baton con botoncitos grandes, la que tenía la misma velocidad que yo al caminar, esa que me enseñó a rezar, la que recitaba el credo y me hacía temblar de miedo.
Ahora mismo me veo tapándome los oídos lo más fuerte que puedo, para no escuchar la bendita palabra resucitar, siempre desconfíe de algunas palabras, pero está me daba la sensación de algo desconocido, raro, turbio, oscuro.
¿ Como es posible que alguien pueda volver de la muerte?
¿A donde se va la gente que quiero?
Pasaron muchos años y esa pregunta nunca tuvo respuesta, las únicas personas que aparecieron fueron en forma de recuerdos, en imágenes que me esfuerzo en rescatar de una cabeza que retumba de tantos ruidos.
Un triciclo, un patio de baldosas a cuadros, una parra, una pelota, siempre están ahí, apareciendo de a ratos como escondiéndose de un tiempo que les pasó sin que se dieran cuenta.
Algunas cosa pude lograr que volvieran a mi, comprando quizás recuerdos de otras personas, que por alguna razón se deshicieron de ellos, o tal vez sea que esas personas tengan los míos y yo no lo sepa.
Me gustaría estar vacío, me hace mal recordar tanto creo que a veces necesitaría descansar un poco, estar más acá y no tan allá.
Los recuerdos están ahí, y parece ser que saben cómo resucitar, lo otro sigo sin entenderlo.

separador

Un recuerdo

Si tuviera que elegir un compañero de aventuras, seguramente serias vos, una persona especial en mi vida un tipo que es capaz de sacarle una sonrisa a un muerto, con vos tengo tantas anécdotas juntas que podría escribir un libro.
Voy a comenzar contando una de aquel verano, donde los dos estábamos de vacaciones junto a los tíos.
Recuerdo el alquiler de bicicletas, para borrarte de la playa y así poder tener un poco de intimidad con tu novia, verte venir pedaleando de regreso a la playa para mí era la gloria, tu cara era la del ganador del tour de Francia, caías en la arena extenuado con hambre, sed y menos piernas que un caracol, nos reíamos de solo mirarnos.
Cuando los tíos preguntaban: ¿chicos con este calor, alquilar bicicletas...?
Moríamos de risa!
Recuerdo otra anécdota, todos los días pasaba gritando por la playa un payaso diciendo: a los pirulines,a los pirulines ... y se nos ocurrió imitarlo todos los santos días de ese verano, hasta que una noche fuimos los cuatro a ver un recital de Sergio Denis, el recital transcurría con total normalidad hasta que en un momento entre canción y canción se produjo un apagón, fue en ese preciso momento que se nos ocurrió empezar a los gritos: a los pirulines... a los pirulines... la gente se empezó a reír, mientras nosotros recibíamos codazos de nuestras acompañantes para que nos calláramos, el resultado fue catastrófico, nos mirábamos sin poder creer lo que estaba ocurriendo, en medio de esa oscuridad un reflector nos iluminó a los dos y dijimos chau que quilombo armamos!
Para nuestra sorpresa Sergio Denis agarro el micrófono y dijo: quiero agradecer a una persona que cuando chico me alegraba las tarde en la playa, a ese payaso: al de los pirulines, pido un fuerte aplauso!
Todo el mundo se daba vuelta mirando y aplaudiendo donde el reflector apuntaba que era donde estábamos nosotros dos, trágame tierra pensábamos mientras nos reiamos! El resultado fue que justo detrás nuestro estaba el famoso "payaso" pero de civil, como mierda íbamos a imaginarnos que este tipo estaría ahí, sin pintura, sin su traje, justo en el momento de nuestro mayor éxito.
Ja,ja.

separador

A través de la ventana

A través de la ventana veo como cae la lluvia ininterrumpidamente, salpicando el vidrio como sí cada gota fuera un fragmento de un pensamiento que golpea mi cara, sin ni siquiera tocarme, como sí yo fuera un fantasma, al cual el agua traspasa sin siquiera darme cuenta, viajando con el pensamiento sin tener que moverme.
Presiento por un momento que algo va a ocurrir, no se bien el por qué. De repente un pequeño tironsito hace que me distraiga, inclino mi cabeza y no logro ver a nadie, seguí mirando a través de la ventana tratando de unir pensamientos que se dispersan sin saber bien a donde irán, cada vez que el agua golpeaba la ventana llenaba el vidrio de nuevas imágenes. Doy un pequeño paso hacia atrás con la intención de irme a otro lugar cuando por casualidad veo dos zapatitos detrás de una de las cortinas de terciopelo color violeta del comedor.
Ahí la vi, paradita, observándome como sí tuviese miedo de acercarse, agacho la cabeza tímidamente y me ofrece su muñeca Valentina como sí fuera un intercambio "vos me alzas yo te doy mi muñeca", parece decir solo con la mirada, acepté el trato de buena gana. Cuando la aúpo me pide su muñeca, rompiendo el pacto de miradas cómplices que teníamos, la abrazo acercándosela a su cachetito como si hiciera mucho rato que no la viera, mientras tanto me preguntó: ¿Por qué cae el agua de la lluvia?
Lucía tiene la particularidad de tener preguntas para todo, le invento una pequeña historia que a ella tanto le gustan, tratando de darle una respuesta que pudiese entender:
- La lluvia cae desde el cielo cuando está enojada o triste por algo que le pasa, le dije inocentemente.
De repente sin que nada hubiera pasado, me pidió que la bajara ya, para desaparecer tan rápido como había aparecido.
Me quede pensando el por que de su reacción, no lo entendí hasta el día siguiente que la volví a ver.
Jugaba en un rincón apartado, tomando un te imaginario con su muñeca y su inseparable libro de secretos, me acerqué a traicion para darle un beso, sabiendo de antemano que no le gusta.
Traté de no interrumpir su diálogo, pero al escucharlo me quede sin palabras.
Ella decía:
- Tenes que portarte bien Valentina! por tu culpa el cielo se puso triste y se enojó, no me gusta que caiga mucha agua. " El " se pone raro, se queda mirando a través de la ventana y no tiene ganas de hablarme, es como si no estuviera acá...

separador

La espera

El tiempo de la espera transcurre en pasillos grises, fríos, de pisos dameros, de luces blancas, demasiado blancas, que le dan a estos sitios un aspecto casi de inmovilidad, el tiempo siempre transcurre más despacio de lo habitual, en las eternas esperas, nada pasa, nada se mueve, todo está como en un Limbo, la gente alrededor parece anestesiada por el dolor acumulado. Cada tanto, alguno pareciera que recibiera un impulso eléctrico y esto hace que se incorpore repentinamente preso de la ansiedad que lo consume, al rato vuelve a sentarse y queda otra vez inmóvil, es como si el lugar en donde estuvo sentado lo atrapara nuevamente y lo hiciera agachar la cabeza para seguir mirando los cuadrados del piso, como asumiendo la derrota.
Yo también siento esa sensación lo único que me revela es la compasión de lo que ven mis ojos, entonces no me atrevo ni a sentarme, solo observo y espero, como quien va a un examen sin haber estudiado demasiado, deseando que no me llamen, pero a su vez queriendo que si eso pasase que sea rápido, no hay nada peor que no saber las respuestas por no haber estudiado lo suficiente el tema, pero... como se estudia vivir? en que se basa la materia? en la HISTORIA de uno? en la GEOGRAFIA de los lugares donde estuvo? en el LENGUAJE aprendido? o en la MATEMATICA de lo conseguido? Que denso es el tiempo cuando uno no sabe las respuestas, no tendría que existir la espera, me atormenta y pareciera que estoy castigado a una casi eterna. El hombre con guardapolvo blanco que hoy abre la puerta y me llama no es aquel maestro de ayer, pero igual me transpiran las manos cuando de su boca sale mi apellido, solo espero poder pasar otro examen, me conformo con un cuatro, de última en mis tiempos volvería a rendir de nuevo en marzo y eso, eso no es poco...

separador

Punto de vista

Me gustan las ventanas los días de frío, el vaporcito que sale de mi boca empaña el vidrio. Hacer un puntito con el dedo y mirarlo todo desde ahí es mucho más lindo que mirarlo todo. Es mi forma de que nadie pueda ver lo que yo estoy viendo, creo que a veces soy raro, no me gustan las mismas cosas que a otros, mi forma de ver es distinta, quizás es la respuesta de cuando los grandes dicen: "es tu punto de vista"
También me gusta leer cuando se corta la luz, creo que me concentro más. Cuando esto pasa salgo corriendo a buscar una vela, la enciendo, la pongo de costado y la vuelco en un platito hasta que se pegue. Mientras se va derritiendo viajo a otras épocas en un abrir y cerrar de ojos, viviendo aventuras increíbles que de otra manera no podría vivir. Siempre que se corta la luz veo en la oscuridad como todo el mundo se enoja yo mientras tanto en lo único que pienso es en ir a buscar una vela, no para iluminar a los demás que están a los gritos, sino para alumbrar lo que quiero ver, mejor dicho lo que quiero imaginar cuando leo los cuentos que van tomando forma, mientras la llama se va moviendo con el solo respirar o el pasar de la hojita de papel. Se produce una carrera casi alocada entre lo que leo y la rapidez en que se va derritiendo la vela, trato de leer más rápido pero me distrae la extraña forma de caer de la vela derretida, toma forma como de árbol, cuando antes parecía un lápiz finito. Mi cara también empieza a deformarse cuando la veo reflejada en una botella que está frente a mí, me acerco y mi cara se agranda, me alejo y es como si desapareciera, ese juego nuevo hace que me distraiga y pierda lo que estaba leyendo, entonces entra mamá, agarra el plato con mi árbol derretido y me manda a la cama, solo me queda hacerle caso y seguir imaginando a oscuras, porque según su punto de vista no me puedo quedar con la vela encendida en la cama...

separador

Parada ahí, come fossi una bambola

Estaba parada ahí, observando, buscando una razón para volver a preguntar, para resucitar en mi recuerdos incómodos como siempre lo hace, preguntas que siempre estoy obligado a pensar antes de poder responderle.
Ese día yo también estaba parado ahí, buscando respuestas o mejor dicho un poco de silencio para mi cabeza.
Traté de respirar profundo, buscando algún que otro aire perdido en el comedor oscuro de mi casa, quería reponerme de una carrera que nunca había iniciado.
Estaba agitado y no sabía bien por qué lo estaba.
Mientras tanto, cientos de pensamientos revoloteaban sobre mi cabeza a una velocidad inusitada, hasta que uno de estos cayó sobre ella haciéndome recordar una simple pregunta:
Cuál fue el motivo de mi primera mentira?
Por qué tuve que recurrir a ella?
Qué tendría para ocultar que ni yo mismo podía recordarlo?
Qué era eso tan importante que yo no quería que nadie supiera?
Fue en ese preciso momento donde caí rendido en el sillón, no tenía las respuestas, o al menos no me acordaba de ellas.
Un oscuro pensamiento se había estacionado en mi cabeza, seguramente no estaría solo, siempre vienen a mi acompañados de más y más preguntas, estas suelen incomodarme, hacen lo imposible para que no pueda descansar un pequeño rato.
Logré cerrar mis ojos, aunque el silencio me alertó que Lucía podría estar cerca.
Ahí estaba ella, observándome como si repasara mis pensamientos, buscando quizás respuestas para sus preguntas.
De golpe soltó la primera:
- Qué es una mentira?
Traté de hacer que no la escuchaba, para así poder eludir la respuesta, pero sabía bien que esto no resultaría, fue en ese instante que abrí bien mis ojos.
Estaba ahí, en silencio, siempre lo está, esperaba pacientemente mi respuesta.
Me miró con esos ojos tan particulares, mientras me alcanzaba a Valentina como quien organiza un intercambio de conocimientos, respuestas por muñeca parecía insinuar.
Acepté, ahora solo necesito explicarle.
Seguramente no será sencillo.
- Quizás yo sea tu sueño hecho realidad- me dijo.
Mientras tanto no dejaba de mirar hacia arriba, esquivándome la mirada:
- Seguro que tampoco sabes que los sueños no se pueden dominar.
En ese preciso momento me acorde de una melodía, mi cara no hizo más que sonreír: Cuando crees que me ves cruzo la pared, hago chan!
Y aparezco a tu lado, quieres ir tras de mí, pobrecito de ti no me puedes atrapar y yo soy capaz de entrar en tus sueños, de volar por el cielo, caminar sobre el mar y de pronto hacerme de carne y huesos para que vos me puedas acariciar, Y si tal vez viniese alguna invitada, una mano helada en la espalda y chan...
Recordé aquellas estrofas de esa vieja canción que acababa de retumbar en mi cabeza, la levanté haciéndola sentar en mi brazo, diciéndole que la iba comer como se comen los alfajorcitos de maicena.
Me preguntó:
- Cómo es eso?
Le contesté mordiéndole la panza.
Ella rió sin parar, hasta que dijo:
- Qué es una mentira?
Mi respuesta fue una pregunta:
- De donde vienen los celos?
Ella no entendió y me respondió enojada:
- No vale, la que no sabe soy yo!
Me arrancó a Valentina de las manos y desapareció.
En ese momento necesite buscar esa melodía para volverla a escuchar. No la pude encontrar.
Resignado y sin pensar decidí casi por azar que sonara Patty Pravo.
Tu mi fai girar, tu mi fai girar, come fossi una bambola
Repetía el estribillo de la canción, justo ahí, estaba la respuesta.
Cuando sonó la melodía me di cuenta que no estaba entendiendo a Lucia, ella no sabía realmente que era una mentira, en cambio yo no sabía cómo deshacerme de tantas que había tenido que decir a lo largo de mi vida.
Ahí me quedé, sintiendo celos de su inocencia.
Quizás esa sea otra historia para contar...

separador

Ultimo boletín!

Estoy acostado en el piso del comedor, jugando a los soldaditos cerca del radio combinado de música, marca Ken Braun, donde mi papa solía poner discos para escuchar música o noticias, lo tengo muy presente pues casi siempre me ponía a jugar donde no debía, en ese tiempo en mi casa se escuchaba una radio que para mí era todo un misterio, esa se llamaba: "RADIO COLONIA", que decían que transmitía a desde otro país y siempre se anticipaba a lo que iba a pasar en este.
Me acuerdo bien como mi papá movía el dial de la radio para tratar de encontrarla, mientras yo trataba de retener en mi memoria entre que números quedaba la misteriosa emisora de la verdad, esa que tenía la particularidad de decir: ¡Hay más información en el próximo boletín!
Esa frase todavía me re suena como si se tratara de un gran misterio, dejaba de jugar para poder escuchar atentamente el acontecimiento que estaba por suceder, generalmente eran noticias que no eran muy bien recibidas en mi casa.
Mientras tanto mis juegos casi siempre eran iguales, mis indios siempre emboscaban caravanas de carretas de plástico que pasaban por pasillos finitos, matando a todos mis soldaditos viejos ya mordidos por el perro o por mi hermano mayor que me los masticaba, todos esos casi siempre morían en mano de los indios, para ese entonces yo creía ser un gran general, pues siempre me reservaba a mis granaderos de caballos blancos para contraatacar y terminar ganando mi pequeña guerra diaria.
Ese día iba a resultar uno muy especial en mi vida, cuando un acontecimiento raro se escucho en esa famosa radio: ¡último boletín! El presidente de la Nación Argentina resiste en la casa rosada del gobierno, rodeado solo por la guardia presidencial que está apostada en la terraza esperando un posible ataque!
¿la guardia presidencial me dije? esos eran mis granaderos!
No entendía nada, ¿cómo que los granaderos están apostados en una terraza, si solo tienen espadas y caballos?
Para esa época yo era muy inocente, no sabia que los soldados tenían como yo dos uniformes: uno el de todos los días y otro para cuando salían de visita.
En mi infancia estaba muy acostumbrado a perder, algo que no me gustaba mucho que digamos, por consiguiente todas mis ideas eran extremas: "Acá nunca se rinde nadie solía decirles a mis soldaditos"
Mientras tanto no me parecía justo que un presidente estuviera rodeados por tanques y aviones que volaban alrededor de una casa de color rosa, todos contra aquellos pocos granaderos a caballo que resistían en una terraza, no sé que cosa, para mi era una injusticia!
Estiraba mi cuello hacia los parlantes, cruzando los dedos como si estos pudieran detener lo que mis oídos escuchaban, y de ese modo lograr que estos no se rindieran, que murieran con honor como lo hacían los míos, como en esas láminas que yo veía en mi Billiken.
Resultó ser que se rindieron y fue mi primer golpe militar escuchado por un radio combinado en directo que recuerde, uno militar, hasta ese día todas las demás derrotas habían sido deportivas, mi desilusión fue tan grande porque no habían ganado que me enoje y me fui llorando a la cama.
En mi casa en cambio todos estaban contentos y creo que el que se rindió fue un tal ONGANIA que yo ni sabía quién era, para mí era igual de inútil que ese sargento Sanders de la serie combate que siempre elegía mi hermano cuando nos sentábamos a la tarde noche para verlo en la tele. El siempre elegía a los norteamericanos, solía decir que eran los buenos, hoy creo que no piensa lo mismo, pero ahora estoy casi seguro que el se sabía el final de todos los capítulos y si no, se los acomodaba para siempre salir victorioso.
Quizás alguno se pregunte: y vos a quien elegías?
Siempre elegí a los alemanes a pesar que me hacían enojar muchísimo pues no se agachaban nunca, cuando los americanos les empezaban a disparar, me agarraba la cabeza como no entendiendo lo que les pasaba, llegué a pensar que eran todos ciegos.
Tenían muy lindos uniformes, ese era un punto a favor para mí, pero no veían venir las balas, eso era un problema para ellos!
Mis granaderos también eran hermosos, llevaban siempre sus botas brillosas, y aquellos caballos blancos, lo que no sabía, era si se podrían agachar en estos tiempos.
Muchas veces me llevaron a verlos pasar por aquella avenida ancha en esos desfiles de mi infancia, con mi banderita de plastico, escuchaba a lo lejos el trote de esos caballos al son de aquella marcha llamada: "trote escuela de caballería", no había nada más lindo, mi papá decía en ese entonces: mira, presta atención, ahí se acercan ...
Pedía que me subieran a algún balcón o ventana para poder ver mejor, ya que todos siempre me tapaban y no me dejaban ver.
"Ahi viene la fanfarria Alto Perú" repetían los parlante grises desde arriba de los postes de luz, hasta que de repente aparecían, todos perfectamente encolumnados de a cuatro, me quedaba hipnotizado mirando aquella banda, especialmente a aquel granadero que montaba su caballo blanco tocando esos tambores gigantes que tenían a los costados con una especie de tela que los envolvía, sin agarrar siquiera las riendas para que este fuese derecho, con su cabeza en alto, mirando al frente y pensaba: Estos nunca se rindieron, ni se agacharon, ni se agacharán, no me mientan más!
Esa radio me está macaneando, un día va decir que los reyes magos no existen como dice mi hermano y se lo van a creer!
Siempre que la encendían en mi casa era un lío, todos discutían por algo llamado política y si relataban alguna final de fútbol todos los equipos salían campeones menos el mío!
Pasaron algunos años y me enganche con el tercer mundial de fútbol que recuerdo, el primero lo habían ganado los Ingleses y a mi papa mucha gracia no le causó, el siguiente fue de los Brasileños, ahora era tiempo de mis Alemanes. Corría el año 1974 se jugaba en Alemania y ahí me di cuenta que los Alemanes no se agachaban, era solo mirar a un tal Bekenbauer con su camiseta número cinco, la cabeza erguida, gambeteando a la famosa maquina naranja holandesa, para salir campeones y levantar la copa, como si se tratara de un granadero, las balas holandesas no lo derribaban, al año siguiente mi River volvió a salir campeón después de mucho tiempo, había traído a un tipo que le decían el mariscal Perfumo que era un especie de general y levanté mi primera copa, desde que había nacido, ya no me cargaran más con eso de que era una gallina, justo a mí que era capaz de resistir en mi terraza junto a mi perro cualquier paliza injusta que pretendieran darme.
Muchas veces me pregunté para mis adentros: si los Alemanes me hubieran escuchado de chico, cuando les gritaba agáchense ahora! mientras me agarraba la cabeza mirando la tele seguramente no hubieran perdido la Segunda Guerra Mundial, solo era cuestión de oír mis gritos!
Qué pasó con aquel radio combinado?
Se lo llevó la justicia como debía ser, fue embargado creo que por alguna deuda, al principio me dio lástima, ahora que lo pienso bien quizás tenían razón, era medio mufa y eso que tenía apellido alemán.

separador

Mi primera vez

Quizás esto que voy a contar, les resulte gracioso pero para mí en ese tiempo era todo un problema, necesitaba tener mi primera vez ya que muchos de mis amigos me habían contado miles de cosas y como solía pasar me las creía todas.
Los primeros intentos fueron bastantes frustrante ya que las teorías que usaba no eran muy confiables que digamos.
Hubo una principalmente que hoy me causa mucha gracia.
Alguien muy conocido por mi que no daré el nombre para resguardarlo, tenía la teoría que si uno entraba a un hotel alojamiento por el estacionamiento, el dueño creería que seriamos mayores de dieciocho años, bajaríamos de un auto y por consiguiente de esa manera no habría problema al entrar.
Hasta ahí la teoría no estaba mal, ahora restaba saber con quién iríamos y cómo conseguir el dinero.
Fue más fácil conseguir con quién, que juntar la plata, ya que siempre la gastábamos antes, ahí me di cuenta que cuando uno tiene un deseo lo más importante es el ahorro.
Después de un tiempo, logramos juntar las dos cosas, nuestras amigas eran un poco mas grandes que nosotros, el dinero que habíamos juntado tendría que alcanzarnos según nos habían dicho.
Después de muchas deliberaciones y preparativos decidimos el día y la hora, recuerdo bien el entusiasmo y los nervios de ese momento.
Recuerdo haberme bañado con un entusiasmo poco común para esa época, vaciarme medio frasco de colonia La Franco Inglesa que andaba por ahí y aprender que no en todos los lugares uno se debe pone perfume ya que este suele arder demasiado.
Luego de toda esa preparación estaba listo como para asistir a un casamiento, me encontré con quién no quiero nombrar y fuimos en búsqueda de nuestras chicas.
Recuerdo esos besos tan apresurados como nuestras manos, que hacían lo imposible por llegar a lugares desconocidos por nosotros, como si fuéramos arqueólogos principiantes, luego decidimos partir rumbo al destino planeado.
El plan estaba tan estudiado que podría tratarse de un robo a un banco, pero solo era nuestra primera vez.
Marchamos decididos como si fuéramos dos espías rusos cruzando la cortina de hierro rumbo a occidente, la diferencia radicaba que está sería la de un garage, no sería de hierro, más bien seria de plástico, esas que tenían las panaderías en esa época, llena de tiras multicolores que las hacían parecer un arco iris.
Después de cruzar la frontera y bajarnos de un auto invisible nos dirigimos a una pecera de vidrio donde un hombre mayor nos dijo: ustedes que hacen acá?
- El silencio se hizo eterno, no sabíamos que responder.
- Váyanse a su casa antes de que llame a la policía.
- Levantamos la voz en puntas de pie diciendo, tenemos la plata para pagar!
- Nos contesto: tienen la plata para pagar, pero no tienen la edad!
- Salimos los cuatro por esa puerta maldiciendo a todo el mundo, olvidándonos nuestro auto invisible. El fracaso de nuestro plan fue tan grande que no sabíamos cómo seguir.
- Las miradas cómplices hicieron el resto, volvieron los besos apresurados, acompañados de manos inquietas.
- Quizás podríamos intentarlo en alguna escalera de algún pasillo oscuro dijiste?
- Podría ser una opción, pero seguro no sería lo mismo conteste.
- Tenemos que esperar a ser más grandes dijiste.
- Mientras tanto comíamos un alfajor Jorgito y nos pasábamos la coca sentados en el umbral de aquel kiosco.
- Tenías razón, casi siempre tenias todas las respuestas.

separador

Mi caso está en los libros.

Recostado en el piso boca abajo en mi habitación, siempre en medias porque mamá ya había pasado la máquina de lustrar después de haber encerado y pasado el lustra muebles con la franela naranja por todos los lugares inimaginables, después de haberme corrido de todos los imaginables, la tarea consistía en encontrar un lugar en donde no molestara a alguien, cosa bastante improbable que terminó siendo donde todo había empezado: el piso de mi habitación. Recuerdo leer mi enciclopedia LO SÉ TODO, en todo momento.
En esos tiempos yo soñaba ser aquel héroe llamado Aquiles un semidiós casi invencible de pelo rubio igual que el mío, sentía que de a ratos entraba en esos libros, que se me podía buscar ahí, vivía aventuras inimaginables llenas de tormentos y no sé cuantas cosas más, seguramente no seria nada original a cientos de chicos les pasaría lo mismo, el problema era que yo me lo creía.
Después de un tiempo más o menos prudencial, comprendí el engaño de un tal Ulises y su famoso caballo tramposo, sentí cierto grado de orgullo de haber cambiado a pesar de seguir jugando, quizás con otro protagónico, me siento mucho más cercano a su rival Héctor, más mortal más humano, sabiendo que como todo habrá un final, que no soy inmortal pero ahí radica mi fortaleza, le doy gracias a Homero por hacerme entender, lo que muchos no supieron explicarme solamente leyéndolo, también a Héctor que sabiendo que iba a morir afrontó la lucha desigual y al ilustrador de estos libros hermosos que aún conservo.
Creo que la vida está llena de falsos Aquiles y hábiles Ulises solo deseo poder contar con mas troyanos para poder defender esta ciudadela llamada vida. De aquel sueño llamado Aquiles? solo me quedó una tendinitis en el talón y quizás cierta arrogancia, de Ulises cierta inventiva fruto de sueños y fantasías de niño, pero de Héctor...
De aquel héroe me quedo la sabiduría de defender lo tuyo contra vientos y mareas, la certeza que no es cierto lo que aquel niño creía.
No se vive para siempre, pero se puede morir con dignidad.

separador

Una charla telefónica.

Manteniendo una charla telefónica con un amigo, este me dijo: y si escribes una especie de diario intimo de tu salud como para ir descargando algunas ansiedades?
Pasaron algunos días y la idea me quedo rondando por la cabeza, no estaba tan convencido de lo que podría llegar a contar, pero empecé.
En la semana empecé por un nuevo cardiólogo que me resultó bastante humano, no lo conocía y todos saben que sospecho mucho de la gente de guardapolvo blanco, me presenté y lo primero que me dijo fue esto: por que asunto vino acá?
ahí mismo me dije: bueno Claudio me parece que esta charla va a ser medió complicada.
Sin tratar de ser muy rebuscado que digamos le dije más o menos esto: vine acá por qué me mandaron, pues aparentemente los estudios que me hicieron no están muy bien que digamos.
- Muy bien, muéstremelos dijo.
- Saque el expediente y empecé a aportarle pruebas, como si se tratara de un crimen no resuelto.
- Esto no está bien, no puede ser, no coinciden son tres estudios que dan distinto y este último es de la semana anterior dijo!
- Levanté mi cejas, subí mis hombros como diciendo yo soy la víctima, el caso lo tiene que resolver usted para eso es el detective.
- Empiece a sacarse la ropa, que ahora vengo.
- Igual que un detenido, me fui quitando la ropa, me senté en la camilla y pensé: está película ya la vi..
- Ahí mismo empezó el interrogatorio: primera toma de presión fallida y la cabeza del detective que se movía en forma negativa, después de varios intentos distintos llega a la conclusión que varía bastante, pero no está bien, toma de pulso en muñecas y tobillos, luego cuello.
- Aha, descubrimos la pólvora me dije, pesaste que era sencillo!
- Me pone el estetoscopio varías veces por todo el pecho y dice: se escucha muy poco!
- Ahí tuve ganas de gritarle subilo, me contuve pues el detective era el.
- Vístase me dijo, dentro de dos días viene y se me hace este estudio acá y luego viene a verme ese mismo día.
- Ok dije, le di la mano y salí en libertad bajo fianza. Pasaron los días y volví al juzgado, me estaba esperando otro detective para un nuevo interrogatorio.
- Buenos días me dijo atentamente, ya hable con el fiscal y me interiorize de su causa, quítese la ropa y acuéstese.
- Otra ves sopa, me dije!
- Al rato, de estar engelado y salir en Hd por un monitor que no puedo ver, entra el fiscal y se pone a mirar junto al otro detective a intercambiar opiniones.
- El fiscal me dice: se salvó del transplante!
- ...........?
- El detective me dice: vístase y llévele estas pruebas al fiscal.
- Sin entender mucho que digamos, el condenado se acercó a la puerta de juzgado y espero el veredicto.
- El fiscal empezó a relatar un montón de sucesos complicados que hacían presagiar una condena extensa a saber:
- El condenado no puede acercarse a la sal, a los embutidos, a la harina, a los lácteos etc, por consiguiente se cierra el caso, tiene derecho a dirigir unas pocas palabras.
- Su señoría, fui privado de mi libertad, me quitaron el derecho de hasta comerme las uñas, estoy más complicado que "ese" Castillo ( El de la Salada ) todavía me restan dos causas una con el hematólogo (demasiada mala sangre) la otra con el oncólogo por portación de cangrejo y usted se hace llamar justicia, la verdad deja mucho que desear, apelaré a una instancia superior grite!
- Me dijo: NO LE CONVIENE...

separador

Experimentos con humanos.

Acostado en un rincón de casa observando el cielo raso sin mucho más que hacer que imaginarme distintas figuras que se proyectaban y convertían en gigantes sombras sobrevolando mi cuerpo, una de estas vino a caerse justo sobre mi humanidad, sembrándome la cabeza con una pregunta "POR QUÉ".
Desde que tengo memoria no dejo de preguntarme el por qué de las cosas, recibiendo todo tipo de respuestas, la más repetida solía ser el "PORQUE SI", no conforme con las respuestas decidí investigar, adentrándome en la cabeza de aquéllos que me respondían.
Resultados?
Se preguntaran...
Pocos! casi nulos.
Estoy convencido que la mayoría de las veces están, como decirlo: más desorientados qué yo, eso suele ser bastante frustrante al menos para mí.
Decidí entonces que tenía que hacer algún tipo de experimento científico con mi inquietud, para tratar al menos de salvar a alguien con el mismo problema, ahora sólo necesitaba un lugar y un voluntario.
El lugar podría ser una habitación preferentemente de color blanco (si se preguntan el "por qué" de este color no podrían participar, estarían extremadamente contaminados) habría dos cubos de madera (este suele ser un material noble) de una altura aproximada de cinco centímetros, uno estaría pintado de color "negro" que significa la ausencia, color gravitante a la hora de elegir, el otro pintado de un gris pensamiento que también tendrá lo suyo ya que nos hará dudar, sobre los dos debería caer una luz de igual intensidad.
Arriba de uno de éstos cubos habría una cantidad, digámosle importante de dinero, en el otro simplemente un recuerdo de nuestra infancia materializado en algún objeto muy querido por nosotros, estos serán cambiados constantemente para que no sea tan fácil elegir.
Si te sigues preguntándote el "por qué" significa que están realmente en problemas.
El experimento consiste en adivinar que va a tomar primero cada uno que entre en esa sala, eso nos dirá EL POR QUÉ de cada individuo.
Alguno quizás piense que tomando el dinero podría comprar cualquier recuerdo de nuestra niñez: grave error! eso que quedó en el cubo no tiene un valor monetario más bien tiene un valor sentimental.
Ahora hay que decidir por cual nos inclinamos, pero cuidado puede ser una trampa que nos tiene preparado el destino...
Por qué? Se seguirán preguntando algunos, otros quizás agarren el dinero y dirán simplemente PORQUE SÍ! lamentablemente.
Mi Informe final, da como resultado que el que suele dirigirse a las ausencias (negro) suelen ser muy amigos de los faltantes y estos resaltan mucho más sobre un fondo oscuro.
En cambio el pensamiento (gris) suele ser muy amigo de los recuerdos y quizás sea este el motivo por el cual no resalte tanto a la vista de las personas.
De chico me preguntaba por qué los aviones eran pintados de gris en la parte inferior...
Quizás ahí este el resultado de mi investigación no lo sé, sólo es una inquietud de un día de lluvia pensando en la cama...

separador

Recuerdo que tenía.

Recuerdo que tenía doce años cuando sentí lo que creo que fue el primer gran amor, para ese entonces yo en lo único que pensaba era en jugar a la pelota, cambiar alguna que otra figurita de fútbol en el recreo y pintar soldaditos a escondidas de mis amigos quizás por vergüenza, para ese entonces ya les había mentido diciéndoles que hacía rato que había dejado de jugar, lo cual no era cierto, cuando tenía tiempo los agarraba nuevamente a veces solo para mirarlos, pero necesitaba agarrarlos, era más fuerte la atracción que sentía por ellos que la lealtad hacia mis amigos.
Todo sucedió casi de repente: en el cole se organizó el viaje de egresados de séptimo grado. Para mí en ese entonces era la única posibilidad de estar solo, sin mi familia y pienso que para mis amigos también lo cual era un regalo del cielo, casi hasta mejor que Navidad!
Recuerdo bien que para esa época las cosas en mi casa no estaban económicamente bien, mi tío había cerrado la fábrica de hojalatas y mi papa que trabajaba junto a él no sabía bien que hacer, nos habíamos mudado a un departamento y ya no había tanta plata.
Todo cambio muy de repente, hasta se dejó de pedir en el quiosco, al cual yo tenía que ir a buscar el diario todos los santos días, en esa época existía la cuenta corriente.
Por medio del fiado solía traer algunas historietas para sorpresa de papá y mamá a fin de mes.
El peor día era cuando el diariero me decía llévale esto a tu mamá "LA CUENTA" ahí empezaba a repasar todo lo que había llevado a mi casa, casi sin permiso y me encontraba con que había retirado muchas revistas. Mi hermana leía Vosotras, Intervalo y Siete Días, mi hermano la revista Pelo que era de rock, Satiricón y una revista prohibida que se llamaba Killing más el Tony y D'artagnan.
Cada tarde que salía a la puerta me decían, ya que vas tráete alguna, en ese tiempo yo era el pibe de los mandados, me limitaba a obedecerles como buen hermano que era, de paso leía todo lo que encontraba, para luego robarlas y cambiarlas dos por una en el mercado de la otra cuadra de casa por revistas usadas que me gustaban a mí. Estas eran Superman, Batman, El súper Ratón, etc, esto siempre sin que se enterasen mis hermanos que las buscaban sin parar por todos los rincones de la casa sin resultado alguno y sin poder decir nada. Yo mientras tanto mudo, aguantando las miradas asesinas, con el riesgo de tener que escuchar los gritos de mamá, que para ese entonces estaba convertida en una especie de asesina de telenovelas tratando de agarrar al que pasara cerca y no precisamente para besarlo sino más bien para ajusticiarlo.
Ahora que recuerdo lo único que no cambiaba era Selecciones y TV Guía, era demasiado peligroso, esas las leían los grandes. También traía el diario La Razón, que después que mi papá lo leía, se usaba para forrar el tacho de basura, este era de hojalata, para ser más preciso creo que se trataba de un tarro de masilla, que el basurero arrojaba lejos de la puerta de casa incrementando la ira de mi mamá.
Uno de esos tantos días recibí una nueva noticia en el colegio, nos iríamos de viaje.

El viaje hacia el gran amor
Estábamos todos los chicos juntos esperando en la puerta del colegio la llegada del micro que nos iba a llevar a Córdoba más precisamente al Embalse de Río Tercero, estaban los padres de todos mis amigos, faltaban los míos hasta que apareció mi mama y mi hermana (mis amigos me mostraban una sonrisa sospechosa cada vez que aparecía mi hermana), luego llegó mi tía Titi y me dio un sobre que tenía plata, me dijo: - esto es para vos, no lo malgastes - lo guardé junto con el poco de plata que me había dado mamá, nunca antes había tenido tanta plata junta, ahí me di cuenta que lo mío no iba ser la administración.
El viaje fue fascinante no durmió nadie, el resultado fue que cuando llegamos estábamos todos muertos de sueño

El lugar
Apenas llegamos a la mañana, mis compañeros y yo nos miramos como no pudiendo entender donde nos habían traído, el hotel era una mole inmensa de no más de dos pisos llenos de chicos de distintas partes del país, ahí también me di cuenta que lo mío tampoco sería el federalismo. Nos repartieron en habitaciones de a cuatro, la nuestra por suerte era de cinco, dos camas marineras una de cada lado de la pared y una sola en el medio, cual traté de evitar que me tocara previo grito "La de arriba es la mía, canté! "
La cama de arriba tiene la particularidad que uno puede observar todo mucho antes de que pase, lo sabía porque en mi casa dormía en una. La del medio que estaba sola iba resultar la cama del pueblo, todo el que entrara en el lugar estaba obligado casi irremediablemente a sentarse en esa.
Resultado el pobre Bicho mi compañero vivía estirando el acolchado hasta que un día se rindió y vivió como un vagabundo todo el tiempo en que estuvimos ahí.
Al rato nos pusimos a jugar un cabeza de cama contra cama, es decir dos contra dos, resultado se aflojó una de las camas y no pudimos volver a jugar, solo nos quedaba jugar a las cartas en la cama de Bicho que resultó ser nuestra mesa comunitaria en la que pasamos la tarde comiendo sandwich de salame y queso, mientras gritábamos chancho! previo zapatillazo en la mano a alguno.
Hasta ahí todo transcurría como normal, nos empezamos a preguntar dónde estaba el baño pues la habitación tenía una pileta, pero no tenía inodoro! Resultado : el animal de Bicho orinó en un vaso de vidrio que estaba ahí para lavarse los dientes, rompió el mosquitero de alambre que tenía la ventana y lo derramó hacia abajo! Mientras nosotros nos moríamos de risas, solo restaba saber donde quedaba el baño. El baño: resultó ser muy parecido al de un club, donde cuando tenés que ir te llevás la toalla, el papel, el cepillo de dientes casi una mudanza. Ah! Me olvidaba tampoco tenía inodoro, era un agujero en el piso con dos huellas del yeti (el abominable hombre de las nieves) a los costados en forma de zapatillas.
Después de descubrir el baño, solo faltaba saber que más había. No solamente en el piso, si no que había en el piso de abajo. En el nuestro resultó haber una delegación de chicos de Santiago del Estero más inocentes que mi mamá con los cambios de moneda después de algún cambio de presidente, que le ponía a los billetes más ceros o menos, pero ella siempre preguntaba y ¿ahora este cuánto vale?
Nos escaparnos de la habitación y fuimos hasta el piso de abajo, ahí nos encontramos con la novedad que no se podía bajar pues era el piso de las mujeres. Compartían el piso con chicos varones de escuelas mixtas de Rosario los cuales también dormían separados, mitad de piso para cada delegación y separados por un celador. Resultado de la expedición: fuimos castigados hasta la cena sin salir de la habitación. En este punto cabe aclarar que yo en esa época iba a un colegio del Estado jornada completa y en Constitución lo cual da un indicio de los compañeros que me rodeaban. Apenas supimos esto, los Rosarinos empezaron a ser nuestros más odiados contrincantes y todavía no los habíamos visto.
Los Rosarinos: una especie de Porteños sin obelisco y con muchas ganas de protagonismo lo cual se les notaba, muy parecidos para mi gusto y el de mis amigos a los chicos que venían de la ciudad de La Plata que también eran un poco cancheritos, solo restaba saber cómo se redimiría la cuestión.

La cena
Comedor gigante repleto de delegaciones de todo el país y sobretodo chicas, nosotros para ese entonces ya no sabíamos bien a cual de todas queríamos mirar, todo se comunicaba en forma de codazos y señas que nadie entendía. Nos sentamos a comer y la comida no resulto muy distinta a la que comíamos en nuestro colegio, resultado: sandwich y Coca Cola del quiosco del hotel, muy cancheros los de la Capital (como ya nos decían), mirando como todos los demás comían eso que parecía una comida.

El fogón
Sacando la fogata de San Pedro o San Juan ( me los confundía ) en el que buscábamos cajones de fruta para la fogata, o algún campamento, yo no tenía ni idea de lo que se hacía en uno y menos con tantos chicos y chicas sin conocerse. Resultó ser que cada delegación tenía que representar algo acorde con el lugar de donde había venido: nos tocaba cantar el tango Caminito! Nos miramos y dijimos ni en pedo! Había cincuenta mil chicas y nosotros nos íbamos a incendiar ahí como la fogata del Santo ese?
Nos pusimos de acuerdo en secreto, arrancamos cantando después silencio... fue la idea que a alguien se le ocurrió dejando a los profesores cantando solos y expuestos, mientras Bicho nos arengaba para ir a sacar chicas a bailar el tango, cosa que ninguno sabía pero la idea fue "GENIAL", cada uno de nosotros escogió alguna que ya había mirado y fuimos como un grupo de Espartanos por entre medio de las distintas delegaciones buscando rescatarlas de sus propios compañeros.
Ahí mismo la vi... radiante como un Sol, como sacada de una de las revista de mi hermana, nunca antes había visto una chica así de linda, quedé paralizado mirándola mientras mis amigos me empujaban hacia ella. Tenía puesta una gorrita de jeans, remera musculosa y un pantaloncito corto de jeans, pelo rubio largo y ojos claros. El único inconveniente que había era que estaba con los ROSARINOS!! cuando le agarré la mano, justo se terminó el tango, me miro se dio media vuelta y se perdió entre sus compañeros, yo mientras tanto me retiraba con la atenta mirada de nuestros profesores que nos invitaban no muy gentilmente a retirarnos del fogón a nuestras habitaciones otra vez castigados y el odio de medio Rosario.

El día siguiente
Salimos de excursión para conocer el embalse y bla, bla, bla, para nosotros había resultado un embole. Nos dejaron el día libre y ahí mismo empezó la debacle económica: descubrimos que se podían alquilar caballos y bicicletas entonces no dudamos, nos mudamos prácticamente al establo y a la bicicletería donde se alquilaban, resultado: ya en el segundo día de estadía entre las horas de caballo, y las bicicletas que nunca devolvíamos en horario y el quiosco donde comíamos, más las fichas de metegol yo ya casi no tenía plata. Entonces volvimos al viejo amor el fútbol, para ese entonces yo tenía más horas de fútbol que de clases de colegio y mis amigos otro tanto, armamos una selección de los dos séptimos el A y el B y comenzamos a desafiar cuanta delegación veíamos, nos dimos cuenta que éramos buenos, y que nos venían a ver hasta los profesores, solo restaba desafiar a los locales: Los cordobeses, fue un trámite, les ganamos.
Mientras tanto en los tiempos que nos quedaba libre espiábamos a nuestros futuros rivales: Los de La Plata a los cuales les teníamos ganas, también les ganamos, seguimos jugando contra Tucumanos, Jujeños etc. a todos les ganábamos más o menos tranquilos (ese equipo era maravilloso) nos habíamos anotado en el campeonato Evita donde fuimos eliminados por las inferiores de Vélez que nos ganaron 1 a 0, un día de lluvia en la ciudad deportiva de ellos, el barrio Kennedy en Liniers. Ellos con botines con tapones de aluminio (lo cual estaba prohibido) nosotros con unas camisetas amarillas horribles que habíamos ido a retirar por la calle Bolívar, junto a unos botines sacachispas y un pantalón corto, quizás alguno de mis compañeros lo recuerden.
En los ratos libres que nos quedaban nos escapábamos a la pileta olímpica que tenía el complejo, donde dábamos rienda suelta a nuestro salvajismo no respetando ninguna regla y cruzando la soga de lo que era profundo sin ni siquiera saber nadar decentemente, pero igual cruzábamos lo cual llamaba la atención de las chicas que nos miraban. Cada tanto el bañero hacía sonar el silbato y teníamos que volver del otro lado de la soga. Nos quedábamos tomando sol mientras nos secábamos.
De repente mi amigo Peti me dice mira! ,ahí la vi como subía sola aquel tobogán gigante de la pileta con su toalla, yo no podía creer lo que mis ojos veían, primero pensé que se iba a tirar de ahí a la pile, pero no lo hizo, se puso a tomar sol sola ahí arriba. Mis amigos me miraron y me empezaron a gritar anda a buscarla tarado! te miró y no sé cuantas pavadas más, no seas cagon.
Me paré, agarré mi toalla y fui, más por vergüenza a mis amigos que por valor, pues no lo tenía, pasé entre sus compañeros y empecé a subir el trampolín sin saber muy bien para que, hasta que llegué y la encontré acostada boca abajo con su bikini, le dije un hola y si podía quedarme a tomar sol con ella, pues mis amigos estaban todos mirándome ahí abajo y que si bajaba me mataban, se sonrió y me dijo que sí...
Desde ese día no nos separamos más en toda la semana, traicioné a mis amigos diciéndoles a todo lo que me proponían hacer que no podía, solamente les pedía plata prestada para gastarla en paseos en bici y charlas rociadas de Coca Cola sentados a la orilla de aquel lago, caminábamos tomados de la mano todo el tiempo hasta que nos dimos el primer beso.
El primer beso de amor que daba, no el primer beso si no el primero de amor.
Resultó ser que la parejita se fue haciendo famosa no solo entre los compañeros, también entre los rivales y hasta en los profesores que nos miraban con simpatía.
La primera mala noticia: mis compañeros para ese entonces seguían peleando y desafiando a cuanta delegación encontraban y encontraron a la que yo no quería que encontraran: la de Rosario, la cual todos los santos días Bicho los insultaba asomado desde la ventana esperando la devolución de los insultos de los sacado de abajo, los cuales ya también habían roto el mosquitero y se asomaban amenazantes, más cuando Bicho los rociaba con el vaso lleno de orina desde arriba al grito de Boludos cayeron de nuevo! Resultado: desafío al fútbol, horario: después de comer, lugar: la cancha de once, concurrencia todos los que nos quería ver muertos, inclusive los coordinadores (los coordinadores era un grupo mixto de profesores jóvenes del lugar que pretendía en las noches de fogones que cantáramos canciones como esta: "el gordito, el gordito donde esta? Gusto en saludarlo, gusto en saludarlo ya me voy!!! "era de no creer teníamos doce años y veníamos de CONSTITUCIÓN y en 1974 !! Y estos nos preguntaban por los deditos...

La charla en la habitación
Reunión de todo el equipo y Peti que nos dice esto, los Rosarinos nos quieren cagar a patadas, va estar todo el mundo inclusive tu "noviecita" y otras más, así que no podemos perder, no puede ser peor que otros partidos que ya jugamos, a Bicho y a este, señalándome con el dedo los van a ir a buscar de entrada así que si nos agarramos, nos agarramos todos!
Yo mientras tanto solo pensaba en mi novia!
Se me acercó Bicho y me dijo: vos boludea como siempre con la pelotita, que yo les sigo hablando, yo mientras tanto lo único que quería era ir a andar en bici con ella y gambetear a mis amigos.

El Partido
Para nuestra deshonra: aparecieron con camisetas, eso fue lo primero, lo segundo fue que eran grandotes, lo tercero era que nos odiaban y de yapa estaban todas sus compañeras a los gritos inclusive la mía, que me miró mientras gritaba por ellos y me soplaba un beso!
Mis amigos me miraban como para matarme. SOLAMENTE ese beso fue suficiente para que me transformara en una máquina de gambetear y eludir patadas, puteadas y todo lo que se pueda imaginar, recuerdo haber jugado bien, al menos esa era mi opinión que no siempre era la de mis compañeros, terminó todo bien y hasta nos dimos la mano.
El honor estaba intacto, ahora solo faltaba lo peor:
En los últimos días éramos íntimos de los Rosarinos y los de La Plata, éramos una especie de tribu gigante que por las noches atacaban a naranjazos las ventanas de otras delegaciones más pacíficas. Mientras tanto yo no me despegaba de ella, hasta que nos dieron la noticia que ese era el ultimo día. Todo pasó muy rápido cuando menos lo esperábamos todos se estaban despidiendo después del fogón pues los micros salían en distintos horarios. Recuerdo bien que la secretaria de mi colegio, que era una de las acompañantes de la delegación me dijo: anda a despedirte que te esperamos en la puerta del micro. Fui y me abrazó sin quererme soltar, me dio un beso y no pude más dejar de llorar, no tuve vergüenza de quien me viera, solo recuerdo que llorábamos sin parar, sin poder respirar de tantas lágrimas y silencio, subió a su micro y las compañeras la abrazaron, cuando me di vuelta para subirme al mío mis compañeros también me abrazaron, no hubo cargadas en el viaje, solo silencio y respeto que solo se rompió en un cruce que tuvieron los micros en una parada donde todo se repitió, esta vez mis amigos me dieron un pie para colgarme de la ventana del micro de ella para decirle que no quería que se fuera, que no sabía que iba hacer yo ahora, que quería seguir estando con ella, pero se fue...

La llegada
Fue en silencio, con los padres de todos viniendo a buscar a sus hijos, mi caso resultó no ser muy distinto de los otros, simplemente yo ya no era el mismo, algo se había roto dentro, tal es así que esa semana siguiente me la pasé llorando sin salir de mi casa sin entender bien por qué, no jugaba y me encerraba en mi habitación. Hasta que mi tía me preguntó qué me pasaba y le conté mientras no paraba de llorar. Mama decía ya se le va a pasar. El resultado fue que no se me pasó, si no que se agravó a tal punto que tuvo que hablar mi mama con mi madrina para ver de qué manera podían llevarme a Rosario pues también me negaba a comer lo cual parece que los empezó a preocupar, hasta que un día por la mañana recibí el regalo más lindo que un chico pueda recibir: Una carta con un sobre blanco escrito con letra chiquita parecida a la mía y una estampilla pegada en el, dentro de ese sobre una postal de Navidad que decía te extraño, te mando un beso con vientito espero que me lo devuelvas...
Le escribí una sola carta y me contestó, nunca supe más nada de mi primer amor, hoy que ya soy un hombre de cincuenta y dos años todavía recuerdo su dirección, su sonrisa y al recordarlo me produce una ternura digna de una lágrima de inocencia de beso con vientito donde quiera que se encuentre.
Las Navidades desde ese año siempre fueron tristes, al menos para mí...

separador

Día espantoso.

Día espantoso, de esos que uno quisiera que no existan pero que al final siempre, pero siempre aparecen, casi de la mismísima nada para contradecir todo lo que uno desea hacer ese mismísimo día, sin saber bien el por qué de semejante espanto.
La mañana se presenta lluviosa, con el viento que golpea nuestra cara sin haberle echo nada como para que se ensañe de esa manera, la lluvia parece ser cómplice de esta situación y le agrega un poco más de furia a lo insoportable del momento, sólo resta refugiarme en algún lugar que aplaque tanta agresión sin sentido.
Mirando alrededor, desde mi refugio improvisado, veo correr gente desesperada tratando de buscar algún techo donde resguardarse, como si en esa acción le fuese la vida, paraguas que se dan vuelta le dan un poco más de dramatismo a la situación. La gente que está en resguardo mira a su alrededor a otros que también lo lograron con una cara de satisfacción por la hazaña realizada sin darse cuenta siquiera que no han logrado nada. Solo es "agua y viento".
Cuando realmente me doy cuenta de esta situación sólo me resta salir de mi encierro, caminar despacio con la sola compañía de una vereda casi vacía, llena de vidas que se esconden bajos techos ajenos espiándome como si yo fuera un rebelde que está en contra de lo establecido, sin darse cuenta ni por un instante que la libertad tiene un precio y ese precio hoy: ES MOJARME...

separador

El pasado.

Llevo toda mi vida caminando solo, por que si me detengo me atrapan los recuerdos, últimamente me resulta mas fácil caminar que recordar, voy recto como si supiera el lugar al cual voy sin saber exactamente cual es, pero voy.
Es una energía casi invisible que me traslada de un lugar a otro sin un destino cierto, hurgando en mis pensamientos caminos ya olvidados que por arte de magia aparecen en mi memoria.
De repente sin aviso aparecen señales de alerta como diciendo este ya lo transitaste, prueba este otro, mientras tanto el tiempo pasa dejando huella no solo en mi mente si no también en mi cuerpo cansado, quizás falte mucho caminar todavía, no lo sé, pero no debo detenerme.
Cada tanto me embarga una extraña sensación de tristeza no entiendo bien el porqué, se me cierra la garganta y al tragar se produce un raro efecto en mi saliva, mezcla rara de angustia y desesperanza a la vez, cierro los ojos, respiro profundo y vuelvo a comenzar, el paso pareciera que fuera mas lento, pero a medida que respiro y largo el aire el peso del pasado es como si disminuyera, entonces retomo el ritmo anterior y todo vuelve a comenzar sabiendo que si me detengo volverá atraparme.
El pasado es algo que camina junto a nosotros aunque a veces tratemos de escaparle, es algo raro pero evidentemente uno no puede escapar de su destino incierto, es como un invierno interno donde llueve intensamente y la única esperanza es que se despeje para poder ver la claridad tan deseada y asi continuar el viaje, uno lleno quizás de viejas aventuras ya vividas, pero no por eso menos interesante.

separador

Una puerta.

Cuantos recuerdos pueden contener una casa que no era la tuya pero sentías en el fondo que le pertenecías?
Esa pregunta me la habré echo cientos de veces sin obtener ninguna respuesta, pero cuando la recuerdo siento una caricia en mi alma.
Aquellas tardes, noches y hasta días donde era acogido como un integrante más de una hermosa familia, donde una madre me recibió como a un hijo, donde un padre me hablo como tal, donde un hermano era más que eso, era también un amigo con el cual podía compartir la leche, la pelota y hasta mirar series en aquel televisor en blanco y negro donde los invasores, bonanza y los intocables eran un clásico de nuestras tardes.
Donde un abuelo compartía un partido de River por radio, algún domingo a la tarde en una cocina color verde agua, donde también se calcaba algún mapa de algún continente lejano.
Cuantos hermosos recuerdos puede contener una casa que no es la tuya, cuanta inocencia se puede perder cuando uno la deja?
Aquella hermana bonita que posaba elegante con su flequillo perfectamente cortado como si se tratara de una modelo de aquella época, con las miradas de todos mis amigos que esperaban pacientemente desde la esquina que por fin se asomaran a esa puerta, junto a su hermana.
Aquella otra hermana pequeña, cariñosa con la cual jugábamos como si se tratara de una mascota, llevándola cada tanto de paseo.
Quizás aquellas tardes podría decir que fueron días muy felices de mi vida, tenía todo lo que un chico de esa edad podía desear, una novia bonita, muchos amigos y una familia que se preocupaba por mi, que mas uno podría querer...
Pero no todos los cuentos terminan de la forma que uno quiere, la vida está llena de sorpresas, laberintos en que uno se pierde buscando caminos hacia ninguna parte.
Quizás la nostalgia de ese buen recuerdo que nos vienen de repente, nos haga vivir por un pequeño rato, aquellos momentos felices y hoy la verdad, tengo ganas de contarlo.

separador

Encontrándome a mi mismo.

Como sí el tiempo pasado fuera devorado por recuerdos nuevos uno va transcurriendo un camino que nos hace olvidar las simples cosas que uno mismo vivió, olvidando casi sin querer de esa manera errores o aciertos de hechos ya consumados.
Los pensamientos parecieran que duermen en lugares imaginarios llenos de silencios que hacen que por un instante la cabeza repose en un mar tranquilo. Casi de la nada, estos mismos se vuelven turbulentos como sí nuevos vientos de ideas pasadas, agitaran nuevamente nuestro mar .
Entonces todo vuelve al principio sin siquiera darnos cuenta, es ahí cuando nos acordamos de las simples cosas, de lugares olvidados de objetos que creíamos perdidos, de personas que pasaron por nosotros dejando pequeñas cicatrices en nuestro ya vapuleado cuerpo.
No creo que sea una casualidad tratar de recordar lo que ya pasó, simplemente extrañamos lo que quizás nos resulte difícil recuperar, como nuestra niñez.
Es imposible retroceder el tiempo, aunque lo que sí podemos es no perdernos la posibilidad de volver a ser niños aunque seamos grandes, quizás tan sólo por un instante...
¿Que no daría uno por algún momento pasado?
Caminando sin rumbo fijo, arrastrando los dedos por la pared, como tratando de recordar el camino solo con las yemas de nuestros dedos voy viajando solo, con la sola idea de encontrarme a mí mismo.

separador

Secretaría.

Otra ves estoy parado aquí, esperando mi tiempo con la esperanza del olvidado, mis ojos hacen el esfuerzo para no dejarse tentar por una melodía que solo me habla de esperas interminables.
Cuento escalones de escaleras inmensas que me transportan a otros sitio sin tener que moverme de este lugar, la famosa secretaria que casi podría contar que era como mi segundo hogar.
Tiempos interminables preguntándome porqué sigo parado en este viejo patio rodeado de guardapolvos blancos que siempre me preguntan lo mismo: usted otra ves acá?
La mirada hacia el piso les da la respuesta, mi boca asustada no necesita empeorar las cosas, pase gran parte de mi escolaridad parado fuera de las aulas sin saber el porque, quizás era la inocencia de no poder contener la risa o tal ves fuera la tarea olvidada, podría poner mil excusas pero casi siempre estaba en otro lugar uno más divertido al menos para mí.
Mis maestros siempre agregaban esto en aquel boletín: tienes que esforzarte más y prestar atención.
Yo me esforzaba, pero mi atención estaba en otro lugar, quizás pensando en el equipo que había que formar en el recreo para jugar un fulbito, no me importaba cual era el desierto más grande del mundo, o donde se encontrarían los picos más elevados de América, en ese entonces mis ángulos geométricos eran los córners.
Mis viejos y mis maestros pensaban solo en una cosa y hasta en eso se parecían mucho, no me veían.
Yo en cambio solía pensar en cuatro cosas básicas, que me fueron formando como persona, mis amigos, la pelota, las figuritas y mis soldaditos.
Mis amigos de esos tiempos, me dieron los valores que se aprenden de la amistad verdadera, me enseñaron a conquistar alguna que otra chica con una sola palabra: "anda, no seas cagon, que te puede pasar, el no ya lo tenes." A manejar códigos casi mafiosos que inculcaban los más grandes para ir siempre de frente y alguna que otras cosas de más.
La pelota por ejemplo me alejo de las malas compañías y mis figuritas me terminaron de enseñar geografía, historia, naturaleza y demás picardías, como aprender matemáticas solo canjeando alguna difícil por pilones de repetidas que incrementaban mi economía de una forma sencilla.
Mis soldaditos en cambio me enseñaron el arte de la guerra, el perfeccionamiento de la táctica, el querer saber y adentrarme en la historia quizás más de lo recomendable para un chico de esa edad, que todo lo quería saber y de una forma simple y rápida, pues entonces me puse a leer todo lo que caía en mis manos, por ende me compre un gran problema pues no me era fácil evitar algunos cuestionamientos históricos, más si del otro lado no me lo fundamentan con cierta lógica.
Dejo para el final de esta pequeña historia a mis padres, pues ellos me dieron lo que pudieron que no es poco, me enseñaron a ser buena gente y si por una de esas casualidades nunca me dijeron un te quiero aprendí a entenderlos, pues no soy un chico muy sencillo y dócil que digamos...

separador

Mírame, mírame...

Este relato habla de los amores pasajeros, habla de cómo soy y como es mi hermano del otro lado, como suelo llamarlo.
Podría haber sucedido muchos años atrás, o podría tratarse de hoy mismo quizás.
Un cierto día en un colectivo, más precisamente uno de la línea 12 nos dirigíamos hacía constitución a jugar al fútbol, cuando de repente en pleno viaje mi amigo me dice: Claudio vos te enamoras en los colectivos?
Al principio, no le entendía bien que me quería decir, pero cuando vi su mirada le dije: Tanito de mi vida, quien no se enamora en el colectivo de alguna chica desconocida, es por que seguro que está muerto.
Yo por ejemplo, cuando estoy aburrido en un viaje busco con la mirada, alguien que sea de mi agrado, solo la miro si esta distraída y ahí empiezo el famoso juego del mírame, mírame, mírame que en algún momento caerás en la trampa, cuando esto ocurre suelo clavarle la mirada como jugando a quien la sostiene más sin pestañear ni bajarla.
Casi siempre se produce que suelo rendirme a propósito, me gusta enamorarme de gente desconocida por un instante, me gusta robarles sus miradas.
- Ahí fue cuando me dijo, y no te gustaría conocerlas?
- No contesté, creo que ahí se perdería el encanto, los amores de viaje, son de viaje. No creo que se puedan quedar.
- Me miró y me dijo: y si nos bajamos y vamos caminando?
- Es una buena idea contesté. Ese día nos bajamos por la calle Belgrano y nos fuimos caminando hablando de futbol todo el camino, habíamos resuelto el problema de los amores pasajeros, casi sin darnos cuenta...

separador

Instrucciones para secarse rápido.

Colgado, como secándome al sol después de haber sido rescatado de algún naufragio pasado.
Sin ni siquiera saber cuál fue el verdadero nombre de aquel barco, que me mantuvo a flote tanto tiempo.
Aquella tormenta que me arrastro hasta aquí fue tan grande, que todavía siento los dolores en mi cuerpo humedecido, repleto de historias mojadas que todavía quedan en mi memoria.
Quien decidió que uno pueda estar suspendido a una vida, solo sostenido por algunos débiles broches, que quizás den cierta esperanza cuando el viento traiga malas noticias a esta cuerda que hoy me sostiene.
Hasta cuando estaré colgado pendiente de los caprichos de algunos marineros que ni conozco?
Me secare pronto?
Esta soga que sostiene mi cuerpo mojado, podrá resistir mucho más, o se cortara de repente?
Que posibilidades tendré si uno de estos broches llegara a soltarse?
Resistiría otra tormenta como la anterior?
No debo pensar en estas cosas dicen muchos, pero cuando sabes que tu vida depende de un simple hilo, te suelen entrar muchas dudas, el para qué es una de ellas.
Es en ese preciso momento cuanto más te apuras, no te podes dar el lujo de esperar a que el sol salga para así secarte.
Quizás uno tenga que arriesgarse de más, aprender a descolgarse solo, aunque estés empapado de malas noticias, quizás corriendo te seques más rápido y listo.

separador

Las carpetas.

Hace bastante tiempo solía esperar impaciente la salida del colegio de aquella niña, de ojos marrones y pelo negro, espiar detrás de esa puerta gigante de madera, para ver si faltaría mucho para su salida.
El murmullo de sus amigas a lo lejos de aquel pasillo, hacía presagiar que ya estaría más cerca.
Ahora solo restaba esperar que saludará a todas, una por una como si se tratara de un beso navideño o de fin de año.
Luego de aquella ceremonia nuestros ojos se juntaron.
Mi timidez trataba de disimular las miradas de tantas chicas, que se codeaban como sabiendo quién era.
Ya cuando estábamos uno frente al otro nos dábamos aquel beso tímido, esos que uno da cuando todos te miran, nos agarrábamos de la mano y nos dirigíamos caminando hacia tu casa, cuando de repente solté aquella pregunta:
Y si nos escapamos al cine?
- tengo que pedir permiso a mamá, dijiste.
- Que lástima conteste, nunca fuimos al cine temprano un día de semana.
- Espera que le digo a mi hermana que avise en casa.
- Te separaste por un momento de mi mano, para ir corriendo a avisarle, mientras yo sostenía tus carpetas, aquella situación no era habitual, ir al cine un día de semana temprano, solo ocurría con mis amigos del barrio, o quizás alguna rateada de colegio.
- Que película vamos a ver, preguntaste.
- No lo sé, fijémonos en el cine Cervantes, el de la calle Belgrano. Recuerdo tu cara más que aquella película, pues nunca deje de mirarte, será por eso que no puedo acordarme el nombre de aquella película de esa tarde. Hoy después de tanto tiempo suelo recordar aquella escena, cuando voy hacerme algún estudio, parado en la misma calle a punto de cruzar, ya el cine dejo de existir hace mucho tiempo, pero la ternura de aquella tarde sobrevivió a todo, las tardes en la sala de espera son para eso, para recordar y esperar que te llamen, entregas tu carpeta de estudios y dejas que otro te diga como seguirá tu vida...

separador

Limonada.

Las tardes bajo la parra de la casa de la abuela son tranquilas, los rayos del sol pasan a través del techo de hojas y uvas de color rojo, se hace sentir el calor, pero a la vez tirado en el piso recién baldeado es fresco, cómodo.
Saco de mi pantalón corto la cajita de chapa de azafrán que mamá me regaló, en ella guardo los botones que antes tome prestados sin que me vieran del costurero de ella y de la abuela, me acuesto boca abajo y comienzo uno de mis juegos preferidos: el fútbol con botones.
El juego consiste en esto: agarrar botones (están permitidos los olvidados en los recreos) se necesitan trece, uno mas chiquito que los demás y si es posible de otro color, tomar prestada una hoja cuadriculada de la carpeta de mi hermana cuando no esta cerca, pues yo todavía no las uso, pues por ahora solo tengo cuaderno y lápiz.
Recortar unos cuadrados de la hoja cuadriculada robada, para luego con mis pinturitas dibujar las camisetas de los equipos que van a jugar, ponerles plasticola detrás y pegarlos en los botones que pasaran a ser mis futuros jugadores.
Este juego tiene su secreto y también su técnica que consiste en esto: los botones tienen que ser preferentemente de guardapolvos, la cantidad trece, el mas chico, el de una manga hará de pelota.
Los botones de guardapolvo tienen una forma especial un lado plano y el otro en forma de pozo, al encimar uno con el otro, el mas chico ( la pelota ) sale despedido en forma recta como si fuera pateada por un jugador.
Distribuyo los equipos, seis y seis, un arquero, dos defensores, un medio, tres arriba, el otro equipo según mi ánimo, lo formo a veces parecido, no siempre, muchas veces me hago trampa yo mismo para tener ventaja y que gane el equipo que quiero.
El secreto es que uno de los botones, el mas chico tiene que estar del revés, del lado del pocito, pues cuando lo encimo con el otro la pelota sale elevada y donde cae quedará, siempre tratando de que caiga cerca de los del mismo equipo.
De lo contrario seguirá jugando el otro equipo, yo mismo!
Otro truco es que si puedo dar vuelta el botón chico en el mismo lugar elijo como patear.
El partido empieza tirando el botón de color al aire que caerá más cerca de algún equipo, ese empezará, los jugadores del mismo equipo pueden pasársela siempre, pero el botón chico (la pelota) tiene que quedar cerca del compañero.
Los arcos son el borde de la baldosa del piso y el "fuera" tres baldosas más, en total contados con mis dedos el ancho tiene que ser de seis baldosas y el largo siete
Pocas veces juego con mi hermano o me gana o me hace trampa, entonces prefiero jugar solo, paso horas y horas en el piso de baldosas a cuadros del patio, sin enterarme de nada, cada tanto tengo que empujar a mi perro hijitus comprado en un viaje a Luján que quiere participar pero termina cansado de tantos empujones que le doy, entonces se echa al lado mío a mirar el partido y escuchar mi relato, los dos tirados boca abajo en el piso, solamente nos levantamos cuando vemos llegar a mi abuela con una limonada, no hay ni habrá limonada como la de mi abuela. No sé si era el sabor o el amor que le ponía, pero hoy a mis cincuenta y seis años puedo confirmar que no existe una receta mejor que esa limonada.
Mi vida podría decir que es agridulce como la limonada con azúcar, es fácil de hacer, no se necesitan demasiados ingredientes, algunos botones robados de aquellos costureros podrían ser testigo de lo que cuento.

separador

Familia paralela.

Se puede tener una familia paralela?
A pesar de haber pasado tantos años, tanta agua por esta vida llena de encuentros y desencuentros, bien podría yo afirmar que si es posible.
Muchas veces en el camino uno no necesite ver tanto, para saber que se siente por algunos de ellos o quizás que sientan ellos por vos y este es el caso que hoy voy a tratar de relatar.
En mi vida podría decir qué hubo una familia fundamental que me sostuvo en una edad difícil de sostener, la adolescencia que como lo indica la misma palabra, adolecía de ciertas falencias que bien podría describir en este preciso momento.
Nunca la responsabilidad en el amor fue mi fuerte, me gustaba bastante la calle, noviar demasiado, era irresponsable etc.
A mí favor podría contar que quizás no quería ver lo que pasaba dentro de mi casa o tal vez fue que quizás, tuve que asumir algunos roles que no quería aceptar o mejor dicho no sabía hacerlo, y eso en el fondo me revelaba.
Fue en ese tiempo tumultuoso que me fui a exiliar a la casa de mi tía Lidia, un ser especial uno de esos que no abundan en este mundo, una casa parecida a la mía, con los mismos problemas pero sin tantas exigencias hacía mi persona, donde además había un primo al cual adoraba, que tenía un poco más de experiencia que yo con respecto al manejo del caos, y si a eso le sumamos unas primas lindas, amorosas y con algunas amigas, que más se podía pedir en un destierro.
Su mamá,"mi Tía" era un ser especial, tenía ese don particular del abrazo cariñoso que yo desconocía a no ser que estuviera con mi abuela y ella ya no estaba en este mundo.
Tía Lidia era linda hasta cuando la sacábamos de las casillas, sus retos eran casi graciosos, solía decirme: sos igual que el hijo de ..... de tu primo, no paran de hacer macanas, mientras se agarraba la cabeza!
Hubo días en que la abrazaba mientras le servía un té en forma de extorsión, rogándole que le hablara a esa chica que lloraba en aquel hall, para no tener que verla llorar y asumir mi responsabilidad.
Recuerdo bien aquellas palabras que una vez me dijo: yo voy a ir hablarle está vez, pero no se deja a una chica llorando...
El aprendizaje de estas palabras, hoy todavía resuenan en mis oídos como si se tratara de una ley que no debe violarse.
Me gusta recordarla así, tan simple tan directa, tan llena de amor, con la palabra justa en el momento justo.

separador

Escribo con las entrañas.

Escribo con las entrañas, no puedo ser correcto pues tengo demasiadas faltas ortográficas, mis frases no llevan pausas pues no las tienen, puesto que yo tampoco las tengo, soy casi un ignorante impulsivo que se despierta cada día repleto de historias que necesita relatar, soy una especie de mar revuelto que escupe verdades en formas de olas que pueden producir un especie de Tsunami capaz de arrasar con cualquier cosa que se interponga.
En ese preciso momento, soy casi un autista envuelto en su mundo, donde solo pueden entrar mis recuerdos cansados de tanto esperar.
Mi vida esta hecha de retazos de personas que pasaron por ella dejándome cada uno de ellos, un trocito en mi alma, cada tanto necesito volver a ese rompecabezas de amores, amigos, parientes que me han visto crecer hasta el día de hoy.
Muchas veces me pregunto si habré tenido una buena vida y siempre llego a la conclusión de que puede ser que si, pues de otra manera no tendría tanta gente para recordar y agradecer lo que hicieron por mi en algún momento.
Algunos se preguntarán, si uno pudo haber tenido una vida mejor?
Creo que eso nunca lo sabré, estoy contento con la que tuve, tengo alguna que otra frustración, como cualquier persona, pero quién no la tiene?
En mis sueños fui aviador, futbolista, escritor, músico, cantante, titiritero y hasta navegante que conquistaba tierras desconocidas, astronauta en una Luna roja y otras tantas fui padre de niños inventados y hasta creo haber sido un buen amante, que más se puede pedir de una vida...

separador

Perdón envasado al vacío.

Estoy aquí sentado tratando de concentrarme en lo que debería de hacer, pero lamentablemente no puedo, me pierdo con cierta facilidad, es entonces cuando decido ponerme a escribir estas pequeñas historias.
Sentado aquí sólo frente a una hoja, queriendo hablar con mi lápiz que falla buscando palabras, que parecieran esconderse cuando más necesito de ellas para poder decir lo que viene a mi mente.
Quisiera poder escribir la nota más bonita del mundo, contándoles mis secretos más íntimos a los amores que han pasado por mi vida, lo que he sentido por ellas, disculpándome si por alguna razón les pude haber ocasionado algún dolor sin darme cuenta, pero creo que la vida es un poco así.
Un dolor no suele tapar un gran amor, otro amor quizás producirá algún que otro dolor, pero no podrá curar el anterior, quizás lo alivie, pero las secuelas seguramente quedarán en la memoria de nuestro cuerpo, es así desde que nos enamoramos por primera vez.
El amor es una especie de veneno que cuando toma contacto con nuestra sangre recorre infinitamente nuestro cuerpo hasta el final de nuestros días, quizás cuando pase rápidamente por alguna arteria se detenga un poquito de más, en algunos órganos más sensibles que otros y ahí se produzca ese raro cosquilleo llamado por mi: recuerdos de amores pasados.
Escribiré una carta muy bonita, la pondré en una botella cerrada herméticamente con un corcho como si se tratara de algo peligroso y la arrojaré al mar lo más lejos posible me prometí.
Quizás esta llegue a alguna playa desierta y sea descubierta por alguien que camine inocentemente por ahí y le advierta de los peligros que corre.
Si eso le pasara, pido perdón ya que no es mi intención que alguien sufra de este mal tan necesario, pero es deber del bien nacido, advertir de los peligros que vienen en botellas misteriosamente arrojadas al mar, por un tipo que no se animó a decirlas.
Una leyenda muy antigua que tiene dos versiones completamente distintas, cuenta de los misterios que contenía aquella caja, que pese a las advertencias de los dioses alguien abrió, sembrando al mundo de infinidad de calamidades que sobrevuelan por el resto de eternidad a hombres y mujeres como castigo a su curiosidad.
Otra quizás más benévola cuenta que fueron liberados algunos males y por suerte fue cerrada justo a tiempo, conservando para siempre en su interior la esperanza. Yo suelo quedarme con esta última versión, me resulta más cómoda, siempre habrá un poco de esperanza en el amor y en la vida, solo tenemos que ser menos curiosos, más pacientes y menos inocentes.

separador

Mi castillo resistirá.

Estaba sentado sobre la arena, manteniendo la distancia adecuada entre mi pozo y las olas que se acercaban cada vez más fuertes y amenazantes hacia mi, mientras tanto mis manos se juntaban para sacar la mayor cantidad posible de arena, pero el otro lado se iba derrumbando, es cuando decidí ayudarme con mi palita roja de chapa, tratando de hacerlo más profundo y más rápido, es una carrera que mientras más arena saco más arena cae. Con la palma de mi mano le pego despacio a los costados tratando de que no se derrumbe más, pero no lo logro.
Mientras tanto me ponen esa crema blanca que odio, primero en la nariz, luego en los hombros.
Entonces me doy cuenta que la solución a mi problema es traer agua, me levanto agarro el balde de plastico blanco con líneas verdes y me voy a buscarla, parece que nada va a detenerme, hasta que me alejo un poco y piso el agua helada, tomo valor y voy corriendo a llenarlo.
En ese preciso momento las olas decidieron venir por mí a tragarme, salgo corriendo hacia atrás huyendo como si se tratara de un maremoto, es un ir y venir sin poder agacharme a agarrar un poco de agua, cada vez que lo intento, ellas parecen darse cuenta y vuelven por mi.
El resultado de la expedición es que por mirar tanto a las olas no agarro nunca nada, al final me rindo.
Vuelvo a la orilla y trato de meter con la mano alguna ola cansada en mi balde, pero es imposible, hay mas arena dentro de él, que agua.
Cuando por fin quiero volver a mi pozo no lo encuentro, cada vez que entraba al mar corriendo este me desviaba más del camino, para mi desgracia termine perdido y eso significaba un gran problema.
Miro para todos lados desesperado buscando algo conocido, pero no logró ubicarme, la gente pasa a mi alrededor mirándome como si supiera de mi situación, en ese preciso momento todo se congeló por un instante, solo mis ojos se movía buscando aquella sombrilla verde y blanca a rayas, era imposible encontrarla, demasiada gente alta me rodea y no me deja ver.
Fue solo un segundo, el tiempo que tuve para enfocarme y fue suficiente ese momento para reconocerla, era mi hermana, fácil de reconocerla para todos los chicos más grandes que yo, pues solía ser muy linda y siempre la seguían, aunque ella solía siempre estar viviendo cerca de su superhéroe, uno que vivía sentado en las alturas, en una silla blanca alta, como si se tratara de un rey musculoso esperando que le den de comer, (a esta altura del relato, pienso que ese guardavidas se alimentaba de mi hermana sin que mi mamá lo imaginara)
Abajo cerca de la silla gigante, dejaba atado al pobre salvavidas descolorido, como si se tratara de un caballo viejo anaranjado esperando ser montado por algún herido por el mar.
Fue en ese momento que fui corriendo desesperado hacia ella, como si hubiera visto a la virgen de La medalla milagrosa, esa a la que mi abuela tanto rezaba, cuando me acerqué sentí el alivio del encontrado, ahí supe que los milagros existían. Como por arte de magia recordé todo, donde estaba mi pozo que para ese entonces estaba lleno de agua, no sé bien por qué causa.
Empecé a cavar más profundo, casi desesperadamente, traté de asegurar bien los costados, metí la pala hasta donde alcanzaban mis brazos y me encontré con la sorpresa que debajo de la arena, había agua, para ese entonces ya estaba metido dentro él.
Había descubierto algo importante, basta de correr escapando de olas traicioneras, ya no tendría que mirar más hacia atrás.
Empecé a llenar baldes de arena desesperadamente que a duras penas podía levantar, los ponía fuera, los afirmaba con el pie, los daba vuelta previo golpe arriba, pase mágico con un palito de helado diciendo estas palabras: por favor salí entero, y chan!!
Aparece mi primera torre, empiezo a entusiasmarme, el ritmo es intenso, parezco uno de esos que descubren cosas en las películas de momias. La idea empieza a tener forma, "mi castillo" empieza a crecer. De reojo miro alrededor, mi hermano y esa gente que no conozco tienden a aplastar todo lo que construyo, de repente lo miro y veo que se está comiendo un pancho, me llaman para comprarme uno y grito que no quiero, solo por no dejar mi castillo, que ahora pasó a ser lo más importante, Más IMPORTANTE QUE UN PANCHO!
Hasta ese día nada era más importante que comer un pancho en la playa, solo es comparable a comer una manzana acaramelada con pochoclos pegados arriba o tener un globo saturno pero de esos que se quedaban pegados en el techo por un descuido, con el hilo corto colgando para tratar inútilmente de bajarlo mientras saltaba y saltaba inútilmente, hasta que este se dignaba a bajar casi siempre al otro día como si estuviera cansado de estar ahí arriba y yo le diera lástima.
Aquel señor que caminaba todos los días por la playa, vestido de blanco con alpargatas, que golpeaba el costado de aquella caja de chapa roja que lleva colgada del cuello, diciendo palabras mágicas cuando levanta aquellas tapas redondas, panchos.... "calientitos" los panchos... tac, tac, aquel sonido de la pincita con que los pescaba siempre interrumpía mis juegos, pero ese día no!
Ese día era especial, nada ni nadie iba a interrumpir mi castillo de arena, fui haciendo más torres con el balde hasta construir El Fuerte más grande que un chico puede construir y lo hice solo!!
Nadie va a destruirlo, me dije.
La gente camina por los costados mirándome, los miro casi suplicándoles que no lo hagan, cada vez que algún chico pasa corriendo hacia el agua tiemblo.
Mi castillo ya tiene un muro y un lago con agua en el medio, que hice llegar por medio de una zanja. Con un palito de algodón azucarado encontrado y un papel de pancho que me acercó el viento le hice su estandarte.
El castillo resiste a los pies de todos y sobre todo a mi hermano que se empeña en aplastarlo.
Ya es tarde, parece que nos tenemos que ir, el viento empieza a soplar fuerte, mi remera blanca ya no es suficiente, los granos de arena me lastiman las piernas, se empiezan a volar pedazos de mi Fuerte, pero no puedo hacer nada, tenemos que irnos me dicen, mientras me abrigan con una toalla.
Doy una última mirada a mi sueño que resiste al viento y a la gente como puede, quizás también pueda resistir a las olas que se acercan y se van llevándose todo por delante.
Mañana te vendré a visitar, le dije...
Me desperté de golpe transpirando más de la cuenta, esa noche, mis sabanas estaban humedecidas como si realmente una ola me hubiese alcanzado, quizás fue un sueño pensé, pero se sentía tan real que supe que fue cierto.

separador

La máquina.

Estoy dando vueltas por la cocina sin animarme a pedirle permiso a mamá para salir, está enojada y no sé bien el por qué, tome valor y le dije:
- puedo ir a la puerta?
- No! hoy no salís y te pones a repasar las tablas.
- doy vueltas para evitarlas y digo una mentirita piadosa, de las que se pueden: Ya las repasé, dale... Me dejas?
- La respuesta es contundente : No, te dije que no! Me doy media vuelta llorando y voy a la habitación arrastrando los pies pues se que ese ruido le molesta, a lo lejos escucho: caminá bien...
Golpean la puerta de casa y ella grita desde la cocina: Anda a la puerta y fíjate quién es, desde la ventana, voy y me fijo, son los chicos que me dicen: salís?
Les contesto con un poco de vergüenza no me dejan, ellos dicen querés que le digamos? Yo les digo no deja, mientras cierro la ventana de la puerta, mamá pregunta: quien era?
Yo le digo nadie...
Cuando vuelvo del patio a la cocina me encuentro armada en la mesa : "La máquina" de rallar queso, mamá me dice: sentate ahí y rallame el pan que voy hacer milanesas, me arrodillo en la silla y la idea me entusiasma, esa máquina me genera cierta curiosidad. Me explica como hacerlo: Ponés el pan en el agujerito, le ponés la maderita arriba, vas empujando mientras giras la manija, mientras tanto papá miraba desde la otra punta de la mesa leyendo el diario. Empiezo con cierto miedo pues no sabía bien como era, al rato gano en confianza y hacerlo más rápido es más divertido, el pan sale despedido como si fuera arena, uno tras otro voy rallando panes desenfrenadamente haciendo montañitas que luego me encargo de aplastar con el consiguiente lío, hasta que se me ocurre "La idea" si no pongo la maderista que pasa? Mamá está cocinando, papá lee el diario, yo mientras tanto empiezo a experimentar: primero uno grande, otro más chico y otro, hasta llegar a las yemas de mis dedos, la manija que iba demasiado rápido y zas! Me raspé los dedos, me quema, enseguida me los mojo con saliva, sobretodo los dos primeros para mí (mi hermano dice que son el segundo y el tercero). Mi papá que ya había bajado el diario mueve la cabeza como diciendo no otra ves, me mira y me manda a lavar las manos, para después decirme péinate por lo menos y anda un rato a jugar a la calle, ni lo pienso, una enjuagada sin jabón, una mojada en el pelo hacia el costado y listo, salgo corriendo en busca de la pelota de goma, pego un portazo voy hasta mitad de cuadra y los chicos me dicen: "tardaste un montón", mientras tanto voy soplándome los dedos que me arden.
- la hermana de mi mejor amigo me pregunta de repente, jugamos al elástico?
Como decirle que no, si me paso horas mirándola .
Mis amigos me miran asombrados y empiezan a gritarme, dale que nos falta uno!
- Entonces le digo: no te enojas si me voy?
- No anda, me dijo.
- Y me fui...

separador

Viviendo en la Luna.

Estaba ahí, entre los pliegues de un día cualquiera, aburrido, pegado como una hoja húmeda de un cuento viejo, de esos que leía de niño, donde era más fácil viajar a la luna que la tabla del siete, donde la penitencia se curaba pegándole a la almohada hasta quedar dormido sobre ella por cansancio y bronca, pase buena parte de esos días con alegrías y tristezas, pero bien podría decir que tuve una infancia feliz, repleta de inocencias, de ideas extrañas, quizás demasiadas, para un chico de esa edad.
Soñando quizás que el mundo que vería más adelante, cuando fuera más grande sería el que tanto me había imaginado.
El tiempo pasó tan rápido, que lo que soñé fue sucediendo, quizás tan deprisa que no pude detenerme por un instante siquiera a disfrutarlo, el hombre finalmente un día llego a la luna, recuerdo verlo por televisión y desilusionarme pues los marcianos no aparecieron y todos se quedaron fascinados por un tal Neil Armstrong, que la pisaba y después se alejaba saltando como si jugara a la rayuela para terminar clavando una bandera que no se movía.
Mientras tanto yo solo esperaba ver un marciano y de ser posible de color verde con un frasco en la cabeza transparente como en las figuritas de Marte ataca.
En mi casa estaban todos amontonados frente al viejo televisor de madera, un silencio raro, como esos de siestas en casa de tíos o abuelas, cualquier día después de comer.
Nada se movía, nadie hablaba, hasta que se me ocurrió preguntar: y ahora qué pasa?
- Pasa que te vas a jugar a tu pieza, me dijeron.
- Por qué, si no dije nada?
- Por qué si! porqué no te podes quedar callado!
- Me fui enojado arrastrando los pies a golpear a mi pobre almohada como siempre, preguntándome miles de cosas, como por ejemplo donde estarían los marcianos? Como irían a volverse los astronautas de la luna si dejaron el motor del cohete olvidado en el piso, y otras preguntas que nadie respondió pues no me dejaron hacerlas...
Cuando hoy leo algún informe dudando de la llegada del hombre a la luna y otros interrogantes me digo: a veces uno tendría que prestar un poco más de atención a lo que puede preguntar un chico no? Todos saben que mi vida está llena de preguntas sin respuestas, que si ahora mismo les preguntara sin querer queriendo por ejemplo: ustedes creen qué hay vida o marcianos en otros planetas? No sabrías que responderme.
- Pero sabes que? no te voy a mandar a tu pieza, quédate tranquilo yo te entiendo...

separador

La anarquia de los bombones.

Alguien me podría decir quién decide que contiene un bombón dentro?
El por qué de la decisión de tener que elegir entre el anonimato de su contenido?
Es justo morder algo que elegimos con la vista para después desecharlo con la boca.
Esta pregunta y otras cientos de este tipo rondan por mi cabeza asustada.
El aquel viejo piropo que tan amablemente le decíamos a una linda mujer, tendrá que ver con este enigma?
Quizás al decir "adiós bombón, como me gustaría desenvolverte y que te derritas en mi boca", tenga el contrario resultado de aquella delicia mal elegida, que quizás sea desechada en forma solapada, casi cruel de aquel mordisco equivocado.
Tendrá que ver esto con el origen de la humanidad, el pecado de haber mordido lo que no sabíamos que contenía?
Quien lo sabe no!
Bueno ahora que ya mordí decenas de mujeres puedo decir que todas guardan algún secreto dentro y es eso lo que las hace tan deseables a nuestra vista.
Por eso mis amigos ojo con las tentaciones estas suelen dejarnos un mal sabor de boca.

separador

Cuestión de gustos.

Me gustan los amigos de antes, los que te preguntaban cara a cara como andaban tus cosas, aquellos que se ponían contentos si algo te hacía feliz, donde vos podías ir y decirle lo que te pasaba y esperar su respuesta en algún café perdido. Hoy quizás muchos de los amigos que uno tiene viven dentro de una red social donde quizás hasta te ignoren por pensar distinto, o simplemente te bloqueen pues no tienen los huevos suficientes para decírtelo en la cara.
La familia otro pilar importante de cualquier persona se convirtió en algo lejano, donde el olvido está a la orden del día, donde nadie te pregunta cómo estás, quizás por miedo a que necesites algo que ni siquiera están dispuestos a dar, sin que se les ocurriera pensar por un instante, que si uno necesitaría algo seguramente ellos serían los últimos a quien uno acudiría, donde personas vacías te dicen que las envidian y por eso se mantienen al margen como si se trataran de países neutrales esos que no se involucraron nunca en grandes o pequeñas tragedias, como si eso fuera a cambiar el curso de sus pobres vidas. La verdad dan pena, tantos momentos compartidos son solo un puñado de fotos viejas, descoloridas casi tanto como sus pobres vidas, no entienden de que se trata, muchas veces pensé que quizás tendría que pasar algo muy grave para que se den cuenta de sus errores, pero si no les afectó la vida de los más cercanos que les puede afectar las que están un poco más allá.
Los amigos/familiares que recuerdo eran los que más cerca teníamos cuando uno era pequeño, no se necesitaba un celular o una red social para avisarles de algún acontecimiento trágico: che te enteraste que Juancito anda mal?
Era en ese preciso momento que "Juancito" pasaba a ser lo más importante, se lo iba a ver y si por desgracia "Juancito" se moría tenían el decoro de pasarse 24 hrs al lado de el, aunque solo fuera para juntarse y contarse algún chiste desubicado o tomar un café recalentado, el tema era estar, Juacito lo merecía.
Cuando uno hoy habla de ciertos códigos enseguida te dicen: son cosas de mafiosos, o son para los supermercados, como si fueran frases célebres dichas por grandes pensadores, cuando solo se trata de frases de pequeños idiotas, que creen que nunca necesitarán a alguien, que el señor Facebook les acercara un vaso de agua, que Twitter los acompañará al baño, y que el Sr Watsapp guardara sus cosas hasta que Instagram algún día las recuerde...

separador

El cielo en reparaciones.

Bienaventurados los que están en el fondo del pozo, pues solo les quedará salir de el, bienaventurados los que no lo lograron aún, porqué les queda el consuelo de que lo podrán lograr en algún momento.
Suelo pensar que el cielo debe de estar en una especie de obra en reparación, algo así como cerrado por reformas, nadie te atiende, nadie te escucha, como una construcción parada de esas pérdidas que abundaban en el mundo, abandonadas quizás por algún Dios desganado, manejado quizás por algunos burócratas sindicales disconformes por tareas que le corresponderían hacer, negándose y aduciendo que allá abajo en aquel infierno se paga de más y que tienen otros beneficios extras, sin tanto esfuerzo para realizarlos.
Imagino una oficina gigante, llena de empleados desganados que archivan los reclamos de los infelices mortales que miran hacia arriba, buscando algunas respuestas de lo que no encuentran aquí abajo.
Donde uno tendrá que aplaudir con las manos fuertemente para llamar la atención de algún personaje que se hace el distraído.
- Porqué es tan difícil el trámite, me animé a preguntarle?
- nadie te lo explico? me dijo un empleado en forma irónica.
- No, respondí casi enojado, nadie me escucha, hace rato que estoy esperando.
- Bienaventurados los que hacen la fila y esperan pacientes su turno, me dijo sonriendo, De ellos será el reino de la paciencia, se dio vuelta y no volví a verlo más.
- Mire hacia arriba como buscando una respuesta, que nunca tuve. Quizás sea tan sencillo como qué si no lo lograste acá abajo, no vengas a reclamarlo aquí arriba pensé, por un momento me pareció muy injusto. Pero la vida suele ser así con los que nos vemos obligados a realizar algún trámite, aunque este solamente sea el de pedir un libre deuda.

separador

Un día poco común.

Me es raro ponerme a escribir después de tener un día medio especial, donde uno va a esperar una mala noticia, guardando para si un cierto grado de optimismo y encontrarse con que todo es distinto a como uno lo había pensado.
Empiezo el día con el dilema de tener que visitar dos médicos en lugares distintos con poco margen de horario como para lograrlo, así y todo logre hacerlo, ese fue mi primer logro, ahora solo restaba saber cómo se darían los acontecimientos.
Son las nueve en punto cuando el hombre de guardapolvos blanco abre la puerta y dice mi apellido, me levanto de la eterna silla de las esperas con cierto esfuerzo y es ahí cuando me extiende la mano en forma de saludo.
- Veo que andamos más o menos me dice.
- Si contesté secamente, no doy más.
- Bueno... me trajo los estudios?
- Si, ahí los tiene.
- Bueno muy bien lo felicito, me dice, extendiéndome la mano.
- Me quede dándole la mano y pensando y a este ahora, que le picó.
- Los resultados están mejor, hizo caso parece?
- Lo mire como diciendo, bueno ahora decidí si me vas a decir lo que me tenes que decir o no, que estoy medio apurado.
- Usted el dolor no lo puede manejar, soltó.
- Yo mientras tanto me decía para mis adentros: este debe ser adivino o boludo, eso lo sabia de memoria, es más tengo el cuerpo que me podría salir de testigo en un juicio!
- Usted dejo de tomar el calmante no?
- Si contesté, me dijo su camarada de guardapolvo que no le hiciera caso a la neuróloga que ya había hablado con usted.
- Correcto me dice, ahora cada tanto se tomará una de esas píldoras y no le contará a mi camarada, y aparte se aplicará una inyección que lo ayudara. En diez días me viene a ver y se hace estos estudios, usted ahora va a ver a una hematologa?
- Si le digo con la cabeza sin poder creer todo lo que me estaba diciendo.
- Bueno le dice que usted tiene siete, ella va a entender.
- Ahí ya no aguante más tanto misterio y le digo: días, meses, o años?
- Soltó una risa amigable y me dijo: dígale lo que yo le digo. A usted le gusta el sol?
- Claro contesté.
- Bueno póngase a tomar bastante.
- Me fui sin entender demasiado y todavía me quedaba la hematologa, eso quizás lo cuente después...

separador

La hematóloga.

Después de mi excursión por la casa del doctor Nefrologo, me dirigí en forma apurada al coqueto edificio donde reside mi nueva hematologa, después de una eterno tiempo en la famosa silla de la espera, escucho de repente el quejido de una puerta vieja, muy coqueta ella, con su vestido blanco y su prendedor en forma de placa que me decía su nombre.
Asomó un guardapolvo blanco con cierta elegancia y con una cálida vos soltó mi apellido, era mi turno.
Mi corazón latía rápido como si fuese al encuentro de un personaje salido de alguna novela romántica, acerqué mi mano como quien pide limosna, la tomó y me dio un cálido beso para luego preguntarme: como anduviste?
- bien creo, dije después de un suspiro de alivio, bah no se repetí al instante, para terminar diciendo más o menos mal, sería lo correcto.
- Ajá contestó, me trajiste los estudios?
- Tragué un poco de saliva y le conté lo que me había pasado, la verdad se me traspapeló su orden pues esa semana tuve tantos estudios para la misma fecha, que no lo realicé.
- Y ahora, que hacemos, dijo.
- Tengo este hemograma que me realicé, pero me lo pidió otro médico ( en el fondo pensaba, aquí está mi cuello, mordeme y saca la que necesites)
- A ver? Humm, muy bien es lo mismo, me sirve, cuando es así, hace uno solo, de esa manera no te andarán pinchando tanto.
- Ok. (por dentro pensé, por fin alguien que se acuerda de mi, está tendría que ser cardióloga!)
- Empezó a escribir en su computadora, como si me estuviese re financiando una deuda eterna, por no haber cancelado quien sabe qué cosa, quizás termine hasta publicado en un boletín tipo "el Veraz" de mi vida, ya está dijo.
- En ese momento me acordé lo que me había dicho el doctor Nefrólogo, tengo un siete, canté! ( ahí me sentí un poco retrasado, como si fuese un jugador novato de truco, o un nene feliz haciendo una escoba con el siete de velo )
- Me miró extrañada, un siete?
- Ahí comprendí que me faltaba decirle algo...
- El doctor Nefrólogo me dijo que usted entendería de que se trata.
- A ver dame esa carpeta, me pidió amablemente, repasó cada estudio como si fuera el libro de mi vida, para después decirme: aquí está, ya entendí.
- Me relaje un poco y pregunté y ahora?
- Bueno, los estudios están igual que cuando te extrajimos sangre la semana anterior, te voy hacer una orden para que te extraigan medio litro ahora y otro medio en quince, veinte días, así te dejo descansar un poco.
- Tenía ganas de invitarla a tomar un poco de sol, pero fue en ese momento que recordé que era paciente y necesitaba no hacerme mala sangre...

separador

Error de cálculo.

Recuerdo estar sentado en la ventana de aquel negocio de la esquina frente a los monoblock que estaban en la calle Combate de los Pozos entre Constitución y Pavon, pasé tardes enteras para verte pasar junto a mis amigos.
Con aquel amigo de la infancia planeábamos mil formas de abordarte a vos y a tu amiga inseparable.
Esa tarde de otoño, tenías puesta aquella polera de jersey marrón que tanto me gustaba y tu pollera de colegio, tu amiga tenía aquel uniforme del colegio Huergo que también había sido vigilado por nosotros, para poder saber todos sus movimientos.
El destino quiso que aquel plan fracasara desde el inicio, por nuestras malas decisiones, el abordaje en aquel mercado de la calle Cochabamba fue todo un fracaso al menos para mí.
Ese día teníamos todo perfectamente planeado, pero justo se nos fueron a interponer unos puestos de revistas usadas que estaban por el medio, nos entretuvimos y terminamos separados con mi amigo, recuerdo que corrimos y fuimos a encontrarlas un rato después, casi en la puerta de aquel mercadito que salía a la calle Entre Ríos.
Pero algo había salido mal, mi amigo te abordó a vos en vez de a ella y yo la aborde a ella en vez de haberme acercado a vos, el resultado para mí fue un verdadero desastre, pues creía estar muy enamorado, saliste con mi mejor amigo muchos años y nunca te enteraste, yo solo te miraba con respeto, como se mira a la novia de un mejor amigo.
Hoy ya en el otoño de estos días me acuerdo con ternura de aquel plan fallido, de eso que se podría llamar tranquilamente, un amor perdido por un error de cálculo.

separador

Una noche cálida de verano.

Recuerdo bien que era una noche cálida de verano, la hora exacta podría tratarse de alrededor de las 19 hrs de este lado, estaba parado como cualquier viernes esperando el bendito colectivo, pensando quién sabe que cosa cuando alguien me tocó el hombro, recuerdo haberme dado vuelta y quedarme medio descolocado ante la pregunta.
- Vas a jugar al fútbol me dijo una chica con la que estabas.
- Si, contesté.
- Bueno mira, mi novio habla muy poco español pero está desesperado por ir a jugar con alguien, yo no conozco a nadie aquí y por estos lugares, nadie juega en las plazas como antes, soltó.
- Lo mire, nos miramos y te dije mira: yo voy todos los viernes, si quieres te espero a esta hora, el próximo.
- Nos saludamos y me fui. En el trayecto del viaje me quede pensando en lo loco de la conversación, cuando llegue a la canchita del club se lo comenté a un compañero y me dijo:
- que raro no?
- Si!
- La novia estaba buena?
- Conteste que boludo que sos! Ni la miré, me quedé sorprendido por la situación, nunca pensé que alguien desconocido quisiera venir a jugar conmigo sin siquiera cruzar una palabra.
- El viernes que viene lo traigo, afirmé como si supiera que te ibas a aparecer.
- Ahí termino la charla y empezamos a jugar como siempre. A la semana siguiente estaba parado ahí en el mismo lugar de siempre, quince minutos antes por las dudas de que vinieras y no me encontrarás, te apareciste de repente al trotecito como quién va a una sita impostergable, nos saludamos y nos subimos al primer colectivo que vino. Recuerdo bien lo raro de la situación ya que tratábamos de mantener una charla entre tú español y mi italiano, cosa que era muy cómica, ya que terminábamos haciendo gestos. Al llegar al destino nos bajamos y fuimos a la cancha, te presente a los indios que te recibieron con cierta curiosidad y nos dispusimos a jugar. Recuerdo que cuando armamos los equipos dije al Tano dámelo para mi ( mi miedo era que fueras un tronco y te putearan o me dijeran a quien trajiste ) la primera pelota que creo que agarré traté de dártela al pie y ahí me di cuenta enseguida que sabias, pues encaraste hacia el arco gambeteando, hasta que te dieron la bienvenida. En aquella canchita se suele jugar medio al límite, te fuiste soltando empezando a demostrar que el Tanito algo de fútbol manyaba, a los cinco minutos soltaste la primera puteada en italiano que nos causó mucha gracia. No recuerdo el resultado de aquel partido, lo que si recuerdo es verte tomando cerveza junto a todos aquellos inadaptados, aquel Paragua que agarro la botella de cerveza y te mostró como la abría con el ojo y tu respuesta rápida nos hizo reír a todos, "yo también puedo dijiste" agarraste una botella te la metiste en la parte de atrás y zas cayo la chapita, todavía lo estamos cargando al paragua! Ya eras uno más, desde ese día y hasta hoy me preguntan que es de la vida del Tano. Recuerdo aquella excursión a Florencio Varela, la cara de pánico de tu novia cuando le dije quédate tranquila que yo lo cuido y fuimos en tres autos al medio de la nada mientras vos decías, a donde queda esa Florencia Varela en Japón que no llegamos más? Tu cara mirando el paisaje desolador de la zona y aquella cancha de tierra en el medio de la nada, la cara de los contrarios y otras tantas cosas, por suerte ganamos los dos partidos del mediodía y ese asado termino en paz. El asado fue el colmo de la impunidad, una calle de tierra cortada, las mesas en el medio de esta y nosotros sentados en una punta haciendo quilombo como siempre, dijimos en que los podemos ayudar? Y nos dijeron: corten el pan y hagan los choripanes y repártanlos, fue ahí donde decidimos hacer algunas maldades, abríamos el pan metíamos el chori en él, luego pedacitos de cartón de una caja encontrada, salsa criolla arriba y vos que los repartías con tu cara de extranjero inocente un verdadero hijo de.....! Es el día de hoy que me acuerdo y no paro de reírme, después fuiste y querías jugar la futbol de nuevo te llevamos y nos quedamos al costado de la cancha viéndote correr sin poder ver ni siquiera donde estaba aquella esquiva pelota, hasta que te acercaste donde yo estaba y dijiste : "Claudio no se puede jugar a esto boracho" Me reí tanto que creo que me morí ese día. Te sacamos de la cancha nos subimos a los autos y volvimos a la civilización para alegría de aquella novia Argentina aterrada que te esperaba a la vuelta de casa.

separador

Día seis.

Seis de septiembre dice el calendario, tres y veinte marca el reloj, un día raro de esos que uno quiere que terminen y recién está por la mitad, de esos que uno se cansa de solo pensarlos, donde el cuerpo duele más que los mismísimos recuerdos, donde todo se hace pesado, inamovible, espeso donde uno empieza a dudar de ese optimismo natural que inconscientemente maneja, según el estado del tiempo o el día que le toca vivir.
No hablaré de los motivos que podría tener para sentirme de esta manera, solo diré que me siento cansado, pero en el sentido literal de la palabra, agotado en serio, donde el mal dormir se hizo casi una costumbre, donde los cambios de humor sufren los vaivenes lógicos de las cosas que a uno le pasan.
Muchas veces me sentí agotado de mí, de mis exigencias para cualquier cosa que hiciera, por mis compromisos tomados por no saber decir un no, o ese afán de ayudar a alguien por que así lo sentí en ese momento. Después fui esclavo de esa misma palabra dada, y el no querer defraudar hizo el resto.
Creo ser de esos tipos que no se rinden ante nada, que ante la adversidad se hacen más fuertes, los que prefieren venir de atrás remontando situaciones tras situaciones en silencio, así soy, así me hicieron, quizás sea una especie de maquina rota que funciona a fuerza de remiendos, de esas que van perdiendo por el camino partes y sigue funcionando, un atado con alambre, un tipo que está cansado de estar tan cansado...
Bueno mañana será otro día, ojalá sea mejor que este.

separador

La otra mitad del mundo.

Sentado en el fondo,‏ quieto, relajado conteniendo la respiración, con las piernas extendidas, en un estado casi de ensoñación, los ojos bien abiertos, los pulmones llenos de aire.
La mirada controla todo lo que pasa alrededor, los movimientos son lentos, pausados todo pareciera estar en cámara lenta, no se escucha sonido alguno, solo la transparencia del agua y yo.
Ausente, pleno, dejo que el agua me acaricie, estoy en un lugar donde solo se puede ver la mitad de las personas y eso me agrada.
Como podría mantenerme en este estado?
Pocos segundos parecen una eternidad, consigo navegar por mis pensamientos, voy soltando el aire suavemente y las burbujas salen de mi boca como en una carrera para ver cual llegará primero a la superficie, quiero alargar el tiempo pero no lo logro, mi cabeza se asoma despacio como espiando un mundo que me agobia, las otra mitades están ahí espiándome, me invade una sensación extraña, los ruidos se apoderaron del lugar, ahora los tiempos son otros, se aceleran haciendo que todo se mueva mucho más de prisa, la desilusión se hace eco de mi queja silenciosa y me atrapa, todo pareciera ser como un sueño olvidado, la distancia recorrida con solo levantarme parece ser el fin de la inocencia, me acerco a esa escalera pegada en esos viejos azulejos celestes y voy hacia la superficie, ahí donde vive la otra mitad del mundo, la que hace ruido hasta cuando habla...

separador

La oscuridad.

Las tenues sombras que se proyectan en la pared producto de la oscuridad, hacen dé mis pensamientos recuerdos que quizás de día no pueda ver, un repentino corte de luz invadió mi casa dejándome suspendido en el tiempo, mi memoria se llena de imágenes, fotos que se superponen proyectando una película muda, donde personas que pasaron por mi vida buscan mezclarse con las de hoy, conversaciones casi ridículas retumban en mi cabeza sin producir ruido alguno, a que vienen hoy aquí?
Que buscan?
Por qué tienen la necesidad de incomodarme, de que conversan esas sombras tan distintas y tan cercanas a la ves?
Tirado en la cama, boca arriba dejo que mi imaginación tome vuelo y así comienza este viaje insólito a mi pasado que de pronto en un abrir y cerrar de ojos, se mezclan con mi presente en un juego casi ridículo de preguntas sin respuestas, de reproches y anécdotas que ni yo mismo recordaba.
La oscuridad tiene la virtud del silencio, se convierte en un ser espeso difícil de traspasar, cuando crees que por fin lo lograste, ella parece sonreír como sabiendo de ante mano tu fracaso, sabe que te acompañará durante toda tu existencia y que aprenderás de sus silencios y de sus miedos...

separador

Más misiones?

Ayer mismo me preguntaban porque ahora cuento algunas cosas que antes no contaba y eso me quedó dando vueltas en mi cabeza, recuerdo haberme dicho por qué no?
Quizás sea tiempo de aclarar algunas cuestiones, de hablar, de decir...
Toda mi vida permanecí observando el comportamiento de las personas, gestos opiniones y demás mañas me fueron formando, traté de entender lo que podía entender ya que todos las personas que me rodeaban eran distintas, aunque en el fondo muchos se parecían.
Podría contar que algo que los diferenciaba no era la apariencia más bien se trataba de su interior y eso era lo que a mi me interesaba.
Estas simples observaciones fueron creando al monstruo que soy hoy, un tipo lleno de muchas preguntas y pocas respuestas, alguien a quien la vida no sé por qué raro conjuro pone a prueba constantemente, ofreciéndome distintos desafíos a vencer, cada vez más difíciles y sin mucha maniobra para la equivocación, como si yo fuera un tipo de Hércules en decadencia yendo a misiones a desgano, donde "La Hidra" de siete cabezas atiende con sobre turnos, donde "Cerbero" es un perro molesto que solo necesita caricias, el "León de Nemea" está cansado de su propia piel, la cierva de "Cerinia" trabaja por horas en alguna casa de barrio Parque, a "El famoso jabalí de Erimato" hoy lo sirven como comida exótica en algún lugar del sur de este bendito país, " Las aves de Estinfalo" descansan en la jaula de algún abogado controvertido, defensor de barras bravas y otras cuestiones, "el cinturón de Hipólita" lo liquidan en algún local de las tiendas Zara, y el famoso "Toro de Creta" fue sacrificado, acusado de homicidio por matar a un torero famoso casado con una cantante de flamenco.
"Los establos de las famosas Augias" fueron vendidos a un jeque Arabe amante del polo y "Las yeguas de Diomedes" bailan en un decadente programa de televisión.
"Las Manzanas de Hesperides" terminaron su vida en algún tugurio de la calle Libertad y por último, como si fuera poco me encargaron que enfrentará a la mismísima muerte, por ende decidí aceptar las cosas como vienen y afrontarlas con la mayor dignidad posible, pues no soy aquel héroe nacido de aquel Dios griego, más bien soy el hijo de BEBE mi viejo, un simple mortal más, uno simple y complicado de entender.
Quizás hoy se me escuche hablar de dolor, cosa que antes no hacía, o podría tratarse tal vez de mi otoño, donde las hojas de mis días se caen irremediablemente, anunciando un próximo invierno, donde uno tratará de encerrarse en sí mismo por miedo a empeorar las cosas, esperando el día de la primavera como si fuera un estudiante más.
Tal vez sea que tengo miedo a no saber las respuestas de las preguntas de los desafíos por venir.
Habrá que improvisar me digo! soy bueno en eso, acá no hay oráculo que valga, habrá que poner fuerza de voluntad dicen algunos yo prefiero decirle ganas.
Me gusta recordar, tengo ganas de hacerlo, a pesar de que las cosas que diga no sean tan lindas.
Las verdades igual que las mentiras suelen doler bastante y eso en todo caso no seria culpa mía, sería en todo caso otra misión más que a alguien se le habrá ocurrido encomendarme ...

separador

Buscándote.

Llevas años persiguiéndome a toda hora, no sé bien si podría vivir sin ti, eres de esas personas que aparecen y desaparecen con una facilidad asombrosa, casi mágica, juegas con mi pelo me susurras al oído, me preguntas cosas que ni yo mismo puedo entender, muero por un abrazo tangible, de esos que te estrujan el alma, debería estar cansado ya de tus rarezas, pero necesito más y no puedo más.
Donde estás ahora?
No te das cuenta que dependo de vos? Que sos mi aire, mi agua, mi esperanza, te siento en todos lados, pero no puedo atraparte por más que lo intente una y mil veces.
Porque juegas conmigo? acaso eres mi ángel de la guarda? tengo cientos de preguntas para hacerte.
Me busco y a veces no me encuentro, muchas otras necesito tu presencia, es vital para mis respuestas y se que estás ahí, espiándome, escondiéndote...
- Qué quieres? - me susurras.
- Nada.
- Entonces por qué me buscas?
- No lo sé.
- Quizás te sientes solo?
- No creo, se que estás ahí esperándome, haciéndote rogar.
- Podría ser, tendrías que averiguarlo!
- Pero cómo?
- Buscándote...

separador

Sin saber que decir.

Me enamoré de vos mucho antes de que supiese de que se trataba esa sensación, solo sabía que quería verte, ser tu sombra, perseguirte invitarte a jugar, pero cómo hacerlo si eras tan linda que solo verte me hacía agachar la mirada, en ese tiempo yo no sabía cómo decirle a una chica que me atraía, solo sentía que me gustaba verte en aquella plaza, abrazado a mi pelota te miraba de lejos como no entendiendo ese vaivén frenético de aquella hamaca, ibas y venias cada ves más rápido como si fueras a volar, el ruido de la cadena parecía chillar cada ves que retrocedías para tomar más envión hasta que después de un rato disminuías la velocidad arrastrando los pies por la tierra con aquellos lindos zapatos azules con tiritas al frente que te abrochaste de costado, cuidando que no se te volará el vestido, mientras te acomodabas el pelo detrás de la oreja.
Tu vincha azul dejaba ver tus grandes ojos y esa manera tan particular de caminar, como si flotaras en el aire en ves de rebotar en el piso como lo hacía mi pelota de goma.
Suave, silenciosa como un mediodía de plaza, de esos qué hay los días de clase, así te veía, así te recordé aquella tarde cuando volví a mi casa.
Aquel almacén viejo de la vuelta un día nos junto por casualidad, yo había ido hacer un mandado y vos estabas con tu bolsa de colores ahí parada esperando. Recuerdo aquella señora que abrió aquella lata azul de galletitas y nos convido unos habanitos de chocolate, uno para cada uno dijo, ahí fue la primera ves que me miraste a los ojos, a partir de ese día mis tardes no fueron iguales, me sentaba en ese escalón de mármol de aquella casa vieja a esperar que pasaras.

separador

A mí madre coreana.

Podría contar tantas cosas de mi madre, que seguramente aburriría a quien lee estas líneas, podría decir que era un ser muy bueno, de buen corazón, solidaria por demás y con un carácter bastante especial, más bien tormentoso y con probabilidades de lluvias intensas diría un meteorólogo de hoy.
Solo se necesitaba agarrarla un día de sol y eso casi siempre ocurría los primeros días del mes, ahí estaba el problema del clima que les escribo, mi casa fue seguramente la primera en funcionar con energía solar y esa energía se llamaba dinero, que a partir de ciertas fechas hacia que cambiara el clima abruptamente de la casa, no sería fácil manejar tres hijos que de primavera tenían poco, eran épocas de inviernos largos, de estufas a querosene.
Hoy en este día tan especial voy a contar una anécdota de mi mamá que pocos en mi familia recordarán, sobre todo los tres hermanos siguientes (seguramente Marianito también leerá esto, desde donde esté)
Un día llegó de la calle como siempre, todo sucio y transpirado después de haber estado pateando alguna pelota y me dirijo a mi habitación tratando de evitar la aduana ( mi mamá ) y me encuentro con un chico más o menos de mi edad, bañado y a punto de acostarse en "mi cama" todos aquí se estarán preguntando quién era, bueno yo pregunté lo mismo!
Mi mamá como ya relate era un ser bastante especial, un día iba caminando no sé por dónde y se encontró con este pibe y no se le ocurrió mejor idea que adoptarlo, eso sí nunca consultó con nadie, ni con mi viejo, ni con ninguna autoridad!
Imagínense el candombe de mi casa, mi papá tratando de convencer a la loca de mi vieja que la iban a tratar de secuestradora que a ese nene había que llevarlo a la comisaría y no se cuantas cosas más, mi mamá que le discutía a mi viejo, diciéndole que quién iba a reclamar a ese pobre pibe todo sucio que se había encontrado no se en que calle, muerto de frío y con hambre.
Yo para ese entonces estaba de acuerdo con mi papá (creo que habrá sido la única vez, ja,ja) ese pibe tenía puesto mi pijamas, estaba en mi cama y le habían sacado ciento treinta mil cuatrocientos veintidós piojos de esa época, lo habían peinado y estaba por irse a dormir!
Yo para colmo, estaba sucio recién aparecido, sin bañarme y con hambre, por un instante entre en pánico pues pensé zas! mi vieja me cambia por este y termino durmiendo en un zaguán.
Por suerte para mi, mi mamá reflexionó después de muchas discusiones con el BEBE y decidieron llevaron a la comisaría un día después o dos no recuerdo bien, lo que si recuerdo es que lo vistió con mi ropa, se llevó mi pijamas, algunos juguetes y no volví a saber de él.
Este quizás es el mejor homenaje que le puedo hacer a mi mamá, un ser especial, uno de esos que tienen un carácter que mama mía, pero un corazón enorme, así era Norma más peligrosa que el presidente de Corea del Norte...
Feliz día mamá, donde sea que te encuentres.

separador

Plaza Garay.

El miedo que se reflejaba en tus ojos traicionaron las palabras que salieron de tu boca, fue así que me di cuenta de tu ausencia, no necesite ninguna más, ya no había tiempo para seguir escondiéndolas.
Habías dejado de quererme o quizás te habrías cansado de mi, nunca lo tuve muy en claro, siempre me costaron entender las palabras que antes endulzaban mis oídos.
El dolor duró lo que tenía que durar, las rutinas lo fueron apaciguando hasta que un día casi sin darme cuenta dejo de lastimarme.
Me fui alejando de mis amigos no sé bien porque motivo, quizás las calles adoquinadas de ese lugar me recordaban tu presencia, fue así como desaparecí de todos los lugares que frecuentábamos, fue así como aprendí a crecer.
De un día para el otro supe que ya no tenía una casa donde refugiarme, que irremediablemente mis amigos preguntarían por vos y yo no tendría respuestas para darles, todavía no estaba preparado para eso.
La marea me arrastro a un viejo hotel donde estuve un tiempo hasta que un Ángel en forma de madre me invitó a dormir en su casa mágica, donde un primo y quien escribe tuvieron sus primeras charlas de adultos, llenas de risas y dolores, donde cada uno hacia lo que podía para contener las frustraciones y macanas del otro, eso fue formando un vínculo distinto, dejo de ser un primo para convertirse en un compañero de aventuras, de esos que no necesitas ver seguido, pero cuando lo ves es como si nunca te hubieras separado de el, las miradas cómplices se transformaban casi siempre en carcajadas.
Hoy muchos años después vuelvo a reencontrarme con aquellos amigos cómplices de mi infancia, juego a los mismos juegos que nunca deje, aunque seamos pocos los que seguimos aquella rutina, las sensaciones son las mismas los reproches también.
Cuando escucho a lo lejos la misma voz del negro Ale gritándome siempre la misma frase : ¿cuando vas a largar la pelota flaca? siento en el fondo que nada a cambiado, y eso para mí es lo mejor que me puede estar pasando.
El otro día entro al vestuario y lo veo sacándose la ropa para ir a bañarse y le digo: negro no te cansas de gritarme?
- creo que lo haces desde los once años más o menos.
- Me dice Flaca es que no cambias más.
- Nos reímos y le dije para que queres que cambie, me crié entre reproches, no se vivir de otra manera...

separador

Valentina.

Compañera de mil aventuras, de noches de insomnio de conversaciones de uno solo, de milagros futboleros, acompañante secreta en aventuras peligrosas, infiltrada en algún bolsillo de abrigo algún día de intenso calor.
Otras tantas veces al resguardo de la mismísima lluvia o ese frío que te hace preguntar que necesidad tenemos de estar aquí, infaltable como esos talismanes usados por antiguos navegantes que se embarcaban en aventuras hacia lo desconocido, así sos vos.
Tan pequeña que puedes viajar en la palma de una mano.
Aquí mismo dejare de escribirte para dedicarte este relato, copiado de una canción que me gustó, bien podría hablar de nosotros pero a esta altura, eso ya no tiene importancia...
Entro en mi vida como un sueño
Donde no existí­a dueño ni tiempo ni lugar
Ese sueño enano fue gigante
Necesitando a cada instante tenerla cerca de mí­
No hay una flor que tenga un olor tan suave
Respiro su aroma y la siento dentro de mí­
Baila descalza, se desliza en el aire
Colorea mi espacio con caricias que le di
y ahora soy
Un vagabundo en las calles de su amor
Viviendo en las aceras de su corazón
y me arropo entre cartones
En un mar de callejones
Visto harapos de ilusiones
y los besos que le sobran
Es la limosna que me da
Miseria amor cambié miseria
Por aquellas cosas bellas que te di
Amor que quiera amar a su manera
Si no deja que le quieran no puede ser
Dibujo su cuerpo con el vaho de mi aliento
Tras el cristal ella vuelve a desaparecer
y ahora mi niña te deshaces en silencio
La noche está frí­a, esperemos al amanecer
y ahora soy
Un vagabundo en las calles de su amor
Viviendo en las aceras de su corazón
y me arropo entre cartones
En un mar de callejones
Visto harapos de ilusiones
y los besos que le sobran
Es la limosna que me da.
Esta letra describe perfectamente lo que siento por vos, no me da vergüenza decirlo, pues pasaste a ser una parte muy importante en mi vida, tranquilamente podría llamarte Milagros o Esperanza que también es un lindo nombre, pero por suerte te bautice con el nombre de Valentina la pequeña de los grandes milagros, la que siempre está ahí, la que duerme debajo de mi almohada...

separador

Detrás de la cortina de hierro.

Estás aquí viviendo en un mono ambiente construido por algún arquitecto medio comunista, ya que la imagen fría y monótona me dan esa sensación de soledad, el frío cemento es el único testigo de lo que cuento, quisiera pensar que estás en el cielo y no aquí, pero de chico me acostumbraron a venir acá, a visitar parientes que ya no están y eso es lo que repito, no tan asiduamente como antes, pero sigo haciéndolo.
Bajando escaleras interminables, siguiendo caminos de memoria.
Antes mucho antes solía haber mucha más gente por estos lugares, hoy son muy pocos los que los visitan, las excusas están a la orden del día, (a mi me hace mal dicen algunos, otros dirán eso es un negocio y otros tantos dirán yo no creo en esas cosas) toda las opiniones son muy respetables, pero a mí no me cierra ninguna.
Suelo pensar que el día que no este más en este mundo, me gustaría que alguien me visitara aunque más no sea por cortesía.
Muchas veces me encontré en este lugar recorriéndolo solo y pude ver gente hablando frente a una lápida fría, contándole cosas rutinarias o diciéndoles cuanto extrañaban su presencia y me quede conmovido ante esas imágenes.
De chico solía pensar que este lugar tenía diferencias, los que estaban en la tierra tenían desventajas con respecto a los que vivían en esos gigantes monoblock subterráneos y ni hablar de los que descansaban en pequeñas mansiones llamadas bóvedas, esas diferencias me molestaban bastante, de echo los días de tormentas fuertes de lluvia solía pensar mucho en esa gente que estaba ahí desguarnecida en la tierra, me daban más pena que los mismísimos vivos, ya que estos podrían resguardarse bajo algún techo perdido.
Ustedes estarán pensando que escribe este tipo no?
Bueno escribo lo que siento, de echo creo haber acostumbrado a mi hermano menor a que siga esta tradición, pues me gusta pensar que quizás algún día alguien pueda venir a visitarme, contarme como le ha ido, que se yo, esas tonterías que me enseñaron a mí...
Mis viejos toda la vida vivieron juntos y por esas cosas del destino hoy viven en casas separadas, me gusta pensar que se visitarán como novios en algún zaguán neutral de algún cielo en penumbras, para seguir haciendo lo que hacían, amarse.
Por eso les pongo flores, para que no tengan que comprarlas, pues ahí arriba el dinero no sirve para nada y es bueno que se las regalen cuando se vean.

separador

Respirar.

Hay días que tengo ganas de terminar todo tan rápido, que me asusto de solo pensar que todo sería tan fácil...
Quizás si hoy estoy acá será por algo me pregunté muchas veces en silencio, debe de haber algo reservado para mí en algún lugar que todavía no he descubierto.
La incertidumbre tiene la particularidad de anularme por completo y hacerme replanteos constantes de esto que parece ser una vida...
Pero una vida tiene que ser otra cosa más? - me digo.
No puede ser que solo sea, comer, dormir, trabajar etc, etc.
Cual es el verdadero sentido entonces de todo esto?
Me la paso quejando!
Por qué tengo que hacerlo?
Si es poco lo que gano, me quejo porque es injusto, siempre parece poco lo que duermo y si como siempre hay algo que me cae mal.
Me duele cada parte de mi cuerpo que yo mismo castigo.
A los que alguna vez elegí, llegué a la conclusión de que otra vez me equivoqué al elegirlos y evito decirlo en voz alta por miedo a que me escuchen los mismos elegidos.
No se, quizás tiene que haber algún camino que todavía no descubrí; el que transito es un inmenso bosque lleno de árboles, que permanecen apretados y cada uno de ellos tiene reservado una nueva sorpresa para mi.
El problema es que voy por una camino interminable, repleto de hojas muertas, sin encontrar un solo indicio de lo que estoy buscando.
Por qué hay gente que tiene todo resuelto sin ningún esfuerzo? Existen los caminos invisibles para inútiles?
Las hojas que voy pisando crujen cómo días caídos de un calendario que llega a su fin, intentó evitar hacerles más daño, pero estas ya no pueden evitar su final.
Bueno... Ya me levanté de la cama, después de un mal dormir, de soñar con tu presencia, lejana y cercana a la vez.
Ahora solo resta ducharme y seguir recorriendo este bosque imaginario, pues es algún lugar debe estar esa salida que me lleve a tu encuentro, respiro, exhalo, respiro...

separador

Aletargados.

Sábado 28 de octubre, me levanté con algunas preguntas como casi siempre:
A que venimos a este mundo?
Cuál es nuestra misión en esta vida?
Quizás nunca entendamos estas simples preguntas, o tal vez ya pasamos por algunas pruebas y no hemos aprendido la lección.
Alguna vez te preguntaste por qué esa alma tan pequeña dejó de existir si no había tenido tiempo de hacer mal a nadie?
Tal vez, ese sea el aprendizaje.
Quizás esa alma tan pura no necesitó aprender nada, pues ya lo sabía todo.
Tal vez nosotros no sepamos nada y necesitemos aprender una y otra vez la lección, hasta que por fin entendamos a que vinimos a este mundo o mejor dicho, para que vinimos.
Tropezamos una y otra vez con las mismas circunstancias y volvemos a cometer los mismos errores, quizás por eso todavía no estemos preparados para irnos.
A esta altura de la vida cuando te quejas por cosas superfluas que para ti son tan importantes, casi imprescindibles para tu forma de ser, es cuando tienes que darte cuenta que tu vida tiene que ser un poco más que eso que te está pasando.
Cuando vemos a alguien que la está pasando mal realmente, es ahí que tomamos conciencia de que no nos está pasando nada, nos volvemos vulnerables, casi humanos...
Pero, por qué tenemos que llegar a esa instancia?
Quizás la vida ya te alertó y ni te diste cuenta, pues estabas ocupado criticando la vida de los otros sin ver la tuya misma.
Hasta cuando estarás muerto en vida?
Cuando entenderás que si existe el sol es para beberlo, que si tenemos agua es para refrescar ideas dormidas, que sin este bendito aire nos ahogaríamos en nuestras mismísimas penas, que tu boca esta hecha para reír, para besar, para cantar; que tus ojos están para mirar todo lo que tienes alrededor y que tu oído sirve para escuchar lo que te dicte tu conciencia.
Despertemos de este letargo eterno, no nos queda tanto tiempo para aprender y todavía no sabemos nada...

separador

Una historia: un aviso?

Quisiera poder descifrar esto, quizás por alguna razón del destino nunca pueda saberlo, fue un día martes, uno como otros tantos que por alguna razón que ahora voy a contar se convirtió en un día especial.
Me dirigía a ensayar como otro cualquier día, esperaba el colectivo, escuchando música como si no estuviera ahí, relajado pensando quién sabe que.
Subí y me fui dirigiendo hacia el fondo esquivando gente que estorbaba mi camino, los veía más preocupados por el celular que por donde estaban parados, cuando por fin logre llegar al fondo de este, me quedé parado esperando el milagro de algún asiento para alivianar mi dolor de espalda.
El milagro sucedió, quizás por una cuestión de probabilidades, desde chico siempre sostuve que si uno se dirige hacia el fondo del colectivo las probabilidades de encontrar un asiento aumentan casi un setenta por ciento.
Luego de conseguir el mío, me acomode plácidamente en el y me dispuse a ver el paisaje que acompañaba con mi música, de repente sin que nada hubiera ocurrido, giré mi cabeza hacia el interior y vi una chica agarrada de un pasamano que con gran habilidad mandaba mensajes por su celular, escribiendo con el pulgar a una velocidad que me asombro, después de observarla me llamó la atención un tatuaje que tenía en su pierna, fui recorriéndola con la mirada tratando de poder saber de qué se trataba este, la letra manuscrita y mi lejanía hacían imposible saberlo, la recorrí con la mirada como si fuera un libro, puedo contar que tenía una pollera de jeans gastada y una especie de musculosa de viscosa estampada, un rodete prolijamente desordenado y una actitud despreocupada, cuando mire su espalda me di cuenta que tenía tatuado en toda la extensión de sus brazos y la espalda otra especie de manuscrito con el mismo tipo de letra que en las piernas, quizás se estén preguntando y eso que tiene de raro?
Les cuento: después de observarla seguí mi rutina, giré mi cabeza y seguí viendo el paisaje monótono de antes.
Después de un tiempo, casi pasando plaza Italia observé que tocó el timbre para bajar, me distraje por un segundo y cuando el colectivo arrancó volví a verla; estaba parada haciendo la cola para sacar una entrada en un lugar llamado Grove, lo que me llamó la atención fue que la cola era casi de media cuadra y ella se ubicó cuarta o quinta de la ventanilla de ventas, pensé: seguramente cuando escribía en el teléfono era para avisar que estaba en camino, se paró al lado de un chico de su edad que tenía un jeans y una remera color coral.
El viaje siguió, yo gire mi cabeza y seguí mirando mi aburrido paisaje que se hacía más llevadero al estar acompañado por mi música.
Esto no tendría nada de raro, pero al llegar al puente de avenida Pacífico escucho el timbre de la puerta trasera del colectivo, instintivamente gire mi cabeza para ver quién lo había tocado, en ese preciso momento mi mente se congeló al ver agarrada del pasamano esperando bajar a la chica del tatuaje, no podía entender que fue lo que pasó, la volví a ver, mis ojos no me mienten, bajó y se quedó en mi mente para siempre.

separador

Resistencia Troyana.

Hace mucho tiempo un amigo me dijo: Claudio vos sos demasiado confiado, crees en todo y el tiempo te demostrará quién es quién en cada historia.
Desde ese día acuñe una frase: desconfía de los "Arana" no hay tipos tan perfectos, esos que vencen enfermedades casi sin sufrir, que escalan montañas en el Himalaya en musculosa, que son fieles esposos y padres perfectos, que posan despreocupados en una isla de fantasía, que son tan solidarios que te hacen sospechar de vos mismo, pues te serviste el último vaso de Coca Cola caliente que quedaba en la botella y para colmo estabas sólo y sentiste culpa.
Mi amigo tenía razón, algunas personas son parecidas a la marcha de San Lorenzo que cantábamos en aquellos actos escolares, avanza el enemigo a paso redoblado decían aquellas estrofas...
Quizás crean que así se camina más rápido?
Son los tiempos que corren, dirán otros! donde el compañerismo es algo casi del pasado, donde rara ves alguien te pregunta: che y vos como te sentís?
Todo el mundo trata de conquistar lugares como lo hacía aquel héroe griego llamado Ulises, infiltrándose de una manera amigable pero con la clara intención de quedarse, ofrecía falsos obsequios de madera en formas de ofrendas sagradas que abrirían grietas en lugares que antes permanecían inexpugnables.
"Grieta" palabra de moda tan antigua como el agua, que irá desgastando paulatinamente aquello que alguna ves fue sólido.
Bien, ahora que mis dedos escribieron lo que mi boca siempre oculta me siento más liviano, tranquilo con lo que soy, tranquilo con lo que doy, generoso por demás, un buen Troyano.
Quizás algunos no sepan interpretar la palabra troyano, hoy en día es un virus que se infiltra en el sistema destruyéndolo todo, pero en la verdadera historia el infiltrado fue aquel Aqueo, que bajo un ardid astuto penetro en algo inexpugnable.
El tiempo acomodara las cosas me había vaticinado aquel amigo y quizás tenga razón, el problema es que ya mo me queda paciencia tengo días que quiero mandar a pasear a todo el mundo, un tour pago y guiado por el mismísimo poeta italiano Dante Alighieri ...

separador

Aquel secreto.

Estaba ahí sentado en aquel viejo bote de madera olvidado en aquella isla del Tigre, rodeado de árboles y hojas muertas aquel domingo de otoño, solía pasar largos ratos inventándome grandes aventuras en aquella selva imaginaria.
Siempre fui bastante solitario en mis juegos, podía pasarme horas conmigo sin que eso me aburriera pues yo era mi propia compañía y no hay nada mejor a esa edad que estar sólo, pues son los tiempos en que te llenas de preguntas, el por que de las cosas empiezan a tener un sentido, más si te encuentras un caracol de mar tirado en una escalera de madera vieja.
No parecía pertenecer a aquel lugar, enseguida lo agarre y oí que tenía para contarme.
Me contó que el no vivía ahí, que un día alguien lo robó del Mar para llevárselo de recuerdos y lo dejo ahí olvidado.
Que en ese bote en el que yo estaba sentado una niña le había pedido un deseo, que si alguna vez alguien encontrase aquel caracol fuera a rescatarla, que ella le pagaría con un beso.
Volví corriendo con todas mis fuerzas al lugar donde estaba la mesa de los mayores, para contarles lo que aquel caracol me había dicho, pero nadie quiso escucharme.
Todos me ofrecían algo para comer o me preguntaban por donde andaba?
Pero nadie me escuchaba!!
En general los mayores están alejados, como en otra cosa, se quedaban discutiendo conversaciones que siempre terminan de la misma manera, era como si no tuvieran preguntas que hacerse, pareciera ser que no se atreven a jugar por un rato a ser otros.
Creo que se aburren de estar con ellos mismos.
Pasaban su tiempo tomando mate, jugando a las cartas o escuchando alguna carrera de autos y por radio!
Otros optaban por ir a la orilla del río, a pescar inocentes peces que no molestaban a nadie, tan tristes que carecían de color, solo para ponerlos en un balde.
No podían escuchar lo que tenía para decirles?
No podían perder un solo minuto?
Era tan importante ir a lavarse las manos?
Bueno, el tiempo pasó y aquella historia quedó olvidada en aquel viejo caracol. Pensándolo bien podría estar durmiendo en alguna maceta perdida, vaya a saber de que casa no?
Si por una de esas casualidades lo vez o sabes de el, por favor préstale atención, ahí dentro se encuentra el deseo de una niña pidiendo a gritos que la besen y hace rato que la estoy buscando...

separador

Reencuentro.

Nos conocimos de grandes pero seguramente jugabamos de chicos, de lo contrario no se explican tantas coincidencias, historias parecidas a un mar de por medio.
La confianza que me da tu amistad, me hace pensar que las palabras que salen de mi boca ya las escuchaste antes de que las diga, que las historias escritas de tus aventuras yo las he protagonizado.
Uno podría quedarse a descansar en tu relato y viviéndolo como propio, preguntándose una y mil veces lo mismo: este pibe piensa lo mismo que yo?
Porque actuó así, si esto no lo habíamos hablado?
Será una cuestión de sensibilidad o como quieran llamarlo, pero cada mail, cada comentario me sumerge en el mismo mar de preguntas.
Yo a este pibe lo conocí mucho antes de verlo!
Se que puede sonar raro, que algunos pensaran en casualidades y otros tantos pensaran que me volví loco, pero sé que algunas veces hilvanamos jugadas en partidos imaginarios en potreros italianos, tiramos paredes en calles empedradas de mi buenos aires querido. Nos contamos historias de amores perdidos buscando respuestas en amores encontrados o por encontrar.
Sos una especie de hermano aparecido de la nada, de padres vistos por fotografías mandadas por mail, una cosa bastante inusual para tipos raros como nosotros que somos personas nostálgicas, de esas de sobres y estampillas, de escritura a mano, de esperanzas venidas por debajo de alguna puerta con olor a papel, cosas que ya nadie recuerda.
Sos mi hermano inusual, ese que escribe historias para enamorar a cualquier mujer, hasta hacerlas caer a sus pies como si se tratara del mismísimo lord Byron.
Que pasa mi amigo que ninguna Húngara de ojos azules como el mar golpean sus párpados para despertarlo, necesita de su fiel escudero de este lado del océano?
O es quizás una estrategia para viajar a Rusia a buscar aquella princesa olvidada de la familia Romanoff con la excusa de ver el próximo mundial de colado?
Sospecho de su silencio, aquí espero su respuesta, un correo andante está dispuesto a llevarle la correspondencia en mano al mismísimo zar del fútbol, luchar contra el amor de alguna tártara revoltosa y cumplir nuestro objetivo secreto, que Dios nos firme la frente como bendición a nuestra inmensa devoción.
Dios salve a Messi y nos proteja de las hordas del mal.

separador

Dame pelota...

Lunes con sol, con ganas de hacer lo que el cuerpo te indica que no hagas, pero como resistirse al pecado?
Muchas veces sueño contigo, recuerdo haberte sentido en mi pecho, en mi cabeza en mis manos y sobretodo en mis pies, acariciándomelos como una obediente geisha que extraña a su amo.
Amor hoy volveré a verte, no prometo nada del otro mundo, solo quiero volver a acariciarte, sentirte, tenerte a mis pies.
Quizás hoy me sientas un poco alejado, no pienses mal no deje de quererte, estoy inseguro ya que el dolor me alejo de vos.
Me veras con la misma ropa de siempre, espero que estés ahí esperándome, falta poco tiempo y ya siento ese cosquilleo en la panza como la primera ves que te vi, disculpa mis vendas que hacen que nuestro contacto sea más lejano, pero el dolor de extrañarte hacen que tenga que tomar algunas precauciones de más.
Hasta luego amor, espérame ahí como siempre, no veo la hora de tocarte.
- Que si tengo celos?
- No amor, nosotros somos inseparables. Podrías haberme engañado por ratos con otros quizás, pero seguramente me estarías extrañando, quien más que yo, para tenerte y hacerte feliz?
- Que algunos te patearon!
- Amor, no todos entienden lo que es una caricia...

separador

Perdido.

Andaba por calles vacías, caminando sin un rumbo fijo, acelerando el paso en forma automática, como si fuese a empezar a correr.
Después de un largo rato, expulsé el aire cansado, como si hubiera sido una molestia tenerlo, volví a respirar en forma profunda tratando de tragarme todo lo que veía alrededor y comencé a trotar, casi sin ganas por una plaza que me encontré por ahí sin buscarla.
La razón de esto?
- Podría decirse qué tengo que moverme, no lo sé...
Mientras tanto mi cabeza iba más rápido que mi cuerpo, llegando siempre antes a lugares que ni había buscado, como si se tratase de un control de televisión qué repasa imágenes de algún canal de cable un domingo aburrido de lluvia.
Parezco un autómata, dando vueltas por un mismo lugar en forma continúa sin saber a dónde me dirijo.
Repentinamente sin darme cuenta, mis piernas aceleraron el andar como si fueran en busca de algo olvidado.
Por un pequeño instante tuve la rara sensación de que todo lo que había pasado detrás mientras corría era mío.
El tiempo fue transcurriendo y mi cuerpo empezó a agotarse, no parecía acordarse lo qué estaba buscando, sin embargo algo en mi interior me hacía pensar que lo recordaría.
Mis manos se apoyaron en mis rodillas en busca de algún aire olvidado, a duras penas podían sostener mi cuerpo agotado.
Fue en ese instante que mi mente decidió quedarse en blanco.
El esfuerzo casi casual me había trasladado a un lugar de silencios, donde yo mismo podía oír el latido de mi corazón agitado, me sentí libre, el agua de mi cuerpo traspasaba mi remera empapándola, había llegado al punto de partida, que termino siendo el mismo del inicio.
Donde estuviste me pregunté ?
- no lo sé, parece una plaza encontrada por ahí, me dije.
- no me interesó mucho mi pregunta, pues me sentía bien, para mí era suficiente, para que quiero saber dónde estoy...

separador

Carta a mi querido River.

Como no quererte si te conozco desde que nací, me hiciste pasar años de sufrimiento pues nací un día de enero de 1961 y vos habías decidido no salir más campeón desde aquel campeonato del 57 año que nació mi hermano mayor, sufrí las cargadas de casi toda mi familia, mi infancia por no salir campeón fue un sufrimiento eterno durante los siguientes dieciocho malditos años, pero seguí ahí, junto a vos.
Decenas de crack quedaron en el olvido por no conseguir el ansiado campeonato, bajo el insulto que después sería motivo de orgullo.
- son perdedores decían...
- son gallinas... Algunos otros nos nombraban como "deportivo segundo" solían reírse de los distintos motes que nos ponían en aquella época aquellos graciosos...
Pero toda racha tiene su fin y eso fue lo qué pasó, las tristezas se convirtieron en alegrías y las gallinas se convirtieron en lobos hambrientos en busca de carroña para devorar, y hoy somos el equipo con más campeonatos de este bendito país, le pese a quien le pese, con esa ventaja de sequías de tantos años funestos, no lograron ni acercarse.
Muchos se llamaron a silencio como lo hacen siempre, sabían que había vuelto un grande y eso producía temor y estaban en lo cierto.
Otro club tuvo su racha ganadora, pero dudo mucho de su honestidad, demasiadas pruebas me avalan, como para tener que nombrarlo.
Fuimos creciendo juntos con distintas emociones, algunas veces me hiciste llorar de tristeza como cuando te vi descender casi por decreto, pero la vida te hizo tan grande que tuviste que tocar fondo como para demostrarle a algunos parientes lejanos, que aquel campeonato de la "B" había resultado más interesante de lo que habían tramado y resultó que fue más importante que el de la mismísima "A"
Se rompieron todos los rating de television, las canchas no te alcanzaban para tanta gente, y volviste de donde nunca te hubieras tenido que ir, como un grande, sin festejos, no había nada que festejar, asumiendo el precio que tenias que asumir, sin vergüenza con el pecho hinchado, con sed de gloria.
Y lo lograste como todo lo que te propones, a pesar de los árbitros, los arreglos, las AFA y demás cuestiones.
Te impusiste con la identidad de un grande de verdad, la del buen juego, la de la pelota al pie, con un señor llamado Gallardo de baja estatura e igual perfil, que no necesitaba de ningún periodista amigo o una consultora de marketing para ver cuánto medía, este es grande de verdad, está elegido para grandes proezas de echo lo padecieron en carne propia.
Te fueron desarmando, te iban vendiendo jugador por jugador y el lo volvías hacer, como si fuera tan fácil que nos fuimos acostumbrando a pensar que eso era lo normal y un día nos toco perder, quizás hasta injustamente pero bueno, te querían ver de rodillas nuevamente.
Como iban a permitir que siguieras ganando?
Pero bueno, está historia continúa, solo quería contártelo decirte que me voy a morir orgulloso de ser de este club, que seguramente me verás reír, otras tantas veces llorar hasta de bronca, pero quédate tranquilo "RIVER" yo nunca, nunca te abandonaré...

separador

Mi problema con Mickey.

No sé bien por qué causa o trauma de mi niñez tengo un problema personal con este ratón, quizás ya todos saben que amo a los hamsters, que vendrían a ser algo así como primos lejanos de este famoso personaje, que a mí me pone tan nervioso.
Casi siempre cuando veo la imagen de este ratón me pongo medio agresivo, de hecho, mi fantasia es alguna vez ir a Disney no porque me interese tanto conocer aquel parque de diversiones, pero sé que el anda por ahí, lo estuve averiguando.
Sueño con que el venga a mi encuentro a abrazarme como para sacarse una foto y ahí mismo dormirlo de una piña, me dan ganas hasta de salir con Minnie solo para hacerle daño.
Quizás soy una persona medio complicada, pero ese personaje no puede tener esa voz tan ridícula y que nadie diga nada!
Por ejemplo el pato Donald, tiene voz de pato Donald, quién alguna vez no trato de imitarlo?
Pero nómbrenme a una persona que trate de imitar a Mickey?
El único que viene a mi memoria es Michael Jackson!
Este ratón me arruino mi niñez!
Cuando era chico estaba casi obligado a ver un programa de televisión llamado el show de Mickey Mouse donde una melodía pegajosa me invitaba a reír, a llorar en el show de Miki mouse!!
Y casi siempre lo lograba, me angustiaba ver a todos esos chicos de mi edad con esos medios casquitos negros con orejas en la cabeza, sonriendo y cantando esa melodía, que se me hacía interminable.
Ustedes se preguntarán y para que lo veías si no te gustaba?
Y es que este bodrio estaba antes de uno de mis programas favoritos.
En mi época era casi imposible para un chico de mi edad, decidir por sí solo ver un programa de televisión, para colmo no llegaba al selector de canales (perilla que los cambiaba con un sonido particular) solo me quedaba la esperanza de que aquel programa terminara rápido, así poder ver el que yo esperaba: Rin tin tin!
Cuando este empezaba, yo entraba en un especie de trance y me convertía en ese famoso cabo Rosty, que llamaba a su perro
y este siempre solía salvarlo de todos los problemas.
Ale Rin Tin - gritaba.
Indios, ladrones de diligencias o cualquier bandido que le pasara cerca, este perro los enganchaba y quedaban en prision, hasta saltaba al agua para salvar gente! (A esta altura del relato, me parece que este fue el primer perro de policía)
Yo me quedaba embobado junto a mi perro Hijitus, que de reojo me miraba como diciendo:
- ni lo sueñes lo único que muerdo son tus cordones, no llego saltando ni a tus pantalones cortos y sabes que al agua no me meto -
Yo lo miraba, me levantaba del suelo y el ya empezaba a mover su colita en señal de listo.
- si no queda más remedio... - parecía decir con su mirada.
Ahí íbamos a nuestra próxima aventura, la de tirarle cualquier cosa lejos, para que el vaya corriendo a atraparla para luego volver contento, de aquella peligrosa misión, moviendo su cola en señal de echo.
- Acariciaba su cabeza y nos íbamos en busca de bandidos imaginarios que asaltaban diligencias o robaban bancos. Pasabamos casi toda la tarde juntos hasta quedar agotados de tanto correr, luego regresábamos a nuestra cantina imaginaria y pedíamos un vaso de Toddy...

separador

Fin de semana largo...

Una pequeña reseña de mi fin de semana largo, viernes resultados del centellograma que indica que mis huesos se están apoliyando y no de sueño, sábado con visita de uno de mis hermano para ver una excelente película, domingo de cementerio, de visita a mi vieja y otro de mis hermanos, lunes hermoso para tomar sol en el balcón y descansar un poco, para luego escaparme e ir a jugar un fulbito.
Amigo que me dice, perdóname es que estoy fuera de estado, luego de romperme todo! Tortuoso regreso en ojotas por pequeña patadita en el empeine que me saco de la cancha y me dejó sin dormir pese al hielo.
Martes de sangría donde caminar una cuadra me llevo media hora, donde el regreso fue peor que la ida, donde el chiste a la hematóloga me alegró la tarde, los dos brazos detrás de la espalda y ella mirándome.
Los dos que aparecen de repente como si fueran a abrazarla para terminar diciéndole: adivine en que brazo esta? mientras le agitaba uno.
Me miró, y dijo no lo puedo creer! me sugirió sentarme mientras se sonreía.
- de cual te saco preguntó.
- del izquierdo.
- Siempre de buen humor?
- Siempre, que puedo.
- Esa es la actitud. Por un rato me quede pensando ahí sentado, para luego irme y tratar de acomodarme en mi cama, cosa imposible.
- De un lado me duele el pie, del otro me duele el brazo y para colmo mosquitos!
- Me pregunto: Las únicas pastillas que los calma a ustedes son las de clonazepan? Vivo con unos adictos en recuperación que no saben esperar, cuando me ven, enseguida vuelan a mi como pilotos japoneses estrellándose en mi cuerpo al grito de banzai! Entenderán estos Kamikazes que ya no me queda sangre para dar?

separador

Mirando el mar.

Recuerdo bien que era un día soleado, que leías despreocupada como si yo no existiera, a pesar de estar ahí. Ausente metida en tu mundo de novelas de misterio, como si todo lo que te rodeaba fuese parte de tu escenografía misteriosa. Yo estaba cerca tomando sol y mirando el mar, como quien busca respuestas en alguna ola solitaria que podría traer alguna de las tantas que le había hecho, pero esto por desgracia no ocurrió, a pesar de no estar tan lejos de ellas.
Vi como te molestaba el viento que revoloteaba tu lona salpicando de arena tus hombros y tus piernas, que habías cubierto con tu protector solar. Yo miraba de reojo boca abajo riéndome por dentro por aquella situación, ya que no tenía ninguna lona, solo contaba con mi toalla que usaba en forma de almohada, mi cuerpo prácticamente estaba repleto de diminutas partículas de arena, pegadas por el aceite de mi cuerpo, me sentía despreocupado, libre, hundía los dedos de mis pies en aquel sitio como si nada existiera más que ese momento.
No se cruzaban palabras, solo era tomar sol como si el otro no existiera, hasta que me aburrí y pregunté:
- Vas al agua?
- Dale, dijiste sorprendiéndome
- Una carrera? - Me vas a ganar, dijiste
- Probemos?
- Saliste corriendo sin avisar y te zambulliste en la primera ola que se te cruzó.
- Atrás fui yo haciendo lo mismo. Tu cautela me hacía presumir que le tenias cierto respeto al mar, fue ahí que nos agarramos de las manos para saltar grandes olas, mientras sonreías, fue ahí mismo donde supe que esa sonrisa me haría esclavo para siempre. Volvimos a esa arena que esperaba. Cuidadosamente te fuiste secando como quién cuida el momento vivido, en cambio yo quede expuesto a ese recuerdo que se iba pegando en mi piel. Ahora esa misma nostalgia me ahogaba, como si se tratara del mismísimo Mar, los momentos se fijaron en mi cabeza igual que aquella arena y ya no podría refrescarme, pues si lo hacía se perderían para siempre...

separador

Carta a mis compañeros de pelota.

Quizás no pueda explicar las sensaciones que tengo cuando necesito jugar a la pelota, podría decir cientos de cosas que quizás muchos sientan de distintas maneras, yo trataré de explicar la mía.
Cuando me preparo para ir a jugar las sensaciones que vienen a mi cuerpo son extrañas, es casi un ritual que repito desde que tengo memoria, prepararme la ropa, meterla en el bolso, llegar casi siempre primero que todos, vendarme y necesitar ir al baño, pues la ansiedad me dan ganas de hacer pis, yo esto lo atribuyo a una especie de nerviosismo que me da antes de empezar a jugar.
En ese momento mi personalidad creo que cambia, me siento pleno, alegre, podría decir que hasta feliz, no soy de esas personas que juegan fútbol, más bien soy de esas que juegan a la pelota y ahí radica la diferencia.
El fútbol como todo saben es un juego de equipo, yo en cambio juego a la pelota que no significa que no juegue para el equipo, por el contrario, me mato para que este gane, pero a mi manera, lo siento diferente, lo disfruto diferente, el fútbol es otra cosa.
A pesar de mis años, por ejemplo hoy mismo he comprobado que me siguen diciendo las mismas cosas que cuando tenía diez años y esto me causa mucha gracia, pues o no evolucioné o los otros todavía no me entendieron, las dos cosas son muy probables.
Uno de mis compañeros ayer decía: imaginatelo a los diez años, después a los veinte y miralo ahora, lo único que no cambia es que todavía no se dio cuenta que el cuerpo tiene cincuenta y seis, la velocidad de su cabeza veinte, mira que va a cambiar!
La sensación de pisar la pelota improvisando cada movimiento en cada instante es algo que ni yo mismo puedo manejar, es una sensación rara, mágica, mover al adversario y llevarlo a donde yo quiero jugar me hace sentir bien, es una especie de partida de ajedrez donde el rival piensa mi próxima jugada y donde el más fuerte mentalmente ganara el movimiento y ese es mi juego, se que lo hago bien y por qué lo hago.
Ayer mismo hablando con un contrario, el me decía donde me sentía más cómodo jugando y le contesté: no se depende del partido, si es por algo llámese plata generalmente me obligan a jugar en la defensa, tengo una salida aceptable gracias al manejo a pesar del riesgo que eso significa, y por mi altura suelo ganar de arriba ya que la pelota siempre viene de frente, ahí lo importante es anticiparse a la jugada, creo que ahí juego más serio, más fuerte, soy mañero, creo leer bien al delantero, pues siempre pienso que haría yo en ese instante, quizás tenga la visión del arquero, cosa que también me gusta.
En cambio si es con amigos todavía no sé si me siento mejor por derecha o por izquierda ya que me da lo mismo, siento que quizás tantos golpes recibidos me han enseñado a poner el cuerpo de otra manera para poder cubrir la pelota y es ahí donde me gusta jugar suelto, casi de espaldas al arco contrario, se que ahí hago la diferencia, a pesar de que pocos amigos se den cuenta y se la pasen rezongándome, con eso de "tocala de una buena vez"
Esto lo hablé miles de veces y nadie lo comprende, si yo me llevo a dos o más tipos que quieren asesinarme las piernas para sacarme la pelota, no se dan cuenta que queda un espacio así de grande, para ir a buscarla cuando yo decida?
Comprenden que busco o la patada o el momento para tocar?
Es matemática pura, es tan difícil de comprender?
Si cada córner que pateo lo pongo al segundo palo, es tan difícil ir ahí?
Si pongo el pie del lado de afuera, la pelota hará una comba he ira ahí, no es tan difícil, las veces que me han puesto una pelota de esa manera a mi en la sabiola, les rompí el arco de un cabezazo!
Me he pasado años pensando cómo entrarle a una defensa, quizás mi déficit sea patear al arco más seguido, pero siempre les digo lo mismo: si yo hiciera todo lo que me pidieron durante todos estos años, estaría retirado viviendo en Italia, con la guita de sus consejos.
Pero lo siento: eso sería jugar al fútbol y yo juego a la pelota.

separador

La hora de la penitencia.

Son casi las cinco de la tarde, lo sé por dos motivos simples, el primero es que al reloj gigante de la cocina le falta un cachito para llegar a la mitad y lo segundo es que me pusieron delante una taza asquerosa repleta de leche que tendré que hacer que tomo, mientras solo me reflejo en ella y soplo tratando de correr la nata inmunda que cree que voy a tocar, esperando el momento indicado para inventarme una mentira de las que se pueden y volcarla en la rejilla de la pileta, cometiendo así el mismo error de siempre: no abrir el agua de la canilla, para que no queden rastros de este crimen.
Mientras tanto mi perro Hijitus mueve la cola, esperando mi señal para ir en busca de nuevas aventuras, que son frustradas por la llegada del alguacil.
Me encierran porque si en mi habitación sin un juicio previo.
Estoy perdiendo mi tiempo después de oír una sentencia injusta, sin derecho a una justa defensa.
Aburrido y aislado escucho el rasgar de la puerta de mi prisión, ahí afuera mi compañero de aventuras fue obligado por un rollo de diario a enterarse de las noticias sin siquiera saber leer y busca consuelo llorando detrás de la puerta.
La radio de la cocina está diciendo no sé que cosa, mientras el sheriff reporta el informe de lo que se va a comer por la noche al dueño del pueblo.
Yo me pregunto: quién inventó tomar la leche?
A mí se me hubieran ocurrido millones de cosas interesantísimas antes que este castigo repleto de nata y mal humor...
Me aburre mi penitencia, sin tele ni nada, me quedo dormido pensando como asaltar una heladera silenciosa junto a mi mascota y la complicidad de nuestras sombras, solo nos puede delatar aquella luz blanca que hay viviendo ahí adentro.
A mi entender esa luz nunca duerme a pesar de que los grandes digan lo contrario, puedo probarlo ya que muchas veces la dejé a propósito entornada para saber que pasaba y nunca se durmió!
Que hacía el dueño del pueblo esa noche levantándose justo en el momento del atraco?
Cómo se le ocurrió ir a tomar soda fría, tan tarde?
Nos arrastramos sigilosamente hacia nuestra habitación, con el fracaso de no poder robar alguna que otra cucharada de aquel flan de vainilla que para ese entonces ya era como asaltar un banco a plena luz del mediodía.
Nos miramos ante aquel gran fracaso y nos prometimos en silencio volver a intentarlo nuevamente...

separador

La llave de los momentos perdidos.

Estaría bueno poder encontrar algunos momentos olvidados, para esto, muchas veces uno tiene que poner en pausa la memoria, aunque quizás esto parezca una contradicción.
Cuando uno empieza a recordar va reconstruyendo de una forma sistemática y mágica a la vez cada uno de ellos, muchas
veces es ahí donde nos perdemos.
Cada tanto recordamos alguna parte de aquellos momentos, pero se nos olvidan algunos otros, las melodías se nos confunden y solo nos acordamos de alguna que otra estrofa de aquella bonita canción que tarareamos a medias.
Las imágenes se desvanecen de una forma tan rápida, que retenemos solo retazos.
Perdemos el sentido del tiempo y todo nos parece mucho más cercano, como si eso hubiera transcurrido recientemente.
Pero lamentablemente no es así, es en ese preciso momento que tendremos que reiniciarnos como si se tratara de una mismísima computadora vieja, casi obsoleta para los tiempos que corren.
Colgado como "en espera", o por sobrecarga de información, solo resta apagarme por un instante y esperar el milagro de reiniciarme y que los sueños vuelvan a mi memoria.
Es ahí donde yo trato de buscar información en mi limitado disco rígido, recargado de archivos sin nombre de algún que otro momento olvidado.
Pero por dónde empezar?
Dónde estaba?
Cómo se llamaba?
Aquí no hay perros que nos ayuden, buscando lo que no recordamos.
Cuál sera el buscador más rápido, para esos recuerdos perdidos...?

separador

Recreo mágico.

Catorce de noviembre dice el calendario, pero bien podría ser cualquier otro día.
Estoy sentado aquí en un lugar que había olvidado, disfrutando de la sombra de un árbol desconocido por mi, pero del cual ya soy amigo, escuchando mi música que me acompaña en este viaje inmóvil, donde solo se mueve mi imaginación y mis dedos que escriben estas simples líneas, los cantos de los pájaros hacen el resto, como si se trataran de compañeros fugaces que vienen de a ratos a acompañar el momento, invadiendo con otros sonidos este momento de tranquilidad, anunciando quizás que quede poco tiempo para estar aquí.
El tiempo transcurre tan rápido, que el silencio pronto se convertirá en murmullo, este a su vez se convertirá en ruidos de personas que invadirán el lugar, convirtiendo lo que era un lugar mágico, en un lugar de tránsito, donde las imágenes irán cambiando tan rápidamente como los mismos sonidos, que harán presagiar el fin de este precioso momento de soledad...
Quizás en el fondo esto sea un simple recreo, donde los silencios se tomen un descanso para poder pensar.
Donde los ruidos quizás griten lo que tienen para decir.
Y donde yo solo tengo que hacer mi trabajo, ese mismo que algunos imaginan que es mágico, anónimo, como suelo hacer que parezca, donde todo lo que me rodea tomará vida con el solo hecho de creer en él.

separador

Caminando.

Solo caminaba sin hablar, separado con la distancia del que acompaña, cansado del trayecto y del largo día de playa, el fútbol, la arena, el agua, y mi salir a correr era motivo suficiente para volver en silencio.
Las vueltas siempre son más largas pensaba, aunque la distancia sean la mismas.
Me quedé retrasado robando una pequeña flor amarilla de una ochava de cemento donde colgaba ahí entre otras.
Apuré mi paso hasta alcanzarte y te la regalé como premio a tu compañía, nuestros amigos esperaban, ni sabían que habíamos ido a la playa, ese era nuestro secreto.
Cuando nos vieron llegar se miraban como tratando de entender algo que difícilmente podrían.
Guardábamos un secreto, habíamos intercambiado música como para saber que escuchaba el otro.
La sorpresa fue tan grande, que era imposible que fuéramos amigos.
Pero solo era cuestión de tiempo, un día pasábamos por aquella esquina olvidada y solté una pregunta:
Cómo te puede gustar eso que escuchas?
Respondiste con la misma pregunta!
Fue entonces que te dije: vos no sos lo que escuchas, en cambio yo sí!
El silencio hizo el resto, no sabía si la respuesta había sido la correcta, pero fue la que me salió en ese momento.
Fueron pasando los días y no volvimos a hablar del tema, hasta que un día este salió casualmente.
Recuerdo haberte dicho no está mal esa canción, la letra es interesante, pero lo que mas me sorprendió de tu música, fue que hubiese un tango.
Sonreíste y me contestaste: ese tema de tu cassette, tampoco estaba mal.
Conoces algo de tango?
Algo...
Así nos fuimos conociendo, con la desconfianza del que no sabe que puede saber el otro.
Era como si fuéramos a rendir algún examen de preguntas y respuestas, lo que no sabíamos era que teníamos muchas de estas para hacernos.

separador

La otra mitad.

Parado frente a la ventana siento la frustración de no poder verte, una repentina tormenta hace que mi posible huida se cancele, los ojos que vigilan parecen atentos a cualquier movimiento, solo me queda el recurso de imaginarte a través de un vidrio salpicado por esta maldita lluvia, mi aliento soplado por mi boca hace que la ventana se convierta en un pizarrón mágico, donde mi dedo te regala un corazón sin necesidad de alguna tiza perdida.
Dónde estarás? me pregunto.
Que estarás haciendo?
Sabrás que estoy aquí parado pensando en vos?
La tristeza hace que las horas sean más largas y el poco sol que se veía, empieza ya a esconderse detrás de alguna casa vecina.
Solo queda un corazón que pareciera no querer derretirse en el vidrio a pesar del transcurso de las horas.
Cuándo parara de llover?
Por qué los días de lluvia se hacen interminablemente más largos?
Estarás leyendo?
Que leerás?
Zas! Se acaba de cortar la luz, no podría haber pasado algo peor aquí en este lugar, cuando se está a oscuras todo es mal humor, es como si le tuvieran miedo a lo que no ven.
Me aburro aquí parado, no poder compartir mis juegos hacen que te extrañe más de lo aconsejable, creo que cuando no te veo, no soy el mismo, siento como que me faltara una mitad, pero cual sería esa otra mitad?
Será tu cara, con esa boca tan especial y esos ojos que hablan, sin omitir sonido alguno?
O quizás sean esas piernas inquietas que no paran de andar, buscando aventuras?
Ves?
No puedo elegir...
Sigo aquí parado esperando que pare de llover, a oscuras, mi dedo está ansioso por verte, como esperando el momento para acercarse a tu espalda y dibujarte un corazón que no se derrita.
Y decirte ves: aquí estoy, soy yo, tu otra mitad...

separador

Un pez perdido.

Que hacia aquel pez solo en el medio de un bosque, como había ido a parar ahí?
Recuerdo haber salido corriendo a contarte lo que había encontrado.
También recuerdo que me dijiste: mentiroso, un pez no puede estar solo en un bosque!
Me fui enojado por tus palabras...
Como no pudiste creerme lo que te acababa de contar.
Regresé a aquel mismo lugar donde te había visto por última vez, revolcándote en la tierra como queriendo decir algo, saltabas desesperado, como si algo te pasara, fue entonces que se me ocurrió la idea de aquella botella vieja de vidrio, la llené con toda el agua que encontré y te di tanta que dejaste de moverte por un instante, fue ahí donde te abracé.
Hasta ese momento éramos dos desconocidos que por una de esas casualidades nos habíamos encontrado sin buscarnos.
Ahora lo único que necesitabas era acostarte en algún lugar con mucha agua, pero si te dejaba solo tenía el miedo de no verte más.
Volví caminando lo más rápido que pude y a mitad de camino me encontré a Lucía que estaba llorando.
Le dije: que te pasó ?
Te traje esto para vos - Era un frasco lleno de agua.
Perdón, no te creí - me dijo.
Lo sé.
Dónde lo encontraste?
En el bosque.
Seguro que alguien lo pescó y lo dejó tirado. Los grandes suelen hacer esas cosas, se olvidan que quizás alguien está esperando a Naranjita.
Se llama narajita?
No lo sé, parece querer contarme algo pero solo me tira besos, y se me ocurrió ponerle ese nombre.
Si te tiro un beso, me contarías algo?
No sé.
Mejor llevémoslo al agua.
Seguís enojado?
No.
Yo solo miento cuando no queda remedio.
Fue en ese momento que me mojaste y dijiste: el que se enoja pierde!
Ahí supe que nunca me podría enojar con vos, pasara lo que pasara...

separador

Levantándome sin haberme caído.

Levantándome sin haberme caído, encerrado en mi propio cuerpo, sueño estar hundiéndome en pensamientos extraños, trato con todas mis fuerzas de despertar, lentamente voy tratando de abrir mis ojos con las dudas de ver con que voy a encontrarme, cuando por fin logro abrirlos, giro mi cabeza tratando de reconocer un lugar que no conozco, trato de moverme, siento que estoy atorado en la maraña de lo que creo que es mi cuerpo, quiero incorporarme pero una fuerza casi sobrenatural vuelve a hundirme, entonces el esfuerzo que tengo que hacer para poder tratar de levantarme es mayor que la fuerza que me oprime.
Voy lentamente desprendiéndome de mi propia raíz, al lograrlo siento el alivio de haberme sacado un traje invisible de recuerdos que me atormentaban, entonces respiro profundamente. Un aire llena mis pulmones de nuevos pensamientos, la sensación de incorporarme ya mucho más liviano, invade mi cabeza como si hubiera vuelto a nacer.
Con los ojos bien abiertos me dirijo a un lugar lentamente sin saber exactamente a donde voy, pero tengo la certeza de que será mucho más placentero del cual acabo de salir.
Me vuelvo agua, como quien regresa a un mundo extraño pero a su vez familiar, me hundo en las más profundas sensaciones, dejo que me acaricie de tal manera que por un instante me olvido donde estoy.
El tiempo transcurre lentamente mientras mi cuerpo empieza a sentirse cómodo en este nuevo horario, donde los minutos se convierten en horas y donde no nos atrevemos a perder un solo segundo por miedo a lo desconocido.
Que pasaría si me dejase arrastrar por la tentación del silencio de aquí abajo?
Voy y vuelvo como quien no tiene un destino cierto, tratando de despejar mi cabeza de todo pensamiento, solo me dejo llevar.
Mi cara se hunde en la claridad de la transparencia mientras mis brazos la corren hacia atrás con suavidad tratando de no esforzarme demasiado, viajando por un instante a un lugar que ni yo mismo sé cuál es.

separador

Vuelvo al agua.

Vuelvo al agua, como quien vuelve a un mundo extraño pero a su ves familiar, me hundo en las más profundas sensaciones, dejo que el agua me acaricie de tal manera que por un instante me olvido donde estoy.
El tiempo transcurre lentamente mientras mi cuerpo empieza a sentirse cómodo en este nuevo horario, donde los minutos se convierten en horas y donde no nos atrevemos a perder un solo segundo por miedo a lo desconocido.
Que pasaría si me dejase llevar por la tentación del silencio de aquí abajo?
Voy y vuelvo como quien no tiene un destino cierto, tratando de despejar mi cabeza de todo pensamiento, solo me dejo llevar.
Mi cara se hunde en la claridad del agua mientras mis brazos la corren hacia atrás con suavidad, como si se trataran de momentos pasados, trato de no esforzarme demasiado, mientras mi cabeza se va liberando de todo pensamiento.
Mi cuerpo empieza a sentir el cansancio, y mi corazón late más rápido como si hubiera conocido al amor de mi vida, es ahí cuando siento que no puedo más.
Intento empezar de nuevo, como si ese amor se hubiera marchado con otro, mi cara nuevamente se hunde en esa agua cristalina tratando de limpiar nuevamente mi cabeza de pensamientos que no me llevan a ningún lugar.
Me dirijo hacia el fondo de la pileta tratando de llegar a lo profundo de esta y comenzar así un viaje silencioso hasta que mi aire me lo permita, cuando siento que la ultima burbuja que me queda, sube a la superficie la acompaño al mundo de los ruidos, asomo mi cabeza y me tomo unos minutos para volver a empezar.
Dicen los que saben, que el agua nos limpia de todo mal, quizás por esto trato de pasar el mayor tiempo que puedo junto a ella, espero que esto sea cierto, de lo contrario seré uno más de los que vienen aquí a nadar como autómatas, sin un destino cierto, solo yendo y viniendo tantas veces como el cuerpo aguante.

separador

Una gran mentira.

Un día más, sin penas ni glorias pero uno más, de esos en que te pones a pensar que será de la vida de....
Donde los recuerdos caen en tu cabeza como gotas de una canilla mal cerrada, golpeándote constantemente en un mismo lugar, ese que tanto te duele.
Que querrían aquellas personas que yo no pude darles?
Buscarían una seguridad que yo no poseo?
Se cansaron de mi inmadurez?
Encontraron una réplica mía hecha en China?
Las gotas caen incansablemente replicándose en preguntas sin respuestas, quizás el tiempo me de alguna, no lo sé.
La vida suele ser bastante extraña, con cambios bruscos.
Las dulces palabras se convierten de repente en amargas ironías casi sin pedir permiso.
Aquellos hermosos ojos verdes se convirtieron de repente en una suma importante de imágenes borrosas que te hacen ver con esfuerzo lo que no querías ver, donde las frases hechas son solo eso, "ojos que no ven, corazón que no siente" dicen por ahí.
Perdiste o perdimos?
Mi sombra me mira incrédula como no entendiendo por qué me es difícil entender a las personas, susurrándome al oído.
Empieza de nuevo, levanta la cabeza, camina sin culpas, sigue soñando...
Esa gota que agota, es consecuencia de haber vivido, no es más que eso, el dolor de lo perdiste quedara guardado ahí, en ese lugar donde descansan los recuerdos buenos, donde las palabras no serán reproches.
Solo se oirán frases de jóvenes enamorados, que hablaran de lo que conocían...

separador

Un día más.

Estaba pensando que quizás me esconda tras estas pequeñas historias llenando vacíos imposibles de llenar, buscando lugares que ya han desaparecido por culpa del tiempo qué perdí.
Donde están aquellas calles adoquinadas de mi infancia?
Donde fueron a parar aquellos olores de comida de madre?
El sonido inconfundible de aquellos canarios, esos que mi madre se encargaba de tapar por las noches, los mismos que cuando apenas salía el Sol destapaba y empezaban a silbar melodías distintas cada ves que despertaba, aquel pequeño perro cariñoso que esperaba atento hasta que terminara de tomar la leche, para acompañarme hasta la puerta los días de clase.
El mismo que cuando regresaba no dejaba ni que me sacara el guardapolvos para ir a ver aquella serie que nos esperaba, para luego repetirla en aquel patio a cuadros.
El tiempo se vuelve cruel en nuestra memoria, sonidos, voces, olores vuelven a mi como si se tratara de una tortura merecida por no haber sabido aprovechar aquellos momentos vividos.
Pero no conocía la muerte, no sabía de que se trataba, solo la había visto en alguna que otra película de guerra, pero en mi casa no había ninguna, entonces para mi no existía.
Por más que me esforcé nunca logre retener en mi memoria la vos de mi padre o de mis otros seres queridos, a veces suelo imaginar que caminan por alguna que otra calles, hasta podría contar que muchas veces dude y creí volver a verlos.
Aquella señora de pelo corto que paro en aquel semáforo para cruzar, será mi mamá?
Mi paso se acelero para tratar por lo menos de ponerme a la par, mirar casi con miedo a encontrármela verdaderamente ahí parada y no saber que decirle, gire mi cabeza despacio tratando de ser lo más prudente posible, pero todo se diluyó en un simple abrir y cerrar de ojos, no lo era, pero puedo jurar que era igual.
La desilusión me hizo verla alejarse, como si se tratara de una broma de mal gusto.
Donde está la gente que tanto quería?
Me miro, en la mesa del comedor armando este barco y puedo ver a mi padre del otro de ella, con sus anteojos y poniendo cemento marca revell en aquel pequeño plato de café, usando escarbadientes para pegar pequeñas piezas de un avión que no volará y pienso, quizás esté aquí ?
Acaso no era esto lo que le gustaba hacer, hasta podría decir que quizás es justo que no me hable ya que mucho no lo hacíamos, por que iba a cambiar justo ahora.
En fin, la vida es medio complicada para entender, quizás uno solo tiene que vivirla...

separador

Estabas sentada ahí.

Estabas sentada ahí, esperando quién sabe que cosa, distraída a lo que pasaba a tu alrededor, tu libro te acompañaba como casi siempre.
Tu mirada se perdía en algún horizonte lejano, ya que no te percataste de mi presencia, te miraba de lejos como quien mira algo inalcanzable, observaba tus movimientos hasta casi aprendérmelos de memoria y para colmo no sabía bien el por qué lo hacía.
Aquel caracol que estaba a tu lado también me llamo la atención, cada tanto lo ponías en tu oído.
Me pregunté: oirías el sonido Del Mar dentro como yo lo oigo?
Esa escena se repitió varias veces, como si aquel caracol te estuviese contando algún secreto, pero eso no fue todo...
Al rato volviste a tomar tu libro y seguiste leyendo como si nada de eso tuviera importancia, hasta que de repente tomaste aquel caracol lo acercaste a tu boca y le susurraste algo.
Me fui de ahí, lo más silenciosamente posible tratando de que no te sintieras espiada, no sabia bien si me habías visto o no.
Ahora solo me quedaba el recuerdo de tu imagen y la intriga de aquel secreto guardado en aquel viejo caracol de Mar...

separador

Consejos rápidos para entrar en un quirófano.

Bueno gente aquí les voy a contar mi secreto para no escaparse de un quirófano por la ventana, primeramente tenemos que aceptar que si estamos ahí, es por qué no nos queda remedio, ese es un punto crucial.
Segundo y también muy importante tener cierto sentido del humor y ser un poco irreverente en nuestro comportamiento.
Cuando uno se dirige a esos lugares tiene que tratar de hacer que se dirigía hacia otro lugar, por consiguiente cuando llega Uno ahí dice: ¿que estoy haciendo acá?
Hoy tenía quirófano, o era mañana?
Bueno ya que vine hasta acá entro y pregunto!
Ahí mismo té confirmaran que era ese el día, pues entonces cómo estás relajado té quedas como si nada, total no te lo esperabas, pues pensabas que era al otro día! (esto es fundamental pues nada te importa)
Siguiente y muy importante saber a qué ibas ese día que tendrías que haber ido por las dudas, eso te lo da alguna que otra experiencia anterior, la mía por ejemplo fue por un examen de colesterol y me diagnosticaron cancer por consiguiente no creas lo que vos pienses mejor cree lo que ellos te dicen y más si sos relativamente delgado!
El cuestionario: vendrá una enfermera muy simpática y te hará cientos de preguntas, tipo usted es alérgico a algo?
Si a la sopa! Es en ese momento donde tienes que utilizar el humor, y más cuando te traen la ropa!
La bata: lo primero que tienes que preguntarle a la inocente enfermera es si el tajo es hacia delante, lo cual la incomodara y tratará de explicarte que tienes que ponértela del revés, eso te causará mucha risa y des contractura cualquier situación posterior, ni hablar de las ridículas botas de tela que te hacen parecer un osito y si a todo eso le agregamos una gorra de casa de pastas, chau cartón lleno, estás preparado para un transplante de corazón sin anestesia!
El pasillo de la indignidad: luego de estar disfrazado de bebote viene otra simpática enfermera de impecable blanco a buscarte, te da un beso de bienvenida como si fueras a casarte y se pasea junto a vos, que vas con el culo al aire, y te pregunta: ¿cómo estás?
Ridículo estoy! Vos como me ves, sólo falta que nos tiren arroz!
De la cirugía prefiero no contarles nada, es parecido a un tenedor libre, lo raro es que vos sos la mesa de lo dulce...
Bueno mejor dejo de escribir, ya que me está sangrando un ojo y tengo miedo de convertirme en virgen!
Ya me veo rodeado de botellas de agua y a ustedes pidiéndome milagros que no podré conceder...

separador

Una isla

Era un día común, como cualquier día de los de mi vida, nada hacía suponer que a partir de ese momento todo cambiaría para siempre.
Estaba caminando tranquilo acompañado solamente por aquella pequeña rama caída quién sabe de que árbol, me dirigía a una nueva expedición por aquella vieja isla del Tigre, llamada El Laura, solía pasar días en aquel lugar lejos de todo, metido en pequeños laberintos de árboles, mientras los mayores se quedaban en la orilla de aquel inmenso río, pescando inocentes peces que no le hacían mal a nadie.
Yo mientras tanto me internaba en mi propio mundo de aventuras, buscando alguna que otra botella perdida o algún resto de chapita oxidada por el paso de los años, aunque en mis sueños buscaba algún tesoro escondido, enterrado quizás por algún pirata de otra época, el problema era que no tenía mapas ni indicios de donde podría estar, entonces me pasaba horas buscando sin resultado alguno, hasta que un día, algo me sorprendió.
Ahí escondido entre un montón de hojas secas, se encontraba aquel caracol inmenso que parecía llamarme para que lo rescatará.
¿Pero que hacía ahí aquel caracol?
Primero lo toque con aquella rama por miedo a que hubiera alguna araña o alguna gata peluda, aquel gusano ya me había dado varios disgustos y era temido por mi, ya que si volvía a rozarme de nuevo me haría arder más que el mismísimo alcohol echado por mi mamá en alguna de mis tantas raspaduras, yo solía preferir el merthiolate pero no siempre había y menos en aquella isla, entonces aparecía aquel jabón amarillo más grande que un paquete de manteca y zas! Refriegue de la herida, abundante agua y el famoso alcohol, mientras yo no paraba de gritar sóplame, sóplame, sóplame que me quema!
Después de aquellas experiencias me había convertido en un chico cauteloso, recogí aquel caracol, lo limpie con mi remera y lo lleve hacia mi oído y fue ahí donde empezó a cambiar mi vida, aquel ruido de Mar hizo el resto.
¿Pero que hacía aquel caracol de mar en aquella isla rodeada de ríos?
¿Que otro secreto tenía escondido?
Lo deje ahí, cerca de aquel vote abandonado, como quien esconde algo importante, y me volví a aquella vieja casa de madera de patas altas, donde los grandes me esperaban, para decirme come, todavía no probaste bocado, no te moves de ahí hasta que termines de comer algo...

separador

Tratando de entender.

Entiendo tan poco del amor que cuando lo pienso, creo comprender un poco más a el desamor, lo que nunca pude llegar a entender es el olvido.
Siempre sobrevuelan por mi cabeza personas que han sido parte de mi vida, de cada una de ellas guardo un pedacito de sueño incumplido, como si eso se tratara de una deuda interna que no podré cancelar en esta vida.
Mis pensamientos vienen a mi y sus caras se materializan de repente como si las hubiera llamado en ese preciso instante, haciéndome más placentero ese momento de ensoñacion, recuerdos, anécdotas, besos, invaden mi cabeza haciendo por un instante que se me olvide toda cosa que esté realizando, melodías, palabras, lugares, se instalan en mí de una forma casi anárquica.
Me distraigo con facilidad y mi mente lo aprovecha saliendo de paseo quién sabe a dónde, preguntándose ciento de cosas, recordando miles de lugares.
No recuerdo haberme peleado nunca con un amor, si recuerdo el sabor del desamor, ese alejamiento lento de las personas que quizás se cansaron de mi, los sueños rotos, las promesas incumplidas y después lentamente como se iban diluyendo hasta perderse en el infinito del paso del tiempo.
Extrañar aquellos momentos, reviven en mi quizás esos tiempos tan bonitos. Recordarlos desde el hoy, me hacen ver dónde estoy parado, donde me encuentro.
Quizás este más calmo, o tal ves más viejo, pero estas cosas me hacen sonreír con una ternura que ya casi había olvidado ...

separador

Figuritas.

Recuerdo bien que estaba cerca de la avenida Juan B Justo y que la cocina era muy distinta a la de mi casa, hasta tenía un especie de incinerador dentro de ella, su color verde agua encajaba correctamente con aquellos muebles de cocina de madera pintados del mismo color.
Llegue con mi hermana mayor a esa casa que resultó ser la de su novio, a quien conocía pero nunca había ido a visitar, me recibieron con un vaso de naranjada y me hicieron saludar a la madre y a una tía, creo.
Me senté en esa cocina y mis ojos revoleaban la mirada tratando de retener aquella imagen, al rato el novio de mi hermana al verme tan quieto ahí sentado me dijo: ven, acompáñame a mi habitación que te voy a mostrar algo, me agarro de la mano y fuimos a ese lugar. Me quede paradito ahí, como me habían enseñado sin saber que hacer, mientras el habría un cajón de su mesita de luz, sacaba una pila de figuritas de cartón agarradas con una gomita y me las regaló, diciéndome no las pierdas, son mías de cuando era chico.
Yo me quede casi petrificado sin saber que hacer y lo único que atine fue a decirle un tibio gracias, recuerdo ni haberles sacado la gomita para mirarlas, las guarde en mi bolsillo del pantalón corto.
Pasado el mediodía después de comer uno ñoquis que no me gustaron, me dijo: Bueno ahora te voy a llevar a la cancha a ver a River, me quedé ahí sin saber que decir ya que era mi primera ves en ir a ver a el club de mis amores.
Nos fuimos tempranito a la cancha de Atlanta pues jugaba la reserva, y ahí mismo me termine de enamorar de mi querido club. Volvimos a mi casa con mi hermana que se había quedado esperándonos en aquella vieja cocina, fue uno de los días que más recuerdo de mi infancia.
Se preguntarán y las figuritas?
Bueno, quizás tendría que contarlo en otro capítulo, pero voy a adelantarles algo.
Cuando saque aquella gomita vieja de aquel pilón de figuritas sobre mi cama, no lo podía creer, todas figuras de soldados de todas las épocas con sus respectivos uniformes y una pequeña reseña de lo que se trataba, pase años mirándolas e influyeron en mi por esa curiosidad hacia la historia.
Hoy ya mucho más grande me encuentro con estas imágenes nuevamente en Facebook y me vino una nostalgia increíble, gracias a quienes subieron estas bonitas estampas, no saben lo que significaron en mi vida.

separador

Tiempo inadvertido.

El tiempo pasa inadvertido, silencioso filtrándose por cada rincón de nuestro cuerpo, sin que podamos darnos cuenta de cuando fue la última ves que estuvimos a solas con nosotros mismos, pero a solas de verdad.
Conectados con nuestro interior, sin interferencias, haciendo una pequeña retrospectiva de lo que a sido nuestra vida.
Recuerdos, imágenes, sabores, palabras, sonidos, todo está ahí esperando, que solo nos tomemos un simple minuto para hacernos sonreír o llorar, quizás solo por un instante, eso dependerá de la vida que has llevado.
Que a veces no tienes tiempo?
Mentiras!
Lo qué pasa es que no quieres estar a solas con vos, le tienes miedo a tu propia compañía.
Podría contar que mi propia sombra piensa eso de mi, por eso me persigue insistentemente queriendo saberlo todo, por eso solo cuando nos acostamos logramos estar juntos para poder compartir nuestras experiencias, muchas veces la vi caminar por delante con cierta prisa, como un gigante en busca de su destino y otras tantas se a quedado atrás como alejándose de mi vida sin un porqué aparente.
Raro esto de quedarse solo rodeado de gente, será que huyo de las multitudes, será el ruido de la personas cuando hablan todas juntas lo que molesta tanto?
Por lo pronto seguiré acompañado de esta oscuridad que me persigue, muchas veces seré yo quien tenga que detenerme a descansar un rato, pues si fuera por ella, caminaría toda la vida casi hasta la eternidad.

separador

Que viva el fútbol!

Bueno mis amigos/as lo prometido es deuda, ayer les termine contando que no había tenido últimamente alguna novedad más o menos buena y que por eso no les estaba contando alguna que otra pequeña historia de mi vida, que me tomaría un recreo por lo menos por ese día y me escaparía a jugar un fulbito por la noche, hasta ahí nada anormal.
Habían postergado mi cirugía hasta la próxima semana y eso merecía una pequeña ceremonia. Armé mi bolso como casi siempre mal, ya que siempre me olvido el bóxer, la toalla, las vendas, o hasta el mismísimo pantalón para la vuelta, en fin, se nota que lo mío no es armar vueltas...
Me reencontré con mis amigos y empezamos ese juego tan hermoso llamado fulbito, una pisada, un caño y algún que otro firulete de más, logró que no sé quién me entrara de atrás y golpeara mi espalda contra la alfombra, resultado: muerte súbita, no pude moverme más, me ayudaron a pararme y desde ese momento no pude sentir más ni mi espalda ni mis piernas, por consiguiente termine el partido a duras penas en el arco. Pues ahí empieza la historia repetida, me bañe como pude, me excusé de no ir a cenar y tome un taxi dejando a un amigo cerca de su casa, la taxista: resultó ser una pastora evangelista que me tuvo todo el santo viaje diciendo: si le pides a Dios que ese dolor de espalda sane rápidamente, solo tendrás que congregarte y pedirlo.
Yo lo único que quería pedirle a Dios en ese momento era que no agarrara ningún poso más, ya que estos me estaban matando y que si quería lo charlábamos algún que otro día, pero a solas!
La llegada a mi casa fue más que una odisea, tarde media hora para tratar de moverme diez metros ya que no podía caminar, bah la pierna izquierda no quería, llegue abrí la puerta del departamento y me termine de morir de dolor ya que me había enfriado, resultado: llamada a los médicos de urgencia de una guardia, tiempo estimado unos veinte minutos, la verdad unos monstruos.
Les abrieron la puerta y entraron a mi casa dos personajes salidos de la clínica del humor.
Lo primero que dijeron fue: tiene algo fresco para tomar?
Lo segundo que le anda pasando?
Yo para entonces estaba tirado en la cama en bóxer con el dolor de dos tiros en la médula y sin poder decir otra cosa más qué hay! Y estos sátrapas pedían algo fresco?
- El principal me dice: caíste de espaldas no?
- No, tengo calor respondí! Ja, ja primera risa, como para que entiendan que esto no es joda.
- Que hiciste tiraste una chilena, comenta el otro?
- Si una gorda de noventa kilos por la la ventana, ja ,ja!
- Vamos a tomar la presión?
- Ok, yo ahí pensé: estos tipos viene por mi heladera!
- No está mal, la presión dijo uno.
- Mira lo que está mal ya lo sé, tengo la espalda con un infarto!
- Ja,ja risa del acompañante del medico que no paraba de reírse y tomar Guarana fría, y revolear los ojos hacia mis juguetes. Estan buenos los muñecos!
- Si lo sé, pero por qué no miras a este muñeco que está postrado en la cama.
- Se miraron los dos y empezaron a reír, sos un personaje me dijo uno, el otro pregunta toma alguna medicación?
- Ahí me empezó agarrar la risa a mi, le digo: parece que tienen tiempo: anota, tal para esto, aquello para lo otro, aquel para aquello etc, etc, soy un sobreviviente de un experimento alienigena, están viendo una reencarnación en vivo!
- Uno se sentó al pie de la cama y no paraba de reír, el otro me dijo: bueno té vamos a tener que inyectar este calmante, y toma todos los otros haber como seguís
- En cuanto me harán efecto?
- Treinta, cuarenta minutos, tienes la credencial?
- Por supuesto la uso más que la Sube, yo para OSDE vendría a ser uno de esos pacientes indeseables que no se mueren más!
- Bueno hace reposo, mientras no parábamos de reír y cuídate.
- Pegaron una recorrida por mi casa, como si fuera el museo de la niñez me cobraron trescientos mangos y me dijeron hasta la próxima...
- Manejen despacio, no tomen frío!
Hoy ya menos dolorido después de haber sido violado por la desametazona B12, puedo contarles que iré a que me acupuncturen el cerebro y trataré de no aburrirlos, que viva el fútbol PISCULICHI!! Espero que la próxima pequeña historia cuente algo más interesante...

separador

Día de miércoles.

Sentado, abrumado quizás por las cosa que tendría que hacer, pienso por donde tendría que arrancar y me decido por escribirlo ya que quizás sea la manera más fácil de eludir las tareas que me esperan.
Una mala noche, repleta de dolores que ni reconozco hacen que no tenga voluntad para casi nada, seria más fácil echarme en la cama o en el sillón del comedor, dejando que pase el día, total mañana quizás sea mejor, pero que pasaría si después se vuelve una costumbre?
Miro de reojo la puerta y siento que me invita a tomar un poco de aire fresco, quizás se acorte la distancia, entre lo que debería hacer y lo que quiero hacer, pero no logró arrancar.
Parece un día difícil y me decidí a cambiarlo aunque no tenga demasiadas ganas de hacerlo.
Empezare por aquella puerta de allá, la pintaré y seguiré por las otras, quizás a fin de cuentas verlas prolijas como quiero verlas me den ganas de abrirlas e irme a caminar un rato, pero seguramente terminaré aquí recostado mirando el techo o tal ves aparezca por arte de magia esa famosa voluntad que hoy no vino a visitarme.

separador

Pacientemente.

Quizás podría estar preguntándome si siento miedo, pero no lo pienso, estoy demasiado cansado para estar quejándome de lo que me toca en suerte.
Compartir momentos con gente de guardapolvo blanco se volvió casi una costumbre, me reúno con ellos bastante seguido, voy casi como un autómata tratando de resolver los problema lo más pronto posible, así de esa manera evitó tener que estar pendiente de cada una de sus explicaciones complicadas, en ese idioma tan particular y difícil de entender para una persona común, como creo serlo.
La palabra PACIENTE no parece estar muy ligada a mi vida, por el contrario, ya que siento que soy demasiado impaciente.
Mañana otra ves tendré que hacerme una sangría, medio litro más de mi vida se irá en un simple sachet de Plastico y el lunes quitaran de mi cara, mi marca de nacimiento, como si solo se tratara de un simple trámite.
- Vente el lunes por cirugía y en un rato lo resolveremos, total los estudios ya los tienes, no te olvides el electro...
Así de fácil, total el tipo no se queja...
Tanto cuesta vivir?
Este es el famoso costo de vida?
Existe el riesgo persona?
En fin, pensar que nos la pasamos quejando y no resolvemos nunca nada...
Muchachos les cuento que no les será fácil librarse de mi, soy un tipo bastante obstinado, tengo demasiados sueños por cumplir, déjenme un tiempito libre para mi, sin tener que estar pensando todo el tiempo en volver a visitarlos en brevedad.
Para colmo un Lunes?
Un LUNES!!
Y el fulbito?

separador

Estaba pensando.

Hace rato que no escribo algo, no es que me olvide o algo parecido, más bien se trata de ordenar ideas, cuidarme un poco, asumir que ya casi no soy un niño etc, etc, pero bueno aquí estoy, en este bendito teclado que ahora ya me es más familiar que la mismísima familia, pues me corrige horrores que la mía nunca pudo.
Voy a empezar contando que estoy tratando de dejar la Coca Cola a pesar de que mi heladera está repleta de botellas de esta, lo cual hace mucho más fuerte mi fuerza de voluntad, ya ando por los cinco días y empecé a sentir ese gusto amargo de la agua tónica, que a mi entender debe ser lo más parecido al sabor de una hincha de Boca por la mañana, sin querer de esta manera herir alguna susceptibilidad o algo que se le parezca, saben que yo sería in capaz!
Me atreví a empezar yoga y hasta me apunte en una clase de eutonia que para mi, era más o menos cómo hacer un curso de cocina, ja,ja, lo raro de esto es que no me disgustó, señal rara pensé: me estaré muriendo o faltara poco?
Ustedes dirán que exagerado, este tipo!
El que me conoce bien me pregunta: te pasa algo?, estas raro...
Ahora yo digo: que tengo que hacer para sentirme más o menos bien, ya me tire de tres mil metros de altura y nada, me sumergí en el agua lo más que puede resistir un tipo común y nada, juego al futbol la mayor cantidad de tiempo posible y nada, me vacían de sangre cada dos por tres y nada, alguien puede decirme que tiene que hacer uno para dejar de escuchar y leer boludeces!!
Entiendo que muchos viajarán al Tíbet o a la India para encontrarse a sí mismo, pero mi cabeza me dice: Claudito por la misma guita te vas a Puerto Banus a París a la mismísima isla de Lesbos!
Y ahí mismo me doy cuenta que no tengo arreglo, mi espiritualidad anda paseando por otros lugares, señal inequívoca de que mi problema no pasa por la Coca Cola, igual seguiremos haciendo el esfuerzo, en fin...

separador

Para que?

La verdad muchas veces me hago esta pregunta y trato por todos los medios de encontrar una repuesta más o menos positiva a este dilema.
Soy de esas personas que vive soñando que todo está por hacerse, solo es cuestión de intentarlo.
La realidad es que cada cosa que emprendo le pongo lo mejor de mi, podrá gustar o no, pero estoy seguro que alguien algún día lo verá y valorará el tiempo invertido en ello.
Este relato no trata de ser una queja, más bien es una descarga a muchas preguntas que me hago diariamente, el "PARA QUE", es una de las tantas.
Quizás a algunos estas cosa no les interesen, pues tienen claro por qué las hacen o mejor dicho para quienes las hacen, yo a esta altura de mi vida, no lo sé.
Nunca busqué ni busco un rédito económico en lo que inicio, si eso se da, bienvenido sea, si por una de esas casualidades no lo tiene, a empezar de nuevo.
Para mi lo importante es expresarme de la manera que me salga, algunas veces es a través de una gambeta jugando con amigos al fútbol, otras en soledad en forma de pequeñas historias como suelo llamarlas, algunas serán verdad otras también pero disfrazadas quién sabe por qué, recuerdos escondidos saldrán a la luz y se transformaran en pequeñas animaciones, pues no me alcanza sólo con escribirlas, necesito volver a verlas, a sentirlas, a oírlas.
Otras quizás en algún tiempo tomen forma de personajes pequeños en alguna obra de teatro sin ninguna pretensión extra más que contar lo que me pase en ese momento quizás.
Podría tratarse también de decenas de otras cosas, llámense fabricar remeras, vestidos, tazas, juguetes o lo que se me ocurra hacer en el hoy, son tantas cosas que sería inútil describirlas.
Pocas personas entienden mi comportamiento, pues suelo ser bastante inestable.
Pero mi pregunta sigue latente, para que?
Lo más cercano que llegué a esta respuesta fue: quizás lo haces para que alguien te recuerde, solo por eso?
No está mal me digo...
Mucha gente pasa por este mundo solo quejándose por lo que no pudo hacer, yo en cambio seguiré intentándolo a pesar de todo.

separador

Ojos que hablan.

Quizás te cueste caminar todavía, gateas a una velocidad digna de un ratoncito que se a robado algo y no se hace cargo del delito cometido, se te nota feliz, con esa inocencia que tienen solo los que realmente no conocen casi nada fuera de tu mundo.
La luz que ilumina tu cara y esa sonrisa tan particular hace que por un instante me olvide de todo, sos un pequeño vikingo inquieto de ojos azules, capaz de conquistar el corazón más duro que pueda existir en esta tierra, hace mucho tiempo que no sentía esa sensación, siento en el fondo que podrías sacarme hasta lo que no tengo.
No será fácil nuestra relación pues me gustan los juguetes tanto como a vos, la diferencia está que yo tengo que comprarlos y vos solo pensaras en recibirlos, eso desde ya es un problema que tendremos que hablar más adelante.
Quizás sea mi edad, o que me falte esa pureza que solo tienen los inocentes como vos, pero siento que tienes esa mirada pícara del extorsionador artístico, ese que llora sin lágrimas, cuando desea obtener lo que quiere.
Ya supiste del engaño de la transparencia del agua, esa que parecía la de siempre y termino siendo amarga como la vida misma, fue lo primero que te pude enseñar, muchas cosas parecen iguales, pero en el fondo son muy distintas, recordarlo siempre.
Y por último, por tu culpa hoy no siento la columna, mejor que empieces a hacer la tarea que hacen los chicos de tu edad, por ejemplo caminar y que ni se te ocurra empezar a hablar sin parar, mantente en silencio es un consejo que te doy, de lo contrario dejaremos de ser amigos.

separador

Día complicado.

Quizás lo que cuente hoy parezca una tontería, pero en ciertos momentos hacen que las cosas que pasan por tu vida, tomen una relevancia importante, ayer mismo les contaba que había tenido un día diríamos regular, para no exagerar y que me lo tomaría libre haciendo lo que tanto me gusta.
Volví a mi casa, me vende los tobillos, me cambie y me fui a las 20hrs como había escuchado que era el horario para jugar al fútbol.
Después de pasada una hora de espera, reconozco a uno de los muchachos de la farmacia, me mira y dice: que escuchaste? Jugamos a las nueve!
No pasa nada dije, mientras pensaba que últimamente tengo menos memoria que una mosca, cuando miro al rededor veo un promedio de edad de entre veinte a treinta años como mucho y me dije: Claudito hoy tendrás un día muy difícil ya que estos pibes seguro corren como conejos. Mi conocido el farmacéutico me dice: acomódate como vos quieras, a lo que respondí a lo que pueda riéndome a carcajadas, al principio costo acomodarme a gente que no conocía y como siempre empecé a mirar a mis compañeros con cierta mirada asesina, ya que no paraban de correr sin sentido alguno, fue entonces que decidí retrasarme un poco y empezar a agarrar la pelotita y pegar algunos gritos, ya que estos muchachos corrían y chocaban incansablemente contra la defensa de los contrarios, que digamos eran mucho más inteligentes que los que me habían tocado en suerte.
En un momento del partido le digo a un colombiano que tenía de compañero, vos reconoces los colores?
Me dice si, inocentemente, bueno entonces empieza a mirar a
los de amarillo, creo que todos juegan juntos, se rió de mala gana y ahí entendí que no le daba para más.
Después de estar cuatro goles abajo y rezongando a más no poder, le digo a mi amigo quédate vos abajo que yo agarro el medio. No podría contarles lo que me hicieron correr estos muchachos, que a esta altura y por el color llegue a sospechar que eran Chinos.
El partido se fue emparejando ya que empezamos a controlar la pelota y el juego fue fluyendo, el partido lo perdiéramos por dos goles y fue por distracciones, ya que tranquilamente podríamos a verlo ganado.
Lo bueno de todo esto es que se acercó el nueve de ellos y me pregunto: cuantos años tiene?
- Conteste cincuenta y siete.
- Ojalá llegue a su edad cómo está usted.
- Ja, ja me reí, mientras le decía, es una falta de respeto que no me tutees y ojalá que no, te conviene. Luego nos despedimos, tomé un taxi casi sin poderme sentar, hasta llegar a mi casa. Me pegue una ducha, me pese y había perdido casi tres kilos, tomé los remedios y me dije: a fin de cuentas el día no fue tan malo, solo era una cuestión de tratar de superarlo y lo había logrado.

separador

Tomarme el día.

Estoy mirando el hermoso día que hace desde una puerta vidriada y pienso que quizás me merezco tomarme el día, tratar de no pensar en nada, dejar que las cosas sigan ocurriendo como tengan que ocurrir.
Podría contar que hoy tengo uno de esos días medió complicados, donde la visita a mi amigos de guardapolvo blanco, no fue lo que esperaba, siempre tienen alguna sorpresa para darme que te deja con ese sabor agridulce en el estomago de la incertidumbre.
Dentro de un rato volveré a visitar a otro amigo simpatizante del mismo club, ese que tiene los mismos colores de aquellos que me torturaba de chico por no prestar atención en clase, esos mismos que me mandaba fuera del aula por alguna travesura a destiempo. Pacieran pertenecer a la misma Logia, unos trataban de educarme y otros ahora tratan de corregirme de grande, pero dentro mío el resultado es el mismo.
Sigo esperando en pasillos grises, como si se tratase de una penitencia eterna, la única diferencia qué hay, es que quizás hoy pueda sentarme, tendré que esperar, mirando cuadros de dudosos pintores, hojeando revistas viejas que nadie lee, esas que la gente hojea sin mirar, pensando a quién podría interesarle esa nota, cuando tu cabeza está en otro lado, pensando quizás: y ahora que me dirán?
Sí...
Me tomaré el día.
Enójese quien se enoje, me iré a jugar un fulbito, esta ves con la gente de la farmacia, como leerán tengo contactos influyentes en todos los sitios de mi ciudad, policías, porteros, bancarios, vagos que ni conozco son una oferta irresistible para mis pobres piernas, total más cuidado que con estos muchachos no estaré en ningún lado.
Me río cuando ellos me dicen: vos si que no tenes remedio!
Siempre los jodo diciendo, dame medicamentos frescos esos que hacen bien, no me des esos maduros que solo sirven para salsa, como si se tratara de una verdulería, se ríen diciéndome: si estás buscando un milagro, estás en el lugar equivocado, esto no es una iglesia!
Nos reímos, sin que la gente de alrededor entienda mucho de que se trata, más cuando les digo: ahora agarro una jarra, la lleno de alcohol y me los tomo todos juntos, ya van a ver!
Si estoy preocupado...
No lo sé, a esta altura solo pienso en ver cómo me ira hoy en el fútbol, después veremos cómo sigue esta novela...

separador

Hace frío estando sola. (Lucia anduvo merodeando)

Me gustaba estrenar zapatos, me sentía más alta, aunque eran bajitos, decían que todavía no podía usar esos que tienen un taquito finito atrás, eran para grandes. Igual estoy contenta, me gusta que tengan un botoncito y una tira al frente, camino arrastrando los pies y parece que estuviese patinando, sobre todo si el piso es liso, o está mojado.
Salía siempre de la mano y me decían: tienes que cuidarlos.
Les decía que si, bajando la cabeza.
Pero como se cuidaba un zapato? si no comían, no hablaban, no hacían nada, solamente se movían cuando me los ponía.
A veces no entendía lo que decían los grandes? usaban palabras raras para ciertas cosas.
¿Cuidar un zapato?
Recuerdo llegar a casa y escuchar este diálogo: sacátelos y guárdalos en la caja.
- Cual esa que tiene dibujitos lindos y un fino papel blanco que no sé para que es?
- Si!
Entonces los ponía dentro y los tapaba con aquel papel, eso debería ser cuidar de los zapatos.
Será porque tienen frío cuando están solos?
Recuerdo haber mirado debajo de mi cama y descubrir a mis otros zapatos, los de siempre. Parecían que me espiaban desde abajo de ella, mirando mis movimientos, como si se trataran de extraños.
Trate de agarrarlos pero me costó bastante, parecía que cada vez que estiraba el brazo, ellos se corrían un poco hacia atrás como dando pasitos solos, tratando de esconderse como si no me conocieran.
Después de unos segundos logré atraparlos, los miré y acariciándolos logré ponérmelos. En ese instante supe que serían mucho más cómodos que ponerse aquellos nuevos, estos no me hacían doler en nada, eran más suaves, pero no sé por qué motivo andaban mas despacio, caminaban como lo hacía mi abuela.
Recuerdo haber corrido e ir hacia el triciclo subir mi pie al pedal y mirarlos de mas cerca, mientras pensaba: Pobres estos ya no tienen ni una caja, entonces empecé a buscar desesperadamente una y un poco de papel, quizás de esa manera estos no tendría frío cuando se quedaran solos.
Quizás fue por eso, que aquella imagen de aquel hombre que dormía solo en el umbral de la otra cuadra, me había impactado tanto?
Habrá perdido a su par? parecía tener frío, quizás por eso también dormía en una caja y se tapaba con aquel papel.
Será que cuando se quedo solo, la gente lo dejo de lado?
No hay un solo día, que no piense en la soledad de la vejez, acepto lo nuevo, de echo me parece lindo estrenar cosas, pero me sigo sintiendo más cómoda con lo lo viejo, será por cierta melancolía quizás ...

separador

Un día más.

Estoy aquí, sentado al borde de mi cama, tratando de organizar un día que de por sí será rutinario, otro día en que muchos proyectos se irán diluyendo tras el correr de las horas sin saber bien el por qué.
Suelo ser bastante anárquico con respecto a mis ideas, por consiguiente se me complica casi todo, pues quiero hacer todo junto, aún a sabiendas de que esto es imposible.
Las ideas recorren mi cabeza a una velocidad que mis manos no tienen, entonces escribir alguna historia pequeña, organizar una nueva animación que tenga que ver con esa idea, resulta complicado, más si estoy pensando en otra cosa, como estampar una línea de tazas con esas y otras imágenes y si a eso le sumamos que quiero aprender el manejo de un plotter de corte que no tengo ni la menor idea de cómo funciona y ni siquiera tengo la paciencia para leer un pequeño manual de este, cartón lleno. Ya que al parecer me parece mucho más importante leer aquel libro apoyado en mi biblioteca sin terminar de leer, que seguramente seguirá esperando su turno ya que nunca leo los finales. Agreguémosle a esto que tengo ganas de ponerme a pintar miniaturas pues siento que el tiempo se me va demasiado rápido, o armar aquel pequeño barco a escala que me compre para mi cumpleaños y no ponerme a pintar este techo del baño mas la cocina, ya que me aburrió el color, uff...
Si a eso le agrego, que hoy tuve fiaca de ir a natación pues me dolía todo y decidí tomarme el día, ya que dentro de un rato tengo que cambiarme para ir a jugar un fulbito con mis amigos.
Me dan ganas o de suicidarme o tratar de organizarme, cosa muy improbable ambas, pues no sé cual realizar primero, ya que tengo que estampar unas remeras...

separador

Despertarse.

Hacía un buen rato que Lucia no preguntaba algo, me era extraño, pero suele suceder que aparezca en el momento que menos lo espero y eso fue lo qué sucedió.
Estaba cansado, después de haber jugado al fútbol y no me costó mucho dormirme a pesar de que me dolía todo el cuerpo.
De repente sentí la sensación de que alguien estaba tirando de las sabanas y desperté con la sorpresa de que estaba paradita ahí, esperando como quien necesita saber algo urgente.
Me levanté de la cama y me dirigí al baño, pues no sabía bien si estaba dormido o despierto, el agua de la canilla en mi cara resolvió mi problema, cuando termine de secarme sentí esa mirada inconfundible que tiene mi angel.
- Hola Lucia, te estuve extrañando.
- No se?
- Por qué dices eso?
- Quizás porqué ya no juegas tanto conmigo y sigues durmiendo con mi Valentina.
- Estas celosa?
- Si!
- Y si te digo que no puedo vivir sin vos, que dormir con Valentina es como si estuviera durmiendo contigo? Que te gustaría saber, que estás tan ansiosa?
- Cuando no estés más, puedo ir con vos?
- Claro mi amor, conmigo y Valentina. Me abrazó y desapareció tan rápido que no pude darle ni un beso, me dirigí a la heladera y me serví un vaso de agua tónica, luego me acosté y me quedé pensando en aquellas preguntas, hasta que el sueño invadió mi cama...

separador

Buen día.

Buen día doctor cómo está usted, bien me respondió, esa fue mi forma de romper el hielo, acá le traigo los análisis que me pidió. ( acá cabe aclarar, que cuando le pregunto cómo está y me responde bien, yo espero la misma respuesta para irme enseguida, pero eso nunca sucede, será que no entiende mis códigos? ) Ha, muy bien...
Luego de pasar todas las hojas con la mirada, unas cuantas me dice: Bueno querido sigue más o menos parecido, tendrá que ir a la hematóloga y hacerse otra sangría, seguramente te dirá que tienes que tomar ácido fólico. ( yo para ese entonces empecé a pensar, bueno lo que me faltaba estoy embarazado! )
Doctor le puedo hacer una pregunta?
Diga me dijo secamente.
Bueno lo qué pasa es que me siento medio hinchado ( ahí omití lo que todos piensan y no dicen ) podría bajar las dosis de algún medicamento, pues estoy demasiado tenso?
El no fue terminante.
Me digo: ya que estoy acá, le comentó el dolor de esa especie de lunar que me duele debajo del brazo, no?
Para queeeeeee!
Bueno mi amigo, después de revisarme exhaustivamente me dice, crúcese en frente a la otra clínica y saque turno con este cirujano y de paso que le revise el que tiene en la cara, pues ese también habrá que sacarlo.
Alguien me puede decir para que hablo?
Conclusión, me da la mano y me dice: que tengas buen día!
Salgo derrotado, acomodando papeles y me cruzo con el Nefrologo que me saluda diciendo: usted tiene que venir a verme no?. ( yo pensé: será el cumpleaños y me estará invitando.)
No fue así como lo había pensado, tuve que sacar otro turno con mi mejor cara de PACIENTE!
Salí de ahí casi espantado pensando: que será buen día para estos tipos?
La próxima ves digo holaaaa.

separador

Pequeños amantes

No puedo recordar ni siquiera el día qué pasó, ni quien me mostró como dos pequeños fósforos de seda, sacados de una pequeña cajita de fósforos marca Ranchera, se convertirían en una pareja de amantes, capaz de inmolarse solamente para estar juntos, y bailar unidos abrasados solo por sus dos pequeñas cabecitas de color azul.
Ella con su vestido largo y elegante y el tan delgado y decidido que me impresionó su valentía, solo con verlo.
Fue quizás mi primer indicio de lo que puede producir la pasión por el otro, ver moverse a esos dos pequeños amantes hasta fundirse en uno solo, quizás resumen lo que pude entender del amor, en esos tiempos.
Porqué ellos dos solos decidieron amarse hasta morir y no los otros?
De toda esa pequeña caja, solo me quedó el recuerdo de esos dos pequeños seres. Seguramente todos los demás se dedicaron a lo que quizás fueron destinados, prender una simple hornalla perdida o algún cigarillo en medio de la noche, me pareció una muerte solitaria.
Raro, muy raro...
Hoy ya es casi imposible recordar aquella escena, aquel gesto de amor sublime de dos solitarios fósforos que decidieron quedarse juntos para siempre...

separador

Caminando

Recuerdo bien aquel día como si fuera hoy, habíamos salido a caminar con rumbo incierto, alejándonos de aquellos lugares habituales, sin ningún plan previo, solo haciéndolo.
Reíamos con esa inocencia del que nada busca, y nos deteníamos en cada esquina, la excusa de los semáforo era perfecta para robarnos algún que otro beso.
Habíamos caminado suficiente para no saber siquiera dónde estábamos, aquel diluvio repentino nos sorprendió desprevenidos, pero no nos detuvo en aquel viaje hacia ningún lugar.
Y ahora que hacemos dijiste?
Mientras apretabas tu pelo tratando de escurrir aquella agua de lluvia.
- No podemos volver así, cuando lleguemos a casa se van a enojar.
Aquellas ropas empapadas eran testigo de aquel diálogo inocente. Sabíamos bien que lo que acabábamos de hacer tendría sus consecuencias, pero en el fondo no nos importaba.
Temblábamos de frío bajo aquel techo desconocido y solo nuestros besos y risas detenían de a ratos aquella furiosa tormenta repentina.
En aquellos momentos mágicos, nos olvidábamos de todo haciendo que el tiempo solo fuera cómplice de nuestras desventuras.
Pero teníamos que regresar...
Había que cumplir con aquel maldito mandato del horario.
Pero cómo hacerlo si estábamos completamente empapados?
Sin saber que hacer recorrí con la mirada alguna solución mágica y el destino me regaló aquella única oportunidad.
Justo delante de mis ojos, ahí en esa vereda de enfrente, donde se encontraba aquel edificio gigante llamado aduana, estaba nuestra salvación.
Te tome de la mano y cruzamos la calle corriendo sin que aquellos semáforos pudieran evitarlo, no fue necesario recurrir al engaño de algún besos robados antes de cruzar alguna que otra calle, solo lo hicimos, sin pensar demasiado. Me miraste sin entender bien que es lo que estábamos haciendo, pero corriste a la par mía, empapada y riendo.
Cuando lo logramos, solo atine a tomarte de los hombros para decirte: parémonos aquí. Aquel calor que brotaba de aquellas rejillas hizo el resto, nos quedamos parados ahí, hasta estar completamente secos, hasta de los mismísimos besos, casi como si nada hubiera ocurrido.
Después de un largo rato retomamos aquel camino de vuelta a tu casa, que casi siempre se hacía más largo, de la misma manera que habíamos llegado hasta ahí.
No recuerdo bien si llegamos en aquel horario indicado, lo que si recuerdo es que no nos resfriamos y que nadie se enteró de nuestra desventura.
Desde aquel día supe que los paraguas no iban a tener mucho que ver con mi vida y que cada tanto me gusta pararme en alguna que otra rejilla. Esas que casi todas las mujeres evitan, quizás por vértigo, o por simple precaución a que se les rompa algún que otro taco de un zapato distraído, o simplemente sea aquel famoso miedo a que se vuele de repente alguna pollera sin previo aviso alguno, haciendo de esto, un espectáculo de malabares de manos para detener aquel aire cálido, escondido quién sabe por quién en aquellas rejillas olvidadas.

separador

Silencios guardados.

Tantas veces nos miramos sin decirnos nada, sólo observándonos como quien mira algo inalcanzable, pero que está ahí, tangible, palpable, con ese aroma de pasado, con ese gusto de nostalgia.
Nuestro silencio habla quizás más que la mismísima palabra, la oscuridad lo atestigua, haciéndonos creer que estamos más cerca de lo que realmente podemos estar.
Hasta donde uno puede adentrarse en el espeso silencio de la oscuridad?
Que guardan esos silencios guardados?
Lo espeso de la noche hace que nuestros cuerpos se revuelquen imaginariamente en luchas interminables, como si se tratasen de mares revueltos. El dulce sabor de tu cansancio, hace presagiar el fin de aquella pequeña tempestad.
Tu cuerpo reposa frágil, como una pequeña ola que se deslizó a su destino, dejando una estela húmeda en aquella sábana blanca iluminada solo por aquella luna y retenida por mis ojos.
Dicen que el silencio no habla, yo podría contarles que si lo hace, solo hay que observarlo detenidamente, el hará el resto...

separador

Incomodidad.

Fue quizás un día distinto a otros tantos, la incomodidad se había adueñado de mi, sentía las miradas disimuladas de mis amigas y no podía hacer nada al respecto, me sentí pequeño, casi invisible a mis propios ojos, las palabras eran simples formas de disimular aquel momento, la distancia era un océano que no me animaba cruzar nadando, aunque en el fondo, estaba casi seguro de encontrar de quién agarrarme.
El naufragio de ese día fue tan incomodo que no supe cómo salvarme y termine hundiéndome en mi propio mar.
Un mar repleto de dudas, de recuerdos olvidados, de aguas cálidas, esas que dejarías que te arrastren hasta alguna playa olvidada, pero...
De que sirve recordar si el otro quizás lo a olvidado.
Tan rápido se borran los recuerdos?
Porqué yo no puedo olvidar nada?
Seré mi propio coleccionista de naufragios?
Quizás viva toda mi vida a la deriva de mis propias aguas, no lo sé, por lo pronto seguiré tratando de mantenerme a flote.

separador

Una playa perdida.

Y un día me encontré solo en una playa de Necochea, la compañía más cercana era mi fracaso, las playas inmensas y semi desiertas me hacían ver mis sueños otra ves desechos por la triste realidad. El ruido que tenía aquel lugar, había dejado de existir, solo quedaban mis regresos de aquellas playas solitarias, de carpas blancas vacías, con aquellas lonas azules enrolladas prolijamente, que me daban esa sensación de abandono tan presente en mi vida.
Todo aquello me hacía reflexionar sobre que era lo que realmente necesitaba encontrar.
Las caminatas solitarias, hacían el resto, me guiaban casi mágicamente a aquella casa solitaria.
Aquel paisaje tan particular de calle de tierra y arena tan característico de ese lugar hacían los atardeceres eternos.
Los días pasaban tan lentamente que ni me daba cuenta de que era lo que estaba haciendo ahí.
Aquella imagen de esos chicos en guardapolvo blanco dirigiéndose hacia la escuela, me alertaron que ya era el tiempo de volver.
Pero como hacer para reconstruir un fracaso?
Todo pasó casi por casualidad, aquella tarde volvía de mi rutina diaria de leer en aquella playa semi desierta y meterme en aquel mar helado casi como un ejercicio para quitarme algún que otro recuerdo, secarme un poco al sol y pegar la vuelta.
Fue en ese regreso que cruce aquella plaza donde un retablo medio destartalado se disponía a ofrecer una pequeña obra de títeres, un pequeño número de chicos esperaban sentados en el piso, el inicio de aquel espectáculo. La mirada expectante de aquellos chicos de muy corta edad, esperando callados el comienzo, despertó mi curiosidad.
La falta de los padres que revoloteaban por aquella feria artesanal semi desierta, me animaron a mezclarme junto a aquellos enanos como uno más, primero me miraron con esa desconfianza habitual que tienen los chicos de esa edad, pero luego de convidar aquel pochoclo de color rosa ya era uno más.
Sin querer había captado la atención de todos ellos, fue entonces que tube que decirles que prestáramos atención a aquella obra. Lo que siguió después muy bien no puedo explicarlo, aquellos ojos inocentes mirando tan atentamente aquellos viejos títeres me hicieron descargar aquella angustia acumulada, la mano de aquel pequeño enano limpiándome aquella lagrima hizo el resto.
Al final de aquella inocente obra, deje plata en aquel viejo sombrero, salude a mis nuevos amigos y entendí que tenía que hacer de mi vida.
Volví a Buenos Aires con la certeza de repetir aquella experiencia pero ahora quería estar escondido a la sombra de las miradas de los grandes y volver a descubrir las miradas de aquellos ojos inocentes, que tan solo con un poco de pochoclo habían entendido mi búsqueda.
Continuará...

separador

Navegando entre un mar de libros.

Estaba tumbado en la cama, aburrido sin más nada que hacer que mirar aquellas partículas de polvo que flotaban en mi ventana aquel día frío, irremediablemente me trasladó a aquel bosque repleto de pinos, donde aquellos rayos de sol se filtraban apenas por entre sus hojas y me mostraban un camino repleto de piñas y senderos que no iban a ningún lugar.
Mi melancolía me invadió de repente trayendo a mi memoria aquel paseo sin rumbo, pero con aquella certeza de tu presencia ahí, tan presente como aquellos árboles, pero tan ausente como la mismísima soledad.
No puedo olvidar aquel camino solitario, lo recuerdo casi tanto como las caricias de mi niñez, esas que no se olvidan, las que se guardan para siempre, las de aquellas manos arrugadas que solían consolarme en los momentos oportunos.
Ahora solo me consuelan estos libros silenciosos desparramados sobre mi cama, navego entre ellos sin encontrar una historia que me atrape para alejarme de mi mismo, pero no lo logro. Estas aquí entre las sombras de tantas historias leídas, espiándome como quien busca respuestas a mis mentiras, el castigo es tan grande que sólo lo puedo aplacar durmiéndome y esperar a soñarte. Quizás cuando me despierte recuerde aquella sonrisa tan particular, esa que me regalabas de ves en cuando, en aquel bosque donde el sol descansaba en aquellos días de verano.
Desperté y el frío de estas historias desparramadas son testigos de este silencio que no siempre dice la verdad, a veces quiero que nunca se termine la noche, poder soñar que me fui contigo a la Luna y que no exista la palabra nunca.
Siempre quiero que todo sea diferente, que el invierno se convierta en diciembre, zambullirme en el cielo, ahogarme en el aire.
Todo se vuelve preguntas.
Quisiera pedirte regalos anticipadamente, como aquel beso
guardado de despedida en aquel tren que hoy vuelve a mi memoria como si se tratara de una novela romántica leída ayer.

separador

Sombras.

Acurrucado entre un acolchado que pesa cien kilos de nostalgia, no hago otra cosa que imaginar cientos de cosas que pasan por mi cabeza, la necesidad de abrir mis ojos para saber si son realidad hacen el resto. Cuando por fin logro despejarme de todo ese peso acumulado siento por fin el alivio de una noche que resultó demasiada incomoda. No hay nada peor que no poder descansar la cabeza por un instante, no existe pastilla para el olvido cuando uno está dispuesto a recordar.
Cual será el mecanismo que nos lleva irremediablemente a pensar en otros tiempos.
Será la nostalgia?
Quizás de ahí venga nuestra necesidad de acurrucarnos en nuestra mismísima cama, buscando una protección que ya no encontramos.
Quizás en aquellos años en que nos sentíamos desprotegidos corríamos desesperadamente a meternos en aquella vieja cama de hierro que tenía aquel elástico hecho de tiras de metal, sostenido por unos pequeños ganchos con resortes en las puntas que se enganchaban en aquellos costados de mi querida cama, aquellos que sostenían aquel pesado colchón de brocato azul de raso con dibujos búlgaros y botones por todos lados, ese que acariciándolo con el revés de mis uñas me hacían dormir instantáneamente.
En aquellos tiempos todos mis problemas desaparecían tapándome la cabeza con aquella frazada a cuadros de color marrón, cuando me metía debajo de ella todo se volvía calma, ahí soñaba y leía con aquella pequeña linterna de plástico.
En cambio otras tantas veces tuve que recurrir a estar debajo de aquella cama, acurrucándome de mis propios miedos, esperando palizas que tardaban en llegar, esperando el alivio, en forma de abuela y otras tantas veces en forma de perro cariñoso que hacía guardia sin saber a qué peligro nos enfrentábamos.
Hoy todo eso ya no está, los peligros se fueron acrecentando de tal manera que no se solucionan acurrucándose debajo de algún acolchado y ni soñar en esperarlos debajo de alguna cama, sería motivo suficiente para alguna internación espontánea por motivos obvios.
Solo me queda afrontarlos de pie, soñando en que mañana seguramente saldrá el sol y que no hay nada más lindo que poder escribir alguna que otra pequeña historia, aunque los miedos sigan ahí, escondidos detrás de algunas sombras desconocidas por mi.

separador

Dormir...

Hoy necesito develar el misterio de las cintas de raso. Como todos ya sabrán soy una persona medio rara, al menos eso es lo que siempre me dijeron, pues entonces quizás sea cierto.
Un ejemplo es el asunto raro de la cinta.
Quizás habrán leído que cuando yo era mucho más chico que ahora, solía dormirme con una almohada de brocato de seda azul con motivos búlgaros, que iba protegida con una funda casi siempre blanca o celeste almidonada, que hacían de la cama una especie de témpano en aquellos inviernos fríos.
Solo se aplacaban con aquella bolsa de agua caliente que mi ángel de la guarda ponía debajo de aquella primera sabana, para que yo no me quemara los pies.
Aquella vieja almohada tenía en mi, la función de una especie de placebo o algo parecido, pues cuando yo apoyaba el canto de mi uña en aquella tela sedosa indefectiblemente me quedaba dormido.
El tiempo fue pasando y mi famosa almohada desaprecio sin ningún motivo aparente, entonces quede a la deriva del mal dormir, que solo era subsanado con el festón de aquellas sabanas que tenían una especie de hilo sedoso o aquel borde de aquella frazada a cuadros, que estaba bordeada en el frente con una especie de cinta rasada, hasta ahí todo más o menos normal.
Pero...
El tiempo fue pasando y también me abandonó aquella sabana almidonada junto con aquella frazada.
Como iba yo a recuperar mi dormir?
La solución la encontré en un viejo costurero, donde mi madre guardaba cualquier cosa que sirviera para remendar algo, botones, hilos de colores, cueritos para los codos y rodillas y alguna que otra buena tijera, que ni se te pasará por la cabeza agarrar para cortar un simple papel, por que zas!
la ligabas ya que te decían que se desafilaba...
Dentro de todo ese barullo logre encontrar una simple cinta de raso, que seguramente sería para algún vestido de mi hermana o quizás para usarla de vincha, cuando tendría que salir a dar alguna que otra vuelta, lo qué pasó después, es que la robé.
Aquella noche volví a dormir como siempre, aferrado esa ves a aquella cinta que frotaba con mis uñas hasta desmayarme de sueño.
El tiempo fue pasando, fui creciendo ( al menos eso creo ) y ese secreto siguió guardado casi hasta la mismísima adolescencia, mi problema era ahora, la vergüenza.
Ya sabía yo que no podía contarle a alguna novia aquel secreto, que pensarían de mi?
Bueno: aquí tendré que hacer un paréntesis para contarles que yo en mis sitas amorosa escondía aquella cinta en mi bolsillo y que cuando estaba por declararme quizás a alguna chica, disimuladamente frotaba aquella cinta guardada en mi pantalón, pues eso me daba cierta tranquilidad.
Al cabo de un tiempo y casi por casualidad me encontré por primera ves desnudo junto a una chica y lo primero que vino a mi mente recuerdo que fue esto: "como voy a hacer para estar en una cama sin mi cinta"
Lo gracioso de todo esto, fue que después de aquellos besos apasionados y demás detalles que no pienso contar, descubrí mi primer cuello de mujer semi desnudo, recorrí con la mirada aquella bella espalda sin poder creer lo que veía, hasta que vi aquel bretel de seda azul tipo jeans de aquel corpiño nuevo, con pespuntes amarillos, después de acariciarlo con el revés de mi uña, supe al instante que había resuelto el problema casi sin darme cuenta.
El tiempo siguió pasando, igual que mis conquistas.
Mucho después me case y aparecieron algunas que otra sobrinas que hoy ya no veo por esas cosas de las separaciones, me las traían para hacerlas dormir como si yo fuera un mano Santa y que gracias a aquel viejo truco de la cinta lograba casi al instante.
La vida siguió pasando igual que las personas y si alguno me
llegarán a preguntar si hoy todavía necesito alguna cinta para dormir les puedo decir con seguridad que no.
Pero desde que tengo memoria tengo una siempre conmigo, por las dudas, uno nunca sabe en qué momento volverá el sueño...

separador

Mi primera ves de verdad.

Seguramente todos recordamos cómo fue nuestra primera ves, muchas veces mentimos o exageramos lo sucedido, pero pocas veces decimos la verdad, al menos eso creo.
Yo contaré la mía, estaba muy enamorado de alguien y creo que los acontecimientos se fueron dando de una manera casi natural, el solo mirarnos decía más que todo el resto y como cualquier adolescente de esa edad, hacía creer a su amada que lo sabía todo, cuando en realidad la única certeza que tenía de aquello, era algún intento fallido anteriormente o alguna charla con amigos.
Ahora a decir verdad estaba repleto de miedos y preguntas.No sabía en realidad ni cómo decírselo a ella.
Quizá aquellos besos apasionados en aquel pasillo interminable fue la excusa que necesitábamos para aquel encuentro inolvidable, la puerta de aquella casa era testigo de nuestra pasión. Aquella mentira inevitable a tus padres fue para esa época, el peor de nuestros pecados y así lo vivíamos.
Pero como olvidarme de aquel cuerpo desnudo visto por primera ves, cómo describir la sensación aquella de estar juntos en una misma cama. Lo qué pasó después no tiene sentido contarlo ya que es parte de nuestro secreto.
Ese qué tanto costó guardar ante el interrogatorio diario de aquellos amigos de la infancia.
Hoy muchos años después me siento orgulloso de haber guardado aquel momento, seguramente algunos sospecharía algo, pero nunca salió de mi boca una sola palabra de aquel secreto, quizás el más guardado de todos, el de nuestra primera ves.

separador

Receta.

Cómo convertir una mala noticia, en algo positivo.
Primeramente juntamos todos los ingredientes ( malas noticias ) en nuestro cerebro y tratamos de procesarlos, luego de esto tomaremos una pizca de optimismo ( si no lo tenemos a mano recurriremos a la fe ) y se lo agregaremos muy lentamente a nuestro problema en cuestión, luego de un tiempo no muy prolongado de cocción mental veremos que el problema que tenemos sobre la mesa se a convertido quizás en algo difícil de digerir (aquí vale aclarar que no sé nada de cocina, pero soy un experto en soluciones simples) luego de masticarlo varias veces nos daremos cuenta que quizás lo que parece muy duro casi imposible de tragar, es solo un bocado más.
La cuestión mental jugará un factor preponderante en nuestra digestión y tendremos que comernos el problema aunque este no sea de nuestro agrado, pues lamentablemente muchas veces la vida está llena de ingredientes fuera de temporada y tendremos que solucionarlos con lo que tenemos a mano.
En fin, el optimismo será la sal que condimente nuestra comida diaria ( problemas ) muchas veces cometeremos el error de agregarle demasiada y a veces es necesario no abusarse, lo digo por experiencia propia.

separador

Sitios olvidados.

Soñaba que paseaba por mi mente, tan desobediente de mi como suele serlo, recuerdos que me llevaba a sitios olvidados en un abrir y cerrar de ojos, mientras mi boca se paseaba por otras bocas sin decir siquiera una sola palabra.
Mi cuerpo mientras tanto se retorcían en pasiones que se entremezclan en un río de brazos y piernas que no me dejan respirar, mientras mis oídos no reconocían aquellas voces que parecían tan lejanas, mi sudor empapaban las sabanas a pesar del frío invierno y mis huesos pedían a gritos una simple caricia para mitigar ese dolor interno que me hacia tanto daño.
Solo se que desperté de repente sin saber bien en donde estaba, con el cansancio acumulado, abrumado y más dolorido que antes.
Mi cabeza se debatía en un ir y venir, repleta de preguntas sin respuestas.
A que vienen hoy a mi si no puedo contestar ninguna?
Me incorporé entre sombras tratando de no llevarme ninguna por delante, caminando a tientas como suelen hacerlo los hombre viejos gastados por el tiempo, esos que dudan en sus pasos por miedo a tropezar y caer en el abismo del olvido; Una pequeña luz que se filtraba tras el pequeño pasillo me indicó la llegada a mi destino, mi mano buscaba desesperadamente aquella tecla que podría descifrar aquel enigma, dependía de ella para saber si estaba vivo o no, cuando la encontré no dude en apretarla pues las cartas ya estaban echadas.
Una repentina ceguera momentánea hizo que mis ojos se esforzaran por ver, y ahí estaba lo que nunca se había movido. Cuando vi mi rostro reflejado en aquel espejo, solo atine a acomodar mi pelo y mojar mi cara para corroborar si todo aquello era cierto, o solo se trataba de un simple sueño.
Volví a apretar aquella tecla y la oscuridad volvió a envolverme de una forma extraña.
El camino de vuelta a aquella cama duró mucho más de lo debido, volví a recostarme y la humedad de las sabanas me recordaron lo que había pasado, solo era un sueño.
Volví a intentar cerrar mis ojos para ver si podía retomar esas imágenes pero me fue imposible, todo se volvió borroso como si mis pensamientos estuvieran envueltos en un mar de niebla.
Me fui apagando lentamente hasta quedar completamente en blanco y fue ahí donde me quedé.
La mañana estaba cerca y era hora de despertarse definitivamente, no había oportunidad de seguir ahí, me levante y me dirigí a la ducha y ahí me di cuenta que ese camino lo conocía de memoria, solo se trataba de mi rutina diaria.
Mientras el agua de la ducha caía sobre mi cabeza, mis ojos permanecieron cerrados, como aceptando esas caricias tibias que se derramaban por mi cuerpo, cuando por fin logré entornar mi mirada, supe que estaba vivo y agradecí a Dios este nuevo día.

separador

Una vuelta más.

Como quien se suelta de una vieja calesita en movimiento mi cabeza siguió girando, sin darse cuenta que ya no estaba ahí, acabo de huir de todo pensamiento para echarme a volar sin que ella se percate de lo sucedido.
El recuerdo de aquella imagen tan nítida de aquella plaza solitaria a la que cada tanto me llevaban a pasear, se instala en mi presente y puedo oír hasta aquellas melodías cantadas por aquellos payasos vestidos con remerones gigantes de color rojo, que me hacen tararear canciones olvidadas que por arte de magia vuelven a mi boca.
Donde quedó aquella inocencia de viajes giratorios en busca de aquel premio llamado sortija, que me regalaba una vuelta extra?
Todavía está en mi memoria aquel viejo boleto apretado en mi mano esperando que aquel hombre de pelo blanco los fuera pidiendo uno a uno, hasta completar la ronda y así bajarse en pleno movimiento de aquella calesita gastada por el tiempo. Todavía hacía falta darle un pequeño empujón para dar comienzo a aquella nueva aventura, donde los caballos de distintos colores subían y bajaban al compás de aquella música, donde aquel avión blanco tan deseado me hacía esperar alguna que otra ves de más, sabiendo que quizás yo lo pilotease si llegaba a subirme rápidamente a el, o aquel otro coche inmóvil de color azul con cuatro volantes que muchas veces tenía que compartir con chicos desconocido por mi hasta ese momento.
Era el tiempo de aquella abuela cariñosa, esa que se quedaba sentada en aquel viejo banco de madera con su bolsa de mandados y aquel monedero mágico de color negro de dónde siempre salía aquella moneda mágica que cumplía mis deseos. Recuerdo verla ahí esperando pacientemente cada giro de aquella vieja calesita levantando su mano en forma de saludo, como despidiendo aviones verdaderos repletos de gente que seguramente no imaginaria, a dónde podrían ir.
Pero lo repetía casi siempre, como asegurándose la partida de aquellos desconocidos y así presenciar mi vuelo solitario en aquel viejo avión de chapa que no despegaba jamás y así poder asegurarse de que no sufriese aquel tan temido miedo del abandono.
Quizás ya sea tarde no lo sé, pero les puedo asegurar que no me iré de esta vida sin volver a sentir esa sensación nuevamente.

separador

Detrás de mi sombra.

Cuantas veces me habrán preguntado si no siento miedo?
La verdad a esta altura siento que no, que ya me acostumbré a esta rutina, hoy entraré nuevamente en otra cirugía más y la verdad ya casi me parece una humorada, quizás soy un poco inconsciente, no sé si eso estará bien o mal, pero es lo que a mi me sucede.
La única bronca que tengo es que siempre caen los lunes y yo ese día soy feliz jugando al fútbol, el solo hecho de pensar que no puedo ir a divertirme un rato, ya me enoja demasiado y en un mes y medio ya falte varias veces.
Cuando estoy haciéndome algún estudio, en lo único que pienso es como acomodar el calendario para que todo cuadre perfectamente, cosa que ya es un problema.
Ahora solo resta pensar en estar relajado, de esa manera se que todo terminará más rápido.
Con el paso de los años me di cuenta que de nada nada sirve ponerse nervioso cuando uno está en otras manos, lo único que podría contar es que uno tiene que confiar, creo que ese es el secreto de estar tranquilo.
El miedo en mi, se representa en forma de incertidumbre, no saber en qué momento se podría despertar la mujer del horóscopo me hace dudar demasiado.
Preferiría mil veces la certeza de saber en qué instante esto volvería a ocurrir, de esa manera estaría mejor preparado y resolvería antes muchos sueños pendientes.
A veces siento que soy un inquilino del mismísimo Vulcano y para colmo nunca se de que humor despertara este muchacho.
Pero como se prepara uno para lo que no sabe?
Ahí quizás radica mi pregunta.
A esta altura los médicos ya no me preocupan demasiado, hago lo que me dicen y listo, me molesta más el tiempo que pierdo con ellos que todo lo otro.
En el fondo se que son días que no recuperaré más, que quizás me estoy perdiendo algo que ni conozco, y ahí me agarra la ansiedad de querer hacer todo junto.
Esto no pretende ser un lamento, una queja ni nada que se le parezca, es quizás una forma de descargar lo que me está pasando, a veces preferiría poder contarles otras historias más bonitas que está, pero hoy sólo pude hablar de mis miedos, esos que se esconden detrás de mi sombra.

separador

Secreto revelado.

Calladita tras la puerta de madera espero que mi abuela se duerma, trato de ser lo más sigilosa posible, cualquier sonido o un simple susurro haría que se despierte, la espío por el agujerito de la cerradura para asegurarme que duerme, abro el picaporte muy suavemente pero no puedo evitar que la puerta chille, me bebo todo el aire que pueden entrar en mis pulmones y voy despacito, una extraña calma hay en la habitación, solo se rompe cuando doy algunos pasos sobre el viejo piso de madera, la abuela se da vuelta repentinamente y entro en pánico no sé si volverme o seguir, la inquietud me domina tomo valor y sigo, me percato de tener la llave que anteriormente saqué de la mesita de luz cuando nadie me veía, me acerco lentamente al cristalero meto la llave y le doy un empujoncito hacia arriba, misión cumplida la puerta está abierta, me acerco a la caramelera de cristal y lleno mis bolsillos todo lo que puedo de caramelos SUCHARD, qué aunque no me gustan son mejor que nada, despacito me voy cierro la puerta tratando de evitar el ruido que hace; ahora ya puedo respirar, la abuela que antes estaba inmóvil ahora me mira y dice: dormiste bien? le contesto que sí mientras escondo el caramelo bajo la lengua, la abuela me vuelve a mirar y dice ahora te hago la leche...

separador

Hablando de vidas...

Seguramente esto que escriba no sea del agrado de muchos que hoy celebran victorias o sufren derrotas, pero necesito aclarar mi postura sobre la vida.
Para mi desgracia alguna ves tuve la desdicha de tener que sostener la manito de una beba hasta que dejara de respirar y otras veces me quede sentado hasta el suspiro final de alguien muy querido lo cual no es nada agradable, vi sufrir a un hermano hasta verlo desaparecer muy joven por culpa de la droga sin poder hacer casi nada y ni que hablar del maldito cancer que consumió a mi vieja hasta el punto de no reconocerme siquiera al verme, por ende el respeto que tengo hacia la vida es demasiado grande.
Cuando leo ciertas opiniones diversas sobre ciertos asuntos muchas veces me llamo a silencio, pues no quiero entrar en discusiones baratas repletas de ideologías ni de un lado ni del otro, solo se que amo la vida y lucho por ella hasta el último suspiro. Así que muchachos/as cuiden el bien más preciado que la vida nos regalo y no sean tan superficiales, recorran un poco los hospitales, los asilos de ancianos y hasta el mismísimo manicomio, sin banderías políticas, solo con un poquito de humanidad y verán que quizás muchos tendrían que llamarse a silencio, por respeto digo...

separador

Respuestas.

Me encontraba solo pensando quién sabe que cosa, de repente
quizás por buscar en algún sitio equivocados algún momento, me descubrí contando lo que tanto me atormentaba o mejor dicho cuáles eran mis miedos, donde habían quedado mis sueños, en fin.
Que había pasado con esas personas tan importantes que me acompañaron en mi vida. De tanto buscar y buscar, apareció un personaje de la mismísima nada, un pequeño bosquejo, acompañado de su sombra que hicieron reaparecer recuerdos, ese garabato inicial fue quien de alguna manera empezaba a descubrir mi esencia, él era quien podría narrar lo que yo ocultaba.
El verdadero Claudio aparecía ahora como una simple caricatura animada, después de muchísimos años, podría narrar alguna que otra historia olvidada.
Quizás él, podría decir de algún modo lo que el otro no se animaba, cosas tan simples como un te extraño, o un simple te quiero. Yo siempre preferí quedarme callado junto a mi inseparable sombra, esperando aquel milagro que no aparecería nunca, ese que tanto buscaba.
Pero como sentir o abrazar si nunca me lo habían enseñado?
No recuerdo haber abrazado a mis padres o besarlos, siempre existió entre yo y ellos una especie de pared invisible que no permitía acercárseles mucho.
Mi infancia fue hermosa, repleta de seres extraordinarios que nunca me hicieron faltar nada, pero quizás se olvidaron de algo importante y ese algo es lo que hoy me falta.
Cómo reparar aquel faltante si las pocas veces que intenté hacerlo siempre termine lastimado.
Será por eso que parezco un especie de perro abandonado?
Me cuesta demostrar afecto, tengo ese miedo al olvido que suelen tener las personas raras.
Así es mi vida, un montón de hechos relatados de distintas maneras, casi un laberinto sin salida donde lo único importante es poder contarlo, sacármelo de encima ya que es demasiado peso para un cuerpo que se va desgastado con el tiempo y que ya no tiene ganas de escucharme.
Quizás pase demasiado tiempo tratando de escaparme de mi mismo, buscando soluciones en silencios eternos, o esperando aprobaciones de personas que solo me dirían lo que tendría que hacer.
Al final de tanto lío me di cuenta que en el problema estaba la clave de este dilema y al final de cuentas a quien le iba importar.
Se trataba de mi y eso solo podría descifrarlo yo o mejor dicho él.

separador

Una simple flor.

Conversando con una amiga de las cosas que pasan me hizo un comentario que me dejó pensando. Estamos así desde que dejamos de sepultar a los muertos, el comentario se fue profundizando e intercambiamos opiniones, hasta que le pedí que me lo argumentará ya que estaba muy cerca de su idea.
Simple respondió, no hace tanto tiempo cuando alguien moría la familia, los amigos y hasta los conocidos hacían una especie de homenaje a esa persona, se la velaba luego se la enterraba y se la lloraba, luego cada fin de semana se la iba a visitar llevándoles un pequeño ramo de flores, como marcando nuestra presencia ahí, como otros tantos días.
Aunque parezca anticuado, eso hacía que la familia estuviera más o menos unidas a pesar de las desavenencias que podrían haber tenido, ya que los que no estaba se merecía un respeto. Hoy en cambio todo cambio, no hay tiempo para los que nos trajeron al mundo o a los que nos enseñaron algo, usamos la excusa del tiempo o del gasto inútil que eso requiere, los cremamos y listo, no hay momentos para más, solo serán un montón de cenizas de lo que antes fuera tan importante, ya no tendremos tiempos de visitarlos en algún cementerio pues diremos que aquellas personas que tanto queríamos ya no está ahí. Pero resulta ser que toda esa tragedia que vivimos aquel día, ese en el que nuestro ser querido había partido, nos había juntado a casi a todos otra ves alrededor como si se tratara de una mesa de Navidad o algún fin de semana más.
Después de aquella charla volví a entender por qué necesitaba cada tanto visitar a los míos, ya no había mesas los fines de semana y las navidades solían estar vaciad, el tiempo es algo relativo alguna ves dijo alguien y bien vale perderlo con los que alguna ves fueron parte de nuestra vida.
Después de dejar aquel ramito de flores me sentí mejor, más acompañado.